ultima revisión: 29 jul. 2014
El pampapiano tiene una historia entrañable: un pequeño organillo portátil de origen europeo que llega en la colonia temprana para servir a la catequización de los pobladores quechuas en las comunidades más alejadas, y que va siendo descartado por los sacristanes a medida que llegaban armonios y órganos, con mayores registros. Arrinconados en las sacristías de las iglesias, estos pequeños melodios portátiles de madera (con fuelles a pedal) son recogidos por los pobladores de la zona que se resisten a prescindir de ellos a la hora de realizar sus fiestas religiosas. Según Jorge Ñúñez del Prado, a partir de ello se convertirían en instrumentos "que ya no entraban a la Iglesia", en pianos de pampa, en pianos del pueblo, que quechuizados, resultaron en llamarse pampapianos. La huella de los primeros evangelizadores (S. XVI y XVII), más allá de sus sombras, quedó indeleble en ellos.
Don Jorge -que bien parece uno de esos sacristanes españoles que viajaban incansables en tiempos pretéritos, con su pampapiano a lomo de mula, para difundir la fé- dice que es el último pampapianista, pero menciona que las Ch'ayñas* de San Jerónimo tocan aún el melodio. Afortunadamente no es exacto, pues existen aún algunos otros pampapianistas como Modesto Cuba , Esteban Tupa Lavilla, Amos Lucana Valderrama y Don Ricardo Castro Pinto. También está la señora Beatriz Usca Vda. de Romero, quien interpreta el pampapiano desde 1946, pero que lamentablemente lo ha cambiado recientemente por un teclado electrónico. A pesar de todo aún es tiempo de hacer que este instrumento sea salvado del olvido por segunda vez, como sucedió en la Colonia.
En el "Mapa de instrumentos musicales de uso popular en el Perú" se considera al pampapiano como sinónimo de melodio, es decir, que son la misma cosa. Se especifica que la denominación pampapiano surge y se usa en el Cusco, sin dejar de usar la denominación melodio. De ello se puede inferir que pampapiano se pronuncia más en los pueblos rurales, mientras melodio (su nombre original europeo) se pronuncia más en las zonas urbanas.
El pampapiano tiene una historia entrañable: un pequeño organillo portátil de origen europeo que llega en la colonia temprana para servir a la catequización de los pobladores quechuas en las comunidades más alejadas, y que va siendo descartado por los sacristanes a medida que llegaban armonios y órganos, con mayores registros. Arrinconados en las sacristías de las iglesias, estos pequeños melodios portátiles de madera (con fuelles a pedal) son recogidos por los pobladores de la zona que se resisten a prescindir de ellos a la hora de realizar sus fiestas religiosas. Según Jorge Ñúñez del Prado, a partir de ello se convertirían en instrumentos "que ya no entraban a la Iglesia", en pianos de pampa, en pianos del pueblo, que quechuizados, resultaron en llamarse pampapianos. La huella de los primeros evangelizadores (S. XVI y XVII), más allá de sus sombras, quedó indeleble en ellos.
Don Jorge -que bien parece uno de esos sacristanes españoles que viajaban incansables en tiempos pretéritos, con su pampapiano a lomo de mula, para difundir la fé- dice que es el último pampapianista, pero menciona que las Ch'ayñas* de San Jerónimo tocan aún el melodio. Afortunadamente no es exacto, pues existen aún algunos otros pampapianistas como Modesto Cuba , Esteban Tupa Lavilla, Amos Lucana Valderrama y Don Ricardo Castro Pinto. También está la señora Beatriz Usca Vda. de Romero, quien interpreta el pampapiano desde 1946, pero que lamentablemente lo ha cambiado recientemente por un teclado electrónico. A pesar de todo aún es tiempo de hacer que este instrumento sea salvado del olvido por segunda vez, como sucedió en la Colonia.
En el "Mapa de instrumentos musicales de uso popular en el Perú" se considera al pampapiano como sinónimo de melodio, es decir, que son la misma cosa. Se especifica que la denominación pampapiano surge y se usa en el Cusco, sin dejar de usar la denominación melodio. De ello se puede inferir que pampapiano se pronuncia más en los pueblos rurales, mientras melodio (su nombre original europeo) se pronuncia más en las zonas urbanas.
