julio 02, 2010

La Wifala en las provincias de Azángaro, Melgar y Lampa (Puno)



Fuente:
Tradición. Revista peruana de cultura
Cuzco: Grupo Tradición del Perú (Director: Efraín Morote Best)
Año II, vol. IV, set 1951-ene 1952, N° 11 pp. 26-39

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La Wifala
Lizandro Luna


Sumary


The Wifala is a typical dance of the provinces of Azángaro, Melgar and Lampa in the department of Puno (Perú). This is done by men and young women. Tbough there are two kinds, "puna wifala" of the high plateaus and the "llaqta wifala" of the people in the low part, it is belitved that represents the hunting of animals since the Inca times as also today. Through documents done in a literary manner - because the author is a literat- there is work to do for the future.

Sommaire


La Wifala est une danse typique des provinces d'Azangaro, Melgar et Lampa, département de Puno, Pérou. Cette danse exécutée par des jeunes filies et des jeunes grens a deux varietés: celle des paysans des hauts plateaux "La Puna Wifala" et celle des vallées. "la Llaqta Wifala". Il semble que les deux danses représentent la chasse collective qui depuis l'époque incaique á nos jours se réalise au carnaval. A travers cette documentaron littéraire se recontre de notables éléments d'etudes et de renseignements pour de futurs travaux.

[siguen sumarios en italiano y alemán]




wifalas en Azángaro



Naturaleza de la danza

La Wifala, es el alma del Ande que se engalana de colores y se empenacha de músicas guerreras. Viene desde pretéritas edades. Su caudal es de siglos. Nutrida por la savia de la tradición, profundamente enraizada en el alma de la raza, no envejece nunca. Eternamente joven, siempre móvil, renovada y cambiante, la Wifala es la expresión más cabal de la naturaleza sonora y poderosa de los Andes. Por eso es ágil, cantarina, límpida como los arroyos que bajan de las cumbres. En su ritmo, en su música, en su canto vibra la grandeza cósmica. La Wifala es el himno dionisiaco del indio a sus dioses tutelares. A la Pachamama materna, a los Aukis y Achachilas misteriosos. En alas de su alegría, ese himno se eleva como el humo de sus fogatas con un fervor que tiene mucho de religioso y litúrgico.

Esta fiesta de esencia panteísta explosiona una sola vez al año en la época en que las lluvias llegan con su abundancia generosa a fecundar la tierra. Cuando el campo se cubre de un manto verde y las sementeras se empenachan de flores. Cuando brotan las pariciones y un hálito genésico vibra en las majadas y en el vuelo de las aves. En la danza de la Wifala, vibra poderosa el alma folklórica del Ande. La Wifala es ágil, rítmica y guerrera. Jugosa como los frutos de la tierra. Fecunda y turbadora como la selva. Viene del pasado. Tiene la fuerza de la realidad histórica. Es trasunto de edades pretéritas en que el Ande se estremecía con las grandes hecatombes litúrgicas de los "chakos" imperiales. Por eso es bizarra esta danza india. Por eso es viril, amplia y rotunda como los perfiles del altiplano. En su música, en su ritmo, hermano del vértigo, vibra la naturaleza andina en todo su esplendor y grandeza.

Etimológicamente. Wifala, en el idioma vernáculo, significa euforia o derroche de alegría. En todo el Altiplano, como en Bolivia, Wifala es bandera, enseña o estandarte. Algo que flamea, que reluce, que sobresale.

¡Wefay! ¡Wefaschay! son sus hurras de júbilo, sus voces de mando. Al conjuro de ellos, crepitan las hondas de caza, ululan los pututos guerreros. En alas del vértigo de la danza, las parejas de hombres y mujeres evolucionan raudas al compás de la música que les insufla un vigor y resistencia increíbles. De ahí que la Wifala sea patrimonio exclusivo de jóvenes. En ella no pueden tomar parte nunca hombres ni mujeres en la madurez. Caerían rendidos al comenzar. La Wifala es por y para la juventud. Así le requiere la naturaleza de esta danza que exige agilidad de vicuña y vigor físico extraordinario. Los pies descalzos, los músculos tensos, el alma salvadamente libre, para ganar la pampa a toda carrera o escalar el cerro en las caprichosas evoluciones del "Chako". Siempre la virilidad, siempre la hombriedad [sic.] serraniega en todos sus jiros [sic.], en todas sus figuras y evoluciones. La Wifala es el hombre en tensión, como una honda agitada por brazos hercúleos, prontos a lanzar su proyectil. La metáfora es exacta. la Wifala es danza multitudinaria. De naturaleza social. Toman parte en ella de veinte a cincuenta parejas o más. Pero es condición esencial que deben bailarla mozos solteros de uno y otro sexo, exclusivamente. Así lo ha establecido la costumbre. Esto gradúa la fuerza que exige el holocausto del vigor mozo, la resistencia granítica y virilidad hirviente de la juventud.

