Fuente:
Tacna. Historia y Folklore
F. Zora Carvajal
Lima : Juan Mejía Baca & P.L. Villanueva, 1954
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El arte musical en Tacna
(pp. 185-188 )
Tacna. Historia y Folklore
F. Zora Carvajal
Lima : Juan Mejía Baca & P.L. Villanueva, 1954
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El arte musical en Tacna
(pp. 185-188 )
Los primitivos pobladores del valle tacneño procedentes de la meseta kollavina, fueron portadores de sus instrumentes musicales típicos: la quena, las "phusas", el tambor y otros. La música monótona, bravía, áspera de los waynos y danzas guerreras aymarás se amalgamó, posteriormente, con la melodía suave, tierna, triste de la música de los mitimaes keswas, que dominaron toda esta zona geográfica.
A raíz de la conquista española y con el establecimiento en Arica y Tacna de autoridades y familias españolas, se produjo la importación de la música vibrante y marcial de los "pasodobles", la cimbreante, cascabelera y retumbante melodía de las danzas gitanas y los ritmos cadenciosos, suaves y aristocráticos del minué.
Con el correr del tiempo llegaron los valses vieneses, la polka, la cuadrilla y la mazurka, cuya música tuvo excelente acogida.
Asimismo, durante la Colonia se origina la zamacueca, o resbalosa, o tondero, o mozamala, o marinera -baile criollo, mestizo, peruano- con música movida, alegre, voluptuosa y jaranera. Al par que el romance y el sentimiento se connaturalizan con la música de los yaravíes melgarianos o de canciones de moda, con todas las tonalidades de nostalgia, tristeza, caricia y amor.
Debido al auge económico de la zona tacneña, a principios de la República, se produce el estacionamiento en esta ciudad y en Arica de poderosas firmas o casas extranjeras importadoras, y llegan, en número considerable, pianos de marcas inglesas y alemanas. Surgen muchos cultivadores del arte musical, especialmente en el sexo femenino. Muchas familias, aun de condición económica modesta, son poseedores de excelentes y bien cuidados pianos. Parece que el violín y la guitarra han tenido pocos cultivadores. Después de la guerra de 1879, surgen algunos músicos. Entre los compositores figura, por el año de 1898, Carlos Correa, autor de varios valses criollos.
Con la iniciación del presente siglo, hay mayor interés en el cultivo del arte musical. A partir de los años 1913, 1914 se destacan las profesoras de piano: Filomena Lazo, Elena Zegarra y Rosa Cornejo Lara Cáceres. Egresan del Conservatorio Nacional de Música, de Lima, Rosa Anda, Leonor Zaldívar, Josefina Williams y otras, poseedoras de esmerada técnica musical y de hondo sentido artístico.
Merece párrafo aparte el notable compositor, maestro y director de orquesta: Federico Gerdes Muñoz. Nació en Tacna el 19 de mayo de 1873. De ascendencia alemana por el lado paterno, a los diez años fue llevado a Europa, por sus padres. En Alemania siguió estudios musicales. Viajó por varios países, dando conciertos, con gran éxito. A fines de 1908 vino al Perú, llamado por el gobierno para que se hiciera cargo de la Dirección de la Academia Nacional de Música, cargo que desempeñó hasta 1944, en que fue jubilado. Seguramente muy escaso recuerdo tendría de su tierra natal. Pero, Tacna tiene el derecho y el deber de considerarlo entre sus hijos dilectos. Federico Gerdes Muñoz ha fallecido en Lima, el 18 de octubre de 1953.
Hasta poco antes de su muerte, en casos excepcionales, dirigió conciertos a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional, obteniendo merecidos aplausos. Gerdes ha sido considerado como uno de los más notables músicos mundiales de la época contemporánea.
No podemos dejar de recordar a uno de nuestros valores musicales: Carlos Hernández. Se dedicó al arte por vocación y aun carente de técnica y esmerada cultura musical, compuso varias piezas, muchas de las cuales han quedado ignoradas.
Hernández era músico, cantor y compositor. Actuó en Tacna desde 1906, y murió en Lima. Es autor de la letra y música de la composición, que se intitula "Tacna", y que se cantaba en uno de los períodos álgidos del cautiverio.
El coro de esa composición es así:
"Viva Tacna, viva mi patria,
vivan los héroes de grande honor!
Una corona para los tacneños,
que nunca olvidan a su nación".
Después de la reintegración de Tacna al Perú, residió en esta ciudad el inspirado músico y compositor arequipeño Alberto Díaz Robles. Díaz Robles es autor de la música del "Himno a Tacna", y cuya letra es del poeta arequipeño Víctor Ballón Ángulo.
