febrero 10, 2010

Del pukllay al carnaval



Danza carnavalesca de huaylillas [sic. - debe referirse al huaylas] en Huancayo - Pierre Verger
("Fiestas y danzas en el Cuzco y en los Andes". Buenos Aires: Ed. Sudamericana, 1945, 2da. ed. -1941, 1ra. ed.-)

En contraste con las fiestas rurales, las fiestas de carnaval urbanas en Latinoamérica tienen mayor influencia occidental, siendo recurrentes las figuras del Ño Carnavalón o Rey Momo, de las bandas de copleros que discurren en contrapuntos verbales callejeros, de las comparsas barriales o institucionales que exhiben lucidos disfraces en el corso del día central, y claro, de las reinas. El juego irreverente (y muchas veces violento) con agua también es un factor en común.

Pero estas manifestaciones recurrentes se enriquecen y matizan con las costumbres y tradiciones de los pueblos mestizos que han fraguado y fraguan incesantemente las identidades urbanas en nuestro continente. Las coplas por ejemplo, se nutren de la coyuntura y la idiosincracia local, lo mismo pasa con los personajes representados mediante máscaras y disfraces. Más que sincretismo (como se ve en pueblos más rurales e indio-mestizos), lo que se produce cada año en este evento es un incesante barroquismo, una incansable búsqueda por superarse a sí mismos en el desafío al tiempo lineal e irreversible de la vida cotidiana. El olvido temporal de esa irreversibilidad y de las convenciones sociales que incomunican a las personas... eso pretende el paréntesis del carnaval, el desborde, la catarsis, la temporal victoria de Dionisio frente a Apolo, del pensamiento mágico frente al pensamiento racional; ambos al fin, partes complementarias de la dualidad humana.

Sin embargo, a medida que la globalización avasalla con su poder homogenizador -regida por la fría economía-, las fiestas populares como las de carnaval, se van despojando de su sentido mágico-religioso, se van convirtiendo en empresas orientadas a capitalizar conscientemente los bienes simbólicos de las expresiones culturales que las constituyen.

Hay consenso en la idea de que la afirmación de la identidad es un legítimo vehículo de desarrollo material y espiritual, tal vez la mejor forma de contrarrestar el avasallamiento mencionado. Sin embargo, al enfrentar al mercado globalizado expresado en un creciente turismo ávido de exotismo, se tiende a priorizar el beneficio económico que éste trae. Por ejemplo -sin negar el hecho real de que toda expresión cultural se recrea y evoluciona permanentemente- es cada vez más frecuente la consciente estilización, tergiversación o invención de las tradiciones, a fin de que estas sean más vistosas y "vendibles". Este objetivo creciente tiende a erosionar ciertos aspectos esenciales de la ritualidad que sustenta la espiritualidad de los pueblos. Se escenifica más no se vive la experiencia como antes, cuando no había tantos concurrentes foráneos. Cabe preguntar hasta qué punto son exhibibles -y/o vendibles- los aspectos esenciales de la ritualidad y la espiritualidad popular, cuáles son los límites. Cabe preguntar también si no es mejor alentar un turismo que no exotice sino que sea vivencial, que signifique reconocimiento y respeto mutuo, y no sólo una transacción de servicios .

En el mes de febrero, todo el Perú es fiesta de carnaval, cada cual más espectacular, desde aquellas que tienen el formato occidental, hasta aquellas que son más rural-andinas, es decir, más vinculadas a la ritualidad ancestral del ciclo agrario y la fertilidad. Destacan por ejemplo, el carnaval de Cajamarca, el carnaval amazónico de Iquitos, el carnaval huamanguino, el carnaval puneño, el carnaval de Arequipa. También están las fiestas del Pukjllay andahuaylino, el Qatun Pukjllay huancavelicano, etc. Menos publicitados, pero más conservados en su ritualidad, son los carnavales o fiestas de pukjllay en los cientos de pueblos andinos que celebran la fertilidad de la Pachamama, como el carnaval de Arapa, el carnaval de Cabanaconde, los pukjllay de los pueblos del Cusco, de Apurímac, etc.
//marcela cornejo




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Audio

Carnavales de Cajamarca (click)

El carnaval de Cajamarca es un los más publicitados hoy en día, aunque no el más antiguo (surge como espectáculo aproximadamente en la década de 1930). La ciudad ha sido declarada por el gobierno como capital del carnaval peruano con fines principalmente turísticos.
Los Reales y Los Tucos están entre los más populares y genuinos representantes de la música cajamarquina.



1.- Aquí está mi carnaval - Los Reales de Cajamarca
2.- Costumbre tradicional - Los Tucos de Cajamarca


Costumbre tradicional

La costumbre es la costumbre
costumbre tradicional
ahí en mi tierra de Cumbe
gozan de el carnaval
matar tu [¿cuche?] cebado
y comer tu chicharrón
con tu guitarra cantando
alegrando el corazón
se comen cuicitos fritos
con su papa y su rocoto
y se asienta con su chicha
bien sabrosa en su poto
cantando en una cuadrilla
se goza de lo mejor
la china se enamora
del cholo que es buen cantor
polvo y polvo a la china
y su agua para mojar
cantando en una cuadrilla
costumbre tradicional



Video

Recuerdo a mi tierra

Música: Juan Cruz Cahuina
Letra: Nuevo Amanecer
Carnaval del valle de Callapani, en el distrito de Santiago de Pupuja (provincia de Azángaro - Puno)





Jóvenes "urpis" y  "maqtas" cantan melodías de pukllay o carnaval
(Apurímac)
subido por angel orlando delgado huamali






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Enlaces

Pukllay, Pukjllay, Pujllay Puhllay:  danza quechua centro-surandina de origen prehispánico  (el caso de Apurímac)

Pukllay, Pukjllay, Pujllay Puhllay:  danza quechua centro-surandina de origen prehispánico  (el caso de Cusco)
Fêtes et usages des Indiens de Langui (Province de Canas, Département du Cuzco) - Andrés Alencastre y Georges Dumézil
Batallas rituales, juegos rituales: El componente pukllay en el chiaraje y otras manifestaciones andinas - Manuel Arce Sotelo
La fiebre del carnaval peruano
La historia cambia, las costumbres también pueden hacerlo. Paremos las yunsas
Cambian fiesta del cortamonte por el plantado de árboles - Junín ("...Bordan esperanzas de vida, los árboles con sus verdes hojas, sol, tierra, agua hacen bello y dulce nuestro paraíso, con pureza de brisa amorosa qué dulzura nuestra tierra Jauja”).