- Pampa Piano o Melodio: Es el armonio portátil que se utiliza en las iglesias y que ha sido sacado de su uso exclusivo en el culto religioso para incorporarlo a los conjuntos populares en algunos lugares el Perú./ En la región del Cusco se le conoce con el nombre de Pampa piano o Melodio, mientras que en Amazonas, San Martín y Ayacucho sólo usa el nombre de Melodio. En estos últimos sitios se usa casi exclusivamente en las iglesias.Ubicación geográfica: Amazonas (Bongará, Chachapoyas, Luya, Rodríguez de Mendoza), Ayacucho (Huamanga), Cusco (Anta, Calca, Canchis, Cusco, Paucartambo, Quispicanchis, Urubamba), Huánuco (Huamalíes, San Martín, Moyobamba)
("Mapa de instrumentos musicales de uso popular en el Perú. Clasificación y ubicación geográfica" de César Bolaños, Fernando García y Alida Salazar. Lima : INC. 1978, p. 176)
- música profana indígena (cashuas, harawis en quechua)
- música profana, mestiza y señorial (huaynos, marineras, yaravíes, en castellano o quechuañol)
- musica litúrgica (en quechua y español). El ejemplo más destacado es el de las Cantoras Ch´ayñas de la Catedral del Cusco, quienes en Lunes Santo le cantan en quechua al Taytacha Señor de los Temblores (la advocación más importante de la ciudad), que encarna a la vez al Apu Yaya; en este caso el pampapiano se complementa con arpa, violín y quena. Los villancicos populares de Navidad (en género huayno) también se acompañan con pampapiano y frecuentemente también, con acordeón.
ejemplo de uso del pampapiano en una fiesta popular cusqueña (profana), acompañando parejas que bailan marinera
Apunte de Mariano Fuentes Lira
(En: Cusco. Matices y colores. Cusco : Municipalidad del Cusco, 2014)
Apunte de Mariano Fuentes Lira
(En: Cusco. Matices y colores. Cusco : Municipalidad del Cusco, 2014)
Como está señalado, es en la música litúrgica donde el pampapiano inicia su ya largo periplo histórico y a partir de allí se populariza y proyecta con el tiempo al ámbito profano.
Recordemos que las canciones de culto en quechua fueron promovidas por la Iglesia Católica desde inicios de la época colonial, y normadas formalmente después del Tercer Concilio Limense (1883). Las instrucciones limenses, impartidas desde la cultura letrada, se instalaron profundamente en la tradición popular oral, la cual persiste hasta hoy, no sin lógicos cambios o evoluciones. Según Alan Durston (2010), los principales himnos católicos quechuas que se conservan en la cultura viva actual (Apuyaya Jesucristo, Qollanan María, Haku mamay puririsun, etcétera) tienen antecedentes tipológicos que se remontan a lo sumo a fines del siglo XVIII, y el registro textual de esta tradición oral popular (sean impresos o manuscritos, hechos principalmente por curas de indios y maestros de capilla) no aparece con claridad antes de mediados del siglo XIX.
José María Arguedas (Himnos católicos cuzqueños - rev. Folklore Americano. Lima, N° 3 Año II, 1955), uno de los pocos autores interesados en este tema, trabajó con las colecciones de Jorge A. Lira y J.M.B. Farfán , refiriendo la existencia de un importante manuscrito anterior, de 123 páginas, firmado por Segundo P. Oblitas. El padre Jorge Lira también publicó trabajos al respecto. En años recientes Enrique Pilco, Geoffrey Baker y Alan Durston han sumado sus investigaciones en este importante tema.
El padre Lira decía que el Apuyaya era el himno más extendido en el mundo quechua católico. Este himno se ha cantado y aún se canta al menos en Ancash, Huánuco, Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Huancavelica, Cusco, y en cada sitio ha desarrollado matices específicos. En el caso del Cusco, hay registradas al menos dos versiones.
//marcela cornejo
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* Ch`ayña significa jilgeroTestimonio de Jorge Nuñez del Prado sobre el pampapiano
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