Este himno fue compuesto en 1936, y empieza así:
"Tacna, Tacna, la tierra de ensueño;
tierra abierta a los besos del sol;
la que sabe de rojas quimeras
y se enfrenta sin miedo al dolor".
Díaz Robles ha compuesto numerosas piezas musicales y actualmente es uno de los más prestigiosos componentes de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Estuvo en Tacna, como profesor del Colegio Nacional de Varones, el músico y pintor arequipeño Luis de la Cuba, artista de múltiples facetas.
Cabe citar a los hermanos Luis y Carlos Montalvo, prematuramente desaparecidos, y que han dejado algunas piezas para piano y violín.
Actualmente ocupa plano destacado la pianista Leontina Laura Marín. No sólo es una excelente ejecutante, poseedora de valiosa y bien cultivada técnica, sino que es inspirada compositora. Es autora de la música del "Himno Rotario", con letra del poeta Carlos Alberto Fonseca, y se ejecutó por primera vez en 1944.
Leontina Laura Marín ha compuesto la música del Himno del Colegio Nacional "Coronel Bolognesi", cuya letra es del doctor Enrique Gamarra Hernández, ex-Director de dicho Colegio. Además, es autora de varios valses estilizados y de algunas melodías de inestimable valor artístico.
Cerramos esta página musical con el nombre de Eduardo Pérez Gamboa, prematuramente desaparecido en forma trágica en la rocosa playa denominada "Las Lagunas", el 10 de febrero de 1952.
Pérez Gamboa ha dejado inspiradas piezas musicales, en las cuales ha volcado su alma de artista: "Mi Tacna Hermosa", polka criolla, con letra de Ornar Zilbert Salas, y que ha sido grabada en discos; "Himno 28 de Agosto"; "Mimos y caricias de mujer", vals; "Tacna Nocturna", vals; "Himno al Deportivo Alianza"; "Te veo y no creo", bolero; "Himno al Deportivo Victoria"; "Himno al Colegio Nacional Francisco Antonio de Zela"; "Conquista", marcha, y otras inéditas.
La polka "Mi Tacna Hermosa", empieza así:
Ciudad Hermosa,
Tacna;
tierra preciosa,
vas derramando tu heroicidad.
En nuestra historia,
Tacna,
brilla tu gloria,
como la aurora
de alba majestad.
Colocamos un gajo de laurel sobre la tumba de Pérez Gamboa, que supo dejar para las presentes y futuras generaciones los invalorables tesoros de su arte y de su alma y de su obra, truncada por el destino, como homenaje a su tierra natal, sacrificada, heroica y gloriosa.
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La primera victrola que llegó a Sama
pp. 202-204
- No me vengas a mí con cuentos. Aquí dentro debe estar el demonio.
- Allá, en el sur, es corriente el uso de este aparato, señor. . .
- ¡Qué aparato, ni ocho cuartos. . .! Es de metal. . . y va a cantar, hablar, tocar música... ¡Es el demonio!
No hubo forma de convencer a don Victoriano, el potentado del valle, dueño de más de 400 hectáreas de tierras, y que, a la vez, era gobernador, juez de paz y alcalde. El "poder supremo".
De gruesa contextura, algo moreno, mirada centellante, polainas altas, pantalón de montar, sombrero de paja y fuete en mano, don Victoriano se paseaba por el corredor de su casa, a grandes zancadas.
Se detuvo un instante y exclamó, poseído de ira:
- Ya la gente no trabaja. Todos se arremolinan al alojamiento de este hombre, que ha venido a alterar la tranquilidad del valle.
Y llamando a dos mocetones, que servían de "alguaciles" o guardaespaldas, les ordenó:
- Pongan a este hombre en el cepo... Y mañana lo despachan hasta una legua fuera de Sama. . . ¡Qué car… amba!
Pocos instantes después el hombre de la victrola fue encerrado en una habitación que servía de calabozo. Los "alguaciles" le colocaron los pies en los maderos del cepo. Y el hombre, así, tendido, sobre el pavimento de tierra, sin más cama que unos gancoches viejos, pasó la noche.
A la mañana siguiente, los mismos "alguaciles", sacaron al prisionero del calabozo y le ataron las manos. Luego, en dos ágiles caballos, emprendieron la marcha, conduciendo al hombre hasta las afueras del poblado, en dirección a Locumba, por el camino de herradura.
Al pasar por el caserío, el hombre, que había sido "expatriado" por disposición de la autoridad del lugar -el todopoderoso don Victoriano, dueño de vidas y de haciendas- se dio maña de deshacerse del sencillo aparato, causa de todos sus males, el mismo que vendió a don Ricardo Pizarro, persona visible del valle.