Una pareja que va adelante dirige la danza. Esta pareja se llama:' "guiadores", en quechua, "pusaq" o los que conducen. Tiene que ser la mejor de todo el conjunto. Seleccionada escrupulosamente, debe reunir cualidades físicas excepcionales. El hombre debe ser un atleta. La" mujer, la más hermosa y atractiva; la mejor formada y la más resistente. Una escultura de ñusta broncínea que, a la armonía de sus líneas, una el donaire, la gracia y el encanto que sepa encender en todo el conjunto ese fervor y esa alegría jocunda que es la característica de esta danza viril y arrebatadora. La pareja guiadora responde, pues, un estricto y severo sentido de selección. Metafóricamente esta pareja es la bandera de la Wifala. O la Wifala misma, en su sentido simbólico.

Wifala de chako

Hay dos clases de Wifala. La de "chako" y la Wifala Qakcha. La primera tiene por escenario el campo y actúa en los elevados estadios de la puna brava. Es Wifala campesina (puna wifala) creada para la caza multitudinaria o sea para el "chako" de animales salvajes que era costumbre llevar a cabo en los días del carnaval.

La Wifala de Qakcha es Wifala que actúa en las poblaciones y poblados indígenas (llaqta wifala). Esta variación de la wifala se distingue por su vestimenta, por sus instrumentos musicales y por su música, aunque la coreografía es la -misma en ambas. La diferencia esencial reside en la música. La música de la Wifala de puna es profundamente sentimental. La tristeza es su tónica. Es música de páramo. En sus notas vibra la tristeza infinita, la sensación de soledad, el silencio impresionante de la puna. Las vastas extensiones silentes, el silbido enigmático de las vicuñas, el canto fino y triste de las codornices montañesas, el chasquido seco y crepitante del rayo, todo esto está reflejado en la música sentimental y triste de la Wifala de "chako", Esa música es hija del medio telúrico. En ella vibra el dolor como nota culminante.

Instrumentos musicales

El instrumento musical de la Wifala de puna es la flauta llamada "pinkillo". Tiene cinco orificios. La característica del instrumento es emitir notas tristes, que es la tónica de esta clase de Wifalas. El instrumento de acompañamiento es el tambor. Este se llama "Unu-kaja" que significa caja de agua. Es un pequeño tambor cilíndrico fabricado de madera, lata o barro cocido. Lleva en sus dos extremos parches de pergamino de oveja. Sobre uno de estos parches va un parche que previamente debe estar remojado en agua. De ahí le viene el nombre. El parche mojado produce al tocarlo un sonido peculiar y muy característico de bombo. En el lado opuesto lleva una cuerda de tripa con "charchas" de madera que, al percutir "sobre él parche, produce vibración semejante al zumbido de moscardones. En las comparsas de Wifala acompañan a las quenas hasta diez o más tambores de "Unu-kaja, de varios tamaños, que emiten distintos tonos. El conjunto de estas orquestas de Wifala impresiona por la tonalidad de su música plena de tristeza. Esa música de páramo. En ella vibra un dolor ancestral.

Veamos su vestimenta. La Wifala de puna usa vestido sencillísimo pero limpio. Los hombres visten de blanco de pies a cabeza. Llevan saco y pantalón de fina bayeta. A la espalda un atado ligero, en una manta sencilla. Cruzadas sobre el atado, van dos hondas (warakas), fabricadas con cuero de crías de llama blanca. Estas hondas se llaman "Kholiachas" o también "Pukllay-waraka", que significa honda de carnaval. Otra de estas hondas llevan los hombres sujeta a la muñeca por una gazada y con ella producen un chasquido seco parecido al crepitar de los cohetes. En algunos lugares difiere la costumbre. En lugar de hondas, los hombres portan un bastón largo de "lloqe" para el "chako". Completa la indumentaria masculina una honda de las descritas, amarrada a la cintura.

