Ruraq Maki es un proyecto del INC (hoy sustituido por el Ministerio de Cultura) de revaloración y promoción del arte popular del Perú, que hace años organiza una feria anual en el Museo de la Nación en el mes de diciembre. No se trata sólo del juguete o del obsequio para dar al ser querido en Navidad, sino de la lección de vida de quien lo hizo. Vale la pena visitar este canal y regalarse el gozo de ver todos los videos. El de Flaviano Gonzáles es uno de los que más me ha gustado, por eso va transcrito (en este como en otros videos de la serie, se oyen con cierta frecuencia los minuets de Pedro Ximenes Abril, por Javier Echecopar).
//m.c.d.
Flaviano Gonzáles
Tallador en madera de Junín
Video realizado por el INC en el 2010
subido por filmperu
Esto lo tengo por herencia, veía cómo mi papa tallaba las piezas... para mi ha sido fácil desde muy pequeño, entrar (en este arte); ya tenía aptitud para agarrar la herramienta y empezar a trabajar con la madera.
Somos seis hermanos en la casa y al tener esta herencia... no nos es problema esto, uno de repente ayudando con el lijado, mi hermana con la pintura, con el pintado, y nosotros varones con el tallado en sí. Empecé tallando cosas pequeñas, siguiendo la usanza de Molinos, me refiero a la fauna de acá, que se hacía todo tipo de aves por decirle...
Al no ser mucho problema tener conocimiento del uso de las herramientas, yo empecé a hacer juguetes. Todos pintados con anilina. Para el mercado local, se puede decir. El mercado inmediato es Jauja que no dista nada de Molinos, y también los domingos a Huancayo, a la feria municipal de Huancayo.
Mi mamá, Marcela Rojas, también se puede decir que es una pionera de este arte, seguidor(a) de los trabajos de mi papá, así es, es su brazo derecho como se dice. Ella pintaba los juguetes, les pasaba la lija, la lija gruesa, la lija fina, para una buena presentación de las cucharas, los cucharones... los banquitos cabeza (de) toro, los gallos, que se aprovechaba (hacer) de las ramas de los árboles...
El aliso es la madera preponderante de acá de la zona, existe en todas las quebradas, entonces para nosotros es fácil cortar un árbol y tener mucho trabajo ya, de repente capaz para un par meses. Después el quinual, hacemos también del quinual algunas tallas... o simplemente nos adecuamos a la forma de las ramas para hacer por ejemplo los bastones, u otra cosa así, que salga del momento. Hay otra madera que le decimos chaccha, que crece ya un poquito en las quebradas; tiene una bonita coloración, es un color rojo... igual, hacemos cucharas de ahí que al secar se vuelven bien duras.
El público ya sabe que en Molinos se reproducen las máscaras que se usan en el valle. Las máscaras antiguas un poco que ya se están deteriorandose (vienen y) aquí se reproducen las máscaras, como los shapis, las máscaras de los huacones, de los negritos, de los auquines, y algunas veces viene gente de lejos. De Ancash, hemos hecho máscaras de Ancash, de algunos bailes de allá.
Ese banco cabeza (de) toro en verdad es un banquito, tan bajito, pero... para sentarse. En toda casa existía el poyo que decimos, en el corredor había un poyo para sentarse, entonces, paralelo a eso se usaba también. En las cocinas por ejemplo, se ve todavía algunos bancos ya no tanto cabeza (de) toro, pero son bancos tan pequeños hechos de una sola pieza, de un tronco.
Tengo tres hijos todos varones. Igual, cómo (se) transmite la herencia, igual, mis hijos ven que yo trabajo con la madera y sin decir nada ellos ya están trabajando la madera. Enseño poco ya a ellos porque ya ven y... cada uno tiene una tónica especial.
Tengo un gran compromiso. El de enseñar. Porque es un poco triste saber que esto se está extinguiendo. Aquí en Molinos ya hay pocas familias que se dedican a la talla de madera. Uno, porque han fallecido muchas familias (de artistas), y lo otro es que la juventud no está muy comprometida a esto, se piensa lo más rápido, se piensa salir de Molinos y de repente buscar otro tipo de trabajo. Pero el compromiso es grande para nosotros, por eso mi afán es ensañar, es una buena forma también de dar ocupación a mucha gente. Suponga que en todo el Valle de Mantaro, (como) el caso de nosotros, no hay talladores, entonces sería ideal para nosotros, retomar todas estas cosas, comprometer a la juventud y ya no tener tres, cuatro talleres sino de repente familias íntegras dedicadas a esto.