Fuente:
Amor a Lima. Valses nobles y sentimentales
Felipe Buendía
Lima : Biblioteca Nacional : Fondo Editorial, 1995, p. 9
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Amor a Lima. Valses nobles y sentimentales
Felipe Buendía
Lima : Biblioteca Nacional : Fondo Editorial, 1995, p. 9
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Valses nobles y sentimentales
Los trovadores pobres inventaron el vals, con su voz humana y nasal, pasando no la aguja por la tela, sino el telar por la aguja.
Ya que la naturaleza no tiene demasiado ingenio en nuestras desiertas colinas, en Lima su verdor y su penumbra hacen la menuda fantasía de un valle que en vano intenta ser agreste. El trovador popular reprochó la monotonía de la esclavitud transformando España con sus dedos cetrinos.
La inspiración del plebeyo ha sobrepasado (tanto en cursilería como en genialidad) la expresión directa de las empresas del poeta culto.
El vals se acunó en las luminosas bellezas macabras de nuestras radas secas. Reflejó la quimera de la ciudad de quincha y luna cornúpeta. El vals criollo es un mejunje de la jota, el fandango, la farruca y la rondalla de estudiantes. Acomodó al sufrimiento, las esperanzas, el placer y la expectativa en una elegía que tomó prestado[s] los valores de la polka, la mazurca y la contradanza de los salones; las orejas del zambo y el cholo, avisparon su corazón ávido de quimeras, en la ciudad mitomaniaca en que no llueve. El espejismo, el anhelo del vals y su barcarola habanera se mestizaron con las zarzuelas. Y así nació la canción irrefrenable en los callejones de Malambo y los solares del Naranjo.
Música prohibida por espuria de emociones que el blancoide despreció al principio pero acabó por admitir en "los austeros salones principescos de espejos biselados". El vals es, pues, la luna de un Ramadán entre cristiano y panteísta.
Música prohibida por espuria de emociones que el blancoide despreció al principio pero acabó por admitir en "los austeros salones principescos de espejos biselados". El vals es, pues, la luna de un Ramadán entre cristiano y panteísta.
Un sancochado de ritmos andaluces, aragoneses, polacos y vieneses, luego afrancesado, aindiado, y argentinizado. Modoso y pespunteado en las cuerdas altas y bajas, el introito de un vals es todo un titubeo que de pronto, en octavas de piano desafinado o guitarra templada en acordes restallantes, despierta en el alma un escenario noble, afligido pero triunfal. Se desata el comienzo de un tema que se desarrolla pujante, a crearnos en el corazón todo un mundo de ilusiones, con poder descriptivo, llorón pero inapelable.
¡Ah, si los poetas de hoy tuviesen el poder de decir las cosas como las dice el vals! Si pudieran afrontar el amor y sus misterios, si abordasen los temas fundamentales de la vida con el denuedo delicado, con la gracia amenazadora de un vals de serenata o de alegría, pues no gastarían palabras en ditirambos panfletarios comprometidos. Nuestros grandes poetas, Vallejo, Martín Adán, Eguren y César Moro son pasibles de valsificar. Todo Vallejo es un gran vals criollo que pide música de algún genio escondido.
[sigue …]
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Video
Interpretan: Alfredo Leturia y Julio "Chavo" Velásquez
LP "Evocación Criolla" (1987), grabado por el aniversario del Centro Musical Felipe Pinglo
Este vals de la Guardia Vieja trata una temática distinta a lo romántico, tan recurrente en el vals criollo; es una letra tremenda. Coincide en algunos versos, con el yaraví Madre querida que cantan los Hermanos Portugal de Arequipa
Subido por CD L
Penitenciería de Lima,
de calicanto y ladrillo.
Donde se amansan los guapos,
y lloran los afligidos.
Madre para qué tuviste,
a un hijo tan desgraciado.
Que en los primeros pañales,
lo hubieras amortajado.
Pobre mi madre querida,
cuántos disgustos le he dado.
Llorando muy afligida,
en un rincón la he encontrado.
Cuando vayas al panteón
anda vestida de luto.
Con un pañuelo en la mano,
para que llores mis culpas.
Razón tenía mi madre,
cuando me dijo llorando.
Por ser tan desobediente,
todita la estás pagando.
Ay, pobre mi madre querida.
Amelia
Autor: Felipe Pinglo Alva (su primer vals, 1917)
Interpretan: Las hermanas Avilés
Subido por Ricardo Scaglia Avilés
En medio del bosque su base levanta,
una linda choza al pie de un arroyo,
ahí vive mi amelia, mi anhelo, mi amada,
¡todita mi dicha y todo mi tesoro!
Ella nunca quiso ni idolatró a nadie,
su alma casta y pura, no manchó el amor,
una tarde al verme llorando en el bosque,
sintió mucha pena y su amor me ofreció
¡Bendita tu seas, hada de los bosques!
diosa del martirio, bello ángel de amor;
hoy qué tú me amas, tu nombre tan puro
grabaré yo Amelia, en mi corazón
Murió el maestro
Autor: Pedro Espinel (1936)
Interpretan: Dúo Leturia y Velásquez (Alfredo Leturia y Gustavo "El Chavo" Velásquez)
subido por: jose2385
Cubierto de crespones
inclinan sus guitarras
los bohemios de hoy
y con profunda pena
ahogan sus acordes
los de ayer también
Es que no pueden ya
no crean que es fingir
de qué vale ocultar,
que es muy grande el dolor
que agita el interior
del humano sentir
Los fúnebres heraldos
dan a conocer
la desaparición
de quien fuera en otrora
el genial intérprete
de nuestras canciones
De meritorio saber
de honda inspiración
de su capacidad
se enorgullece ya
el folclore nacional
¡Murió el Maestro sin par!
hoy por tí ha de llorar
la bohemia criolla,
de luto están las guitarras
¡todo es tristeza y dolor!
A la necrópolis va,
en sentida expresión
numeroso cortejo
Dispútanse el ataúd
todos quieren cargar
al Maestro que fué
Dispútanse el ataúd
todos quieren cargar
al Felipe que fue
La ciencia fue impotente
para salvar la vida
de este ser genial
la muerte injustamente
lo obligó para ello,
haciéndolo inmortal
Pues su consagración
que en vida tuvo él
por su gran actuación,
le conquistó un sitial
rodeado de esplendor
en la inmortalidad
Felipe Pinglo Alva
el genial criollo
de muestra tradición
que en otrora nos brindara
el caudal inmenso
de sus producciones
Con su muerte nos dejó
gran vacío porque es
imposible encontrar
otro Felipe igual
al Maestro sin par
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Enlace
Una entrega de "Alma, corazón y vida": Flores para Adrián - Manuel Acosta Ojeda
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