Las mujeres llevan generalmente pollera de bayeta de color azul obscuro o negro; chaqueta roja de la misma tela bordada profusamente, aunque en la actualidad usan de franela u otro material. Una montera corriente, adornada con -trencillas de colores y dos rozoncitos bicolores encima. También, como los hombres, llevan un atado a la espalda con dos hondas cruzadas. en la mano derecha un banderín blanco, el que van batiendo durante las evoluciones de la danza.

La liturgia del chako

Esta danza tiene variadas figuras. Veamos la clásica escena del Chako.

El "Chako" es la expresión fiel del sistema cooperativo comunitario instituido en la época incaica. El deporta de la caza multitudinaria era ejecutado ante el Inka por grandes masas humanas que, formando un cerco inmenso en torno a los animales montaraces, como vicuñas, venados, etc.; se iba cerrando al son de músicas guerreras y algarabía de cazadores, hasta que los animales quedaban aprisionados dentro del gigantesco cerco humano, como dentro de un anillo movible, en el que eran cogidos vivos.

Antecede al ritual del "chako" la escena litúrgica denominada "mesa-chak'a" o también "k'intusqa". Esta es la clásica ceremonia de la ofrenda a la Pachamama, divinidad telúrica a la que el indio rinde veneración y homenaje. Esta escena es la "paga" para que permita que la -caza sea fructífera y los animales salvajes se dejen coger con facilidad.

Por tradición, los lugares del "chako" son determinados en cada región. El escenario de la ceremonia es también ya conocida y se le designa con el nombre de "Chako-tiyanapata".

Preside el ritual el indio más antiguo, el más caracterizado por su edad y conocimiento, el portavoz de la tradición milenaria. En el coloniaje lo representaba el "Jilakata" y en el incanato el "kuraka". Lo acompaña su esposa o sea la "T'alla", vocablo que quiere decir matrona. Una mesa de piedra antigua, que fuera puesta con el rito especial de la liturgia pagana, es la que sirve para la ceremonia. Sobre ella extienden un costal viejo a manera de mantel. Y debe ser viejo porque si fuera nuevo, consideran que sería una afrenta para el dueño de la prenda. Sobre ese tendido extienden un mantel tejido de lana de llama (istalla) que debe ser de color blanco, con guardas de colores. Sobre este mantel ponen una buena porción de coca fresca, pero de hoja íntegra. La cantidad de coca debe estar en proporción al número de asistentes al ritual, tanto de danzarines como de espectadores.

Al centro del mantel, colmada con coca, se coloca como trofeo gran botella de alcohol preparado. A su costado un jarro que debe de plata antigua, de la época colonial.

Comienza la ceremonia.

Los hombres más viejos y caracterizados del ayllu, los "kuraq-runas", y también las mujeres de éstos, las "mamakus", toman asiento alrededor de la mesa. En los asientos de honor está la clásica pareja del "kuraka" y la "Talla". Se nombra en seguida a un servidor llamado' ''servicio" para ayudante de la ceremonia. El "servivio", en alta voz, requiere a la concurrencia para que participe en la solemnidad ritual de la ceremonia. Haciendo un círculo en torno a la mesa se sientan, en pleno suelo todos los concurrentes, hombres, mujeres, jóvenes y viejos. Luego el que preside, descubriéndose religiosamente, invita a las mujeres a que inicien el rito del "K'intusqa". Esto tiene su porqué. Para el indio, la mujer, por su sexo y como tal, por el fenómeno del parto, es 'hermana de la tierra. La tierra produce frutos. En esto se parecen tierra y mujer. Y también todo lo que produce. Esto, en la creencia indígena, tiene el significado de una reina que se designa con el nombre genérico de "Qollana" cuya significación es: productora. Invocando a la divinidad telúrica a la Pachamama buena, a los diosas lares, así como a todos los circunstantes, cada una de las mujeres escoge, con amorosa pulcritud, tres o cuatro hojas de coca "k'intu", que quiere decir hoja entera y las depositan, con una reverencia, en el jarro de plata que está al centro de la mesa. Las hojas da coca deben ser colocadas verticalmente, con el peciolo abajo. Debe observarse inalterable este ritual, porque si las hojas se colocan en sentido inverso, significan muerte. Los hombres simultáneamente hacen la misma operación. Entonces el hombre "servicio" presenta el jarro para que cada uno de los concurrentes deposite su ofrenda. Después de haber preguntado si todos han cumplido con la ofrenda, coloca el jarro sobre la mesa.

