La música ha sido parte integral de la vida cotidiana y ceremonial en el antiguo Perú, esencial en las celebraciones no sólo político-religiosas sino en las labores productivas (agro-ganaderas principalmente) y en los eventos de entretenimiento. Las canciones servían para contar y rememorar los mitos y la historia del pueblo, para dibujar con melodías las representaciones del mundo circundante. En todo este mare magnum del cual sólo podemos atisbar fragmentos, el desarrollo técnico y estético de los instrumentos es sólo uno de los capítulos, y los instrumentos de percusión, parte importante del mismo. Gracias a las piezas rescatadas en el trabajo arqueológico (las que han sobrevivido mejor son las de cerámica, metal y piedra), se evidencia el desarrollo altamente especializado de la organología musical en las culturas pre-incas e inca, no sólo de los instrumentos de viento o de los idiófonos, sino de los de percusión. Lamentablemente, en el caso de la gran cantidad de piezas que se encuentran en museos del extranjero, éstas carecen de la insustituible información del contexto en que se hallaban antes de ser huaqueadas.
Por ejemplo, algunos siglos antes de la era cristiana se desarrollaron en las culturas de la costa centro-sur unos tambores de cerámica con cavidad central a manera de cámara de resonancia. Las imágenes de las dos piezas que se muestran aquí son de la base de datos del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (MET). Lamentablemente la primera no tiene imágenes de las partes lateral y posterior. Ambas se muestran volcadas encima de la boca, sobre la cual debía ir una piel estirada para proporcionar la superficie percutible. Debían volverse y llevarse bajo el brazo al momento de la ejecución. Por su belleza y riqueza semiótica, aparte del rol ritual cumplían probablemente funciones decorativas y de representación de estatus.
//m.cornejo
1.- Tambor de cerámica pintada. Paracas. S. I a II A.C.
Altura: 38 cm. Colección en el MET: The Michael C. Rockefeller Memorial Collection, legado por Nelson A. Rockefeller, 1979 (1979.206.1097)
En este ejemplo notable, que aún conserva gran parte de la pintura de resina original, se representa el cuerpo de una figura humana; los brazos delgados y doblados, se proyectan sobre el abultado cuerpo hueco. Figuras de ondeantes serpientes confluyen en la abultada cintura; rodean el tambor, denotando probablemente una conexión sobrenatural. La cabeza es de forma ovoide, presenta un rostro pintado con trazos simétricos, tiene ojos ligeramente saltones, y se ven nítidamente las orejas, la nariz y la boca.
2. Tambor de cerámica pintada. Nasca. S. I A.C.
Altura: 45.1 cm. Colección en el MET: The Michael C. Rockefeller Memorial Collection, donación de Mr. and Mrs. Raymond Wielgus, 1964 (1978.412.111)
El cuerpo de este tambor está decorado con un ser mítico; según la ficha del MET, en el rostro se ven los ojos decorados como figuras de ballenas asesinas u orcas, el depredador más grande del mar de la región, figura muy respetada en toda la costa del Perú. Cada mano porta una herramienta y las piernas están recogidas debajo. Se vé como un tocado o pelo anudado en la frente. En la parte posterior, el pelo es representado como serpientes.
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Vuelven a usar instrumentos musicales del pueblo nasca (nov. 2009)
Ensayo sobre la música nazca - Andrés Sas