Hace pocos días la Cajita Rítmica afroperuana ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, un acto simbólico antecedido por la realidad concreta de una tradición centenaria. Una de las danzas emblemáticas del uso de la cajita es el Son de los Diablos, que como en el caso de la zamacueca, estuvo a punto de pasar al olvido de no haber sido recuperada a tiempo gracias a iniciativas de la sociedad civil, y no a políticas de Estado. La zamacueca resurgió en los 70's después de varias décadas, mientras el Son de los Diablos lo hizo en los 50's (con la Compañía Pancho Fierro de José Durand).
Son de los Diablos - Pancho Fierro (c. 1830's)
Origen del Son de los Diablos
José Durand, Fernando Romero, Nicomedes Santa Cruz y Vicente Vásquez, destacados cultores del legado afroperuano, sostienen que el Son de los Diablos se origina en los autos sacramentales y las fiestas el Corpus Christi de la Lima colonial. En el artículo de Mónica Rojas podemos leer: "A diferencia de celebraciones del Corpus Christi en otras ciudades como en Sevilla, en México o en el Cuzco, la celebración en Lima se caracterizaba por la gran participación de la población negra ya que, de acuerdo a Frederick Bowser, Lima fue la ciudad con la mayor concentración de negros de todo el hemisferio occidental durante el siglo XVII y siguió siendo predominante durante toda la Colonia. [...] aunque la danza de diablos tiene su origen en España, los afro descendientes la fueron haciendo suya. Los negros, agrupados barrialmente después de la independencia (1821) y durante los primeros años del siglo XX, vivían en callejones cerca de iglesias, plazas locales y pulperías, lugares donde éstos celebraran diversas fiestas populares [...] fue en estos barrios donde se originaron las diferentes cuadrillas del llamado Son de los Diablos." Rojas se refiere al origen de las características que se desarrollaron en Lima y que perduran en las recreaciones actuales del Son de los Diablos.
Estas expresiones sincréticas que involucraban a las fuerzas del bien y del mal en un sentido catequizador (tanto para el caso de los indígenas como de los afrodescendientes), se extendieron a lo largo del Virreinato a pocas décadas de iniciada la conquista. Lo más probable es que se derivaron de los autos sacramentales -basados en el guión recurrente del triunfo del bien sobre el mal-, que fueron muy extendidos en el proceso de evangelización desde el siglo XVI (un buen ejemplo de ello son los autos sacramentales de la Misión de Juli en Chucuito-Puno, a cargo de los jesuitas). Por ello, no es concluyente remontar el origen de la Danza de Diablos practicada por afrodescendientes, al siglo XVIII.
Esta forma de manifestación arquetípica de la lucha entre el bien y el mal proviene esencialmente del barroco católico colonial. En palabras de Nicomedes Santa Cruz, el Son de los Diablos “tiene su equivalente en los lambayecanos diablicos de Túcume, los liberteños diablos de Huamachuco, los cusqueños diablos (“saqra”) de Paucartambo, en la diablada de Puno y en otras danzas tanto en Perú como en casi toda Latinoamérica” (cita del artículo de Mónica Rojas). Para el caso de la costa norte, en la ilustración E 145 del códice de Baltazar Martinez Compañon, se grafica una "Danza de Diablicos" con el uso de una cajita (sin manija), quijada de burro y guitarra. Los trajes, como podemos ver, constan de máscaras, pantalones multicolores (¿serán plumas?) y lo que parecen ser sonoras espuelas o sonajas en pies descalzos. En este caso, un personaje femenino -o andrógino- cual ángel alado blandiendo una espada y premunido de un pequeño escudo, representa a las fuerzas del bien que luchan contra el mal (diablos premunidos de látigos). La pintura data de la década de 1780.
Pancho Fierro documenta esta danza en la Lima del siglo XIX, acompañada de cajita, quijada de burro y arpa (instrumento de clara influencia hispano-andina, desaparecido de la práctica musical afroperuana actual) en la década de 1830. Observando con mayor detenimiento sus varios apuntes sobre esta danza, se observa que los músicos instrumentistas no son todos negros, que hay algunos que pueden considerarse mulatos o mestizos, por lo que es posible pensar en una danza que, si bien era predominantemente de afrodescendientes, involucraba actores de otras extracciones sociales (quién tocaba el arpa por ejemplo...).
Características en Lima
La tradicional Danza de Diablos de Lima es afroperuana y consiste en una comparsa de danzarines ataviados con máscaras de diablos, rabos y tridentes que salen por las calles al mando de un Diablo Mayor que exhibe capa grande, colorido sombrero con plumas, y frecuentemente un látigo. La coreografía consta de pasadas de zapateo (dándose ocasiones para detener la comparsa y hacer contrapunto entre dos zapateadores), movimientos acrobáticos e histriónicos, y gritos para asustar a los transeúntes.
Retorno
El Son de los Diablos de Lima, estigmatizado desde la oficialidad criolla "decente", fué desapareciendo paulatinamente desde las primeras décadas del siglo XX. En los años 50 José Durand la reavivó y recreó para representaciones escenográficas en la Compañía Pancho Fierro. A partir de allí se insertó en el repertorio de danzas afroperuanas cultivadas en las siguientes décadas por los reanimadores y recreadores del legado afroperuano. En los 80's a iniciativa del Movimiento Negro Francisco Congo (MNFC) y el Grupo Cultural Yuyachkani, comienza a retomar las calles de Lima. La idea era que más allá de una representación escénica, vuelva a recobrar la vitalidad de la cultura viva que fué. El resultado fué el primer Carnaval Negro -en el Rímac- en 1988. El segundo Carnaval Negro (1989) fué en La Victoria, y así en los siguientes años, en distintos distritos de la ciudad. También se llevó a Chincha en 1994 mediante talleres de teatro. En el 2004, con motivo de los 150 años de la abolición de la esclavitud, y para destacar el rol social de la población afrodescendiente en el país, se organizó un Carnaval Negro en el Rímac. Esto fué posible gracias a la iniciativa de personas como Ana Correa, Mónica Rojas, y al apoyo del Grupo Teatro del Milenio y CEDET. En esta nueva etapa es importante destacar la incorporación de mujeres a la comparsa.
Características en Huaura
Miguel Angel Silva Esquen informa que en Huaura, la comparsa del Son de los diablos era realizada por familias afrodescendientes en la "fiesta de Cuasimodo", después de Semana Santa. Esta costumbre que representaba la lucha de los espíritus del bien y el mal existió en Huaura hasta 1951. Desde la década de 1990, esta danza se viene tratando de recuperar. En palabras de Silva:
"Tenía los siguientes personajes: el diablo mayor,el diablo capitán,el hijo del diablo, los diablos menores, el alma, la viuda y el ángel. Se representa lo siguiente: el diablo mayor y su séquito desean llevarse el alma de un hombre, pero la viuda se resiste y le paga un aguinaldo al diablo, pero éste no alcanza. Así que comienza a buscar dinero entre el público, que dará su aguinaldo, representado por pañuelos de colores que serán colocados encima de su hombro, este aguinaldo se arrojará al centro donde se encuentran los diablos menores, hasta que alcance la suma, luego viene la lucha con el ángel que sale triunfador y recoge el alma y la viuda."
Características en Huaura
Miguel Angel Silva Esquen informa que en Huaura, la comparsa del Son de los diablos era realizada por familias afrodescendientes en la "fiesta de Cuasimodo", después de Semana Santa. Esta costumbre que representaba la lucha de los espíritus del bien y el mal existió en Huaura hasta 1951. Desde la década de 1990, esta danza se viene tratando de recuperar. En palabras de Silva:
"Tenía los siguientes personajes: el diablo mayor,el diablo capitán,el hijo del diablo, los diablos menores, el alma, la viuda y el ángel. Se representa lo siguiente: el diablo mayor y su séquito desean llevarse el alma de un hombre, pero la viuda se resiste y le paga un aguinaldo al diablo, pero éste no alcanza. Así que comienza a buscar dinero entre el público, que dará su aguinaldo, representado por pañuelos de colores que serán colocados encima de su hombro, este aguinaldo se arrojará al centro donde se encuentran los diablos menores, hasta que alcance la suma, luego viene la lucha con el ángel que sale triunfador y recoge el alma y la viuda."
Periplo de la Cajita
Chalena Vásquez dice que la Cajita tuvo inicialmente la función de recibir las limosnas de la gente (en el teatro litúrgico y/o la fiesta del Corpus). ¿Al inicio fue sólo esa su función y luego como suele suceder, las manos morenas, anónimas, de quien la portaba comenzaron a jugar con sus posibilidades sonoras y ritmicas, iniciándose con ello su afiatamiento técnico como instrumento?, puede ser eso como que en determinado momento también pudo haber cumplido ambas funciones simultáneamente (otros instrumentos que acompañan hoy en día el Son de los Diablos son la quijada de burro, la guitarra y/o violín).
Dadas sus cualidades sonoras y rítmicas que se prestan para acompañar danzas de recorrido como comparsas y pasacalles, la Cajita no podía constreñirse sólo a rituales religiosos, así, ante el retroceso del dominio clerical en la vida pública (fines del siglo XIX, inicios del XX), no tardó en acoplarse a las fiestas de carnavales y a las fiestas patronales, principalmente al son de los festejos.
//marcela cornejo
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Video
Video
Son de los Diablos
Programa especial de Telecentro del año 1979
José Durand y Arturo Jiménes Borja hablan acerca de esta danza
Participaron también en ese programa figuras como Vicente Vásquez, Abelardo Vásquez, Pepe Villalobos, los Hermanos Ascuez, Oscar Avilés, Arturo "Zambo" Cavero
video subido por Criollorasta
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Enlaces
Instrumentos musicales en la costa zamba - Fernando Romero
El Son de los Diablos, un breve recuento histórico - Monica Rojas
Son de los Diablos en Huaura - Miguel Angel Silva
La músisa negra que yo conocí - Alicia Maguiña
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Son de los Diablos en Huaura - Miguel Angel Silva
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