Ahora viene el brindis del "kuraka". Colma el jarro con alcohol. Con fervor religioso invoca a la divinidad telúrica. Implora que dé fuerzas y resistencia a los jóvenes. Que les dé agilidad, agudeza de visión y tenacidad para que el "chako" sea como ellos quieren. Que reine la alegría. Que la fiesta sea digna de los dioses en cuyo honor hacen esta ofrenda. Invoca y llama en su protección, en nombre de toda la comunidad, a los "Aukis" o "Apus" más cercanos a la comarca. En cada región, estos "Apus" están personificados o representados por las cumbres más elevadas. Son los Dioses-montanas que, desde su aislamiento misantrópico, presiden la vida comunitaria. Son los picachos tutelares que atalayan las comarcas y ayllus. De ahí los nombres propios con que los designan. Así, en Azángaro, los cuatro "Apus" son los siguientes: "Arikomay-Sisko", "kuntur uma-Pablo", "Auki-Suruphana" y "Jurujuruy-Apu". Cada una de estas "cumbres, que emergen enhiestas sobre el encrespamiento de montañas que las rodean, están aureoladas por un halo de leyendas. Para el alma panteísta del indio, son divinidades pétreas que presiden su vida, señalándole rumbos buenos o malos, según las acciones de cada hombre. Son fuerzas sagradas. Pe ahí el fervor panteísta, la solemnidad sacerdotal con que el indio invoca a los "Apus" de su comarca, a sus aukis tutelares. El último "Apu" es el del lugar donde se celebra la ceremonia. Este es invocado en último término.

Volvamos a la ceremonia. Realizada la invocación, el "kuraka", "con inquietante solemnidad, echa su aliento largo rato al jarro donde están las ofrendas de todos los presentes. En seguida, con el mismo fervor, derrama unas gotas del licor en las cuatro esquinas de la "istalla" o mantel. Este acto simboliza la ofrenda del indio a los cuatro suyos" del Imperio, o sea a los cuatro puntos del Tawantinsuyo, acto litúrgico que ha conservado la tradición desde la época incaica. En seguida entrega el jarro de las ofrendas al ayudante. Y éste procede a la operación del "Challasqa" o sea a derramar el contenido del jarro. Fiel a la liturgia solar, eleva la ofrenda al cielo y, con una profunda reverencia, vuelca el contenido del jarro hacia el Este, porque la Mitología le enseña que en esa dirección está la cuna del "Tata-Inti", el Padre Sol, áureo Dios del Imperio. La divinidad solar que adoraron sus mayores y en la que, a través de los milenios, sigue creyendo en lo profundo de su alma.

El indio acaba de ofrendar al Sol el presente de teda la comunidad. Reina un silencio sepulcral. Los concurrentes sobrecogidos e inmóviles, esperan con indecible curiosidad el resultado de la ofrenda colectiva. Todas las miradas convergen en el fondo del jarro, qué hace las veces ahora de un oráculo. Si en el fondo del jarro ha quedado adherida siquiera una sola hoja de coca, eso significa que la ofrenda ha sido rechazada. Si esto ocurre, se remedia el augurio mediante un enjuague con una porción de alcohol. Esto constituye el "haytiykusqa". Es creencia que esto sucede cuando alguno de los oferentes ha hecho la ofrenda sin fe (wahsonqo). Nunca falta, un descreído o un Judas en la sociedad. A la inversa. Cuando el contenido del jarro se vacía totalmente, es buen augurio. Significa que los Dioses tutelares han recibido la ofrenda con agrado. La fiesta tiene que resultar magnífica. El indio de "servicio" regresa y exclama alborozado que los Dioses han aceptado la ofrenda y que están agradecidos. Y musita un fervoroso "¡Diospagrachun!" (Que Dios se lo pague).

El Presidente o "kuraka" vuelve a llenar con alcohol el jarro y dejando caer unas gotas a la tierra, se pone de pie. Hace una reverencia con unción sacerdotal y rubrica la ceremonia asperjando a toda la concurrencia y sellándola con un sonoro y estentóreo "¡Wefay!"'. Es el ¡raa! del indio en los actos solemnes de la liturgia. Ese "Wefay" es la señal del brindis. El "kuraka" extrae de su "chuspa" un vasito y corría botella en la mano invita ceremonioso a toda la concurrencia. Varias botellas se agotan en la invitación. El indio que tomó asiento a la derecha del "kuraka" es el encargado de" repartir la coca en pequeñas porciones a todos.