¿Quién era "el hombre que había traído el demonio"?
Por el año de 1914 llegó al valle de Sama un joven llamado Carmelo Flores Perea, arequipeño, procedente de las salitreras de Tarapacá, donde había trabajado bastante tiempo.
Al retornar a la patria, impulsado por las medidas de represión que ya habían iniciado las autoridades chilenas en la zona tarapaqueña, Flores Perea adquirió una victrola marca Columbia con un stock de escogidos "discos".
Y ya hemos visto cómo fue obligado a alejarse del valle, debido a una increíble e inconsulta disposición de una ignorante autoridad pueblerina.
La primera victrola que llegó al valle constituyó una novedad entre las sencillas gentes. Y quien sacó partido de todo ello fue don Ricardo Pizarro, quien estableció un bar que servía de lugar de reunión de lo más granado del valle, desde Coruca hasta Las Yaras.
Caravanas de apuestos jinetes de uno y otro sexo acudían al establecimiento, con el fin de pasar algunas horas de alegría y de distracción.
Y las parejas, en la vasta sala, trazaban arabescos de ritmo y de donaire al son de los valses sentimentales y amorosos; de las polkas acompasadas y cadenciosas; de las movidas y bulliciosas marineras. O se adormecían y soñaban con la melodía entristecida de los yaravíes melgarianos.
La victrola, el sencillo y útil aparato, que había sucedido al primitivo e ingenioso fonógrafo inventado por el rubio Tomás Alva Edison, el genial "Brujo" de Menlo Park, en tierras norteamericanas, desempeñaba un admirable papel en la apacible y monótona vida comarcana, con el nutrido repertorio de los "discos" traídos por el "expatriado" Flores Perea.
Y por adelantado, pedimos perdón si omitimos algunos nombres de ese grupo selecto de las bellas y rozagantes concurrentes a las "tardes sociales" de don Ricardo Pizarro; todas ellas genuinos exponentes del valle sameño: Juana Varela, Margarita Rivera, Rosa Salas, Micaela Rospigliosi, Amelia Chalco, Manuela Albarracín y otras más.
Y entre los apuestos donceles, cabe citar algunos nombres, desde luego, con nuestras excusas por hacerlo: Aurelio Rivera, Santiago Augusto Alvarez, Humberto Maldonado y otros, cuyos nombres se nos escapan. Es decir, la flor y nata de los burgos sámeños.
Eran tiempos de bonanza, de algazara, de sana e intensa diversión y había que ver cómo los guitarristas y cantores recorrían el valle de este a oeste, aun en noches blancas de luna, haciendo resonar las serenatas junto a las viviendas florecidas de hiedra, bajo los molles paternales y cómplices de idilios y parrandas.
Y había que ver, cómo al escuchar el estampido de alguna "camareta", en las frondas del valle, concurrían, solícitos, ávidos y en tropel, a la casa campesina, de donde partió el estampido, y donde los dueños, agasajaban a los vecinos y amigos con sabrosos y nutridos "chicharrones", rociados con vino tinto de Locumba y de Cinto.
En estos casos fulgía la cordialidad de los dueños de casa, hospitalarios, dignos, alegres y obsequiosos.
El vals, la polka, la marinera y el wayño revoloteaban, poniendo tintes de luz y de alegría en las almas y en los corazones.
Algún anónimo cantor y parrandero compuso estos versos, que eran repetidos por muchos labios picarescos:
"Sama Grande es el infierno;
Tomasiri el purgatorio;
Buena Vista medio cielo,
y Las Yaras cielo entero".
Y aquellos tiempos eran tan dulces como las "cañas" esbeltas y delgadas, como la chancaca y como el azúcar de los valiosos ingenios de Tomasiri.
Y el estrépito de los trapiches, y el ruido de las pequeñas locomotoras, y los cantos y silbidos de los trabajadores rompían la serena belleza del paisaje, desde la mañana hasta la tarde. . .
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"Mi candaraveñita" - tarkada de carnaval de la provincia de Candarave
Juventud Candarave
"Conociéndote más, Tacna inmortal" - parte 1
Parte 2 : Petroglifos de Miculla
Parte 3: La Casa de Zela
Parte 4: Museo Ferroviario
Parte 5: La Fontana
Parte 6: Teatro Municipal
Parte 7: La Catedral
Parte 8: Campo de la Alianza
Parte 9: Casa Basadre
Parte 10: Arco Parabólico
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Parte 2 : Petroglifos de Miculla
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