Ahí termina la ceremonia de la ofrenda. Toda la concurrencia se pone de pie dando las gracias con una exclamación unánime. Entre tanto, la comparsa de Wifalas ha realizado igual ceremonia que la descrita, con la única diferencia que no ha usado para ella una mesa de piedra. Lo ha hecho en forma más rudimentaria porque su misión es sólo amenizar la ceremonia de los mayores. Los padres o abuelos del "ayllu". El bronco ulular de los "pututos" o clarines de -cuerno de vaca, los "¡Wefay!" estentóreos anuncian la iniciación del "chako”. Las "Wifalas" con su banda parten raudas hacia el lugar designado. Atruena la música. Hay un alegre flamear de banderines y un furioso crepitar de hondas.

A los hurras de "¡Wefay! ¡Wefascháy!" toda la comparsa o comparsas se ponen en marcha. Trazando figuras geométricas, avanzando, retrocediendo, las hileras paralelas de nombres y mujeres, evolucionan raudas en el estadio de la pampa, Diríase que llevan alas invisibles en los pies. Crece a cada instante el ritmo de la danza. Es una Maratón disciplinada y armónica en que música y danza se confunden en una sola emoción estética. Ahora se alejan. Parece que volarán. En el flamear agitado de sus banderines está prendida la emoción de toda la comunidad que, recogida en silencio, contempla de lejos el espectáculo. Las comparsas de Wifalas, como tropas de asalto que van a tomar una posición enemiga, escalan el cerro. Es la escena central del "chako". Pronto el bronco ulular de los clarines, el chasquido crepitante de las hondas, las músicas marciales, anuncian la coronación de la caza. Las Wifalas han llegado a la cumbre con los trofeos del "chako". Es la culminación de la fiesta. Desde el risco más elevado se levanta al Dios de los Andes el himno pagano de la raza de bronce.

Las escenas del "chako" tienen sus cantos alusivos a la caza de animales salvajes; pero siempre, en estas coplas, la ironía fina y cortante se trasluce. Como en ésta:

Tarukaiapas, wikuñatapas, Wefaschay
Majadanmanta t'aqaqsi kani, Wefaschay
Chayllaraqchus mayllaraqchus, Wefaschay
Munasqaytaqa mana t'aqayman,Wefaschay

A los venados, a las vicuñas
de su majada yo sé separar
Siendo así, siendo asá
Al que quiero ¡no separaré!

Estas coplas las entonan las mujeres de la comparsa. Resalta el amor.

La Qakcha

La Qakcha es una variedad de la Wifala. Propiamente es la Wifala de pandilla, estilizada, que no es danza exclusiva del carnaval. Esta clase de Wifala se emplea también en la celebración de los matrimonios indígenas y mestizos y para amenizar las corridas de toros que tienen lugar en las festividades patronales de los pueblos. Con el nombre genérico de Qakchas se designan vistosas comparsas de Wifalas que dan extraordinario relieve a las fiestas.

La Qakcha es la expresión del agro ante el anuncio de la cosecha próxima. Esta danza denuncia un contenido sexual que se manifiesta en muchas de sus figuras coreográficas que rotura la tierra. El hombre lleva una prenda femenina en la cabeza, la clásica monteras de cinta. La montera de gala que usa la mujer en las fiestas del pueblo. Esta prenda expresa el contenido sexual de la Qakcha. En todos sus jiros y evoluciones, las amplias polleras, en su roce continuo y excitante con la pareja, van encendiendo gozo, que más tarde, al morir la fiesta, explosiona en frenéticos encuentros amorosos de las parejas.

La Qakcha es la voz musical de la tierra. Como una savia vital invade al hombre, se inyecta en todo su ser. Corre en su sangre y su piel, transmitiéndole su ritmo jocundo.

Los varones bailan frenéticos, imperturbables, mientras las jóvenes hacen girar el abanico de sus faldas, mostrando sus enaguas policromas, rojas celestes anaranjadas, en torno a las broncíneas piernas que se ven hasta más arriba de los muslos. Giran como flores de gigantescas corolas invertidas. En su esencia cósmica, esta danza es la expresión musical y coreográfica de la naturaleza. En ella arde la magia de los avalares del alma popular, creadora de ritmos y armonías.

La Qakcha no es una danza exclusivamente indígena. Hay en ella el sello de la influencia española, visible en las prendas de su vestimenta y en sus instrumentos musicales, el redoblante o tambor y la quena pentafónica conocida con el nombre de "qasa" porque lleva una incisión en la embocadura.

Vestimenta

La indumentaria de la Qakcha. en armonía con la naturaleza de esta danza aborigen, es más vistosa, más elegante. Dos signos de la influencia hispana. Los hombres llevan un terno de fina bayeta negra. Van tocados con monteras de cinta labrada puestas de largo, las que van sujetas a la cabeza con largos pañuelos de zaraza. Llevan los pies calzados. Es la diferencia más saltante con las Wifalas de "Chako", en que los danzarines van con los pies descalzos. Sobre el atado de fino tejido, van dos hondas cruzadas. En la mano derecha, sujeta a la muñeca, otra de idéntica factura.

La faja ("chumpi") en los jóvenes de la Qakcha tiene que ser muy elegante y vistosa. Esta prenda corresponde a la corbata en el misti, y por eso constituye el exponerte del buen gusto del que la lleva, exponente de personalidad. En esta prenda íntima conocen las jóvenes indias el gusto artístico y la calidad económica del joven que es su pareja. Los extremos o "watos" son adornados con bastantes adornos ("T'ikachas") y se ha visto fajas hasta con ocho en cada "wato". Como complemento, una elegante bolsa ("chuspa'') de fino tejido, de manufactura "chaya" o montañesa, donde los tejidos sobresalen por su finura y el matiz llamativo de los colores que entran en su composición.

En la espalda llevan un atado de pañolón negro ("lliklla") al que cruzan dos hondas de carnaval ("qhollachas"). Estas hondas son hechas de finos cuentos blancos de crías de llama. En trechos van adornadas ron hileras de colores llamativos. En la mano derecha llevan un banderín bicolor que remata, en su pequeña asta, en una borla de colores de lana de oveja. Esta prenda se llama "qolqapata". Las mujeres llevan este mismo banderín, pero de color blanco íntegro que se llama "wifala", de donde seguramente proviene el nombre de esta danza. Nombre simbólico.

En las mujeres, la prenda más saltante es la elegante montera de cinta llamada "tapé" porque es de franjas doradas o plateadas. Hay que advertir que esta prenda la usan sólo las mujeres de buena posición económica, pues son muy costosas, valiendo en la actualidad de Ochenta a cien soles. Los hombres llevan monteras más sencillas llamadas "kimón". Van adornadas con trencillas de varios colores que forman el barbiquejo. Las mujeres llevan este adorno sobre la nuca mientras que los hombres la usan bajo la barba.

Vistosas chaquetas de franela de colores ciñendo el tally [talle] y abriéndose en amplio vuelo sobre la pollera, que generalmente es de color granate o rejo encendido. Para dar bastante vuelo a la pollera, las mueres llevan varios refajos de diversos colores. La faja o "chumpi" que ciñe el talle es muy elegante, con varios adornos o "t'icachas". La elegancia y vistosidad de esta prenda íntima en la mujer, tiene su motivo. La mejor prueba de verdadero amor en la joven es el obsequio a su galán de uno de les adornos (“t'isno") de su faja, lo que tiene para aquél, un valor inestimable. Como remate de la indumentaria, llevan prendidas al pecho un reboso de castilla rojo, celeste, rosado o verde, estilo mantón. Un lujoso alfiler de plata llamado "tupo" les sirve de broche.

Varias sortijas de metal amarillo adornan los dedos de ambas parejas. Los hombres también llevan, cruzado a la espalda, zurriagos finos con mango de metal amarillo llamado "alkimía".

Las jóvenes wifalas se preparan para tomar parte en las comparpas desde una semana antes de la fiesta, poniendo especial esmero en su adorno y vestidos. Es así como arreglan su peinado que es una tarea pacientísima y laboriosa, pues deben hacerse en el cabello de cincuenta hasta cien trenzas delgadas y finas que se llaman "saqapas"'. Puede afirmarse que para ellas y sus parejas es un acontecimiento solemne el formar parte de las comparsas, pues es la única vez al año que se lavan la cara ("uphakuy") y se higienizan el cuerpo. Y esto tiene su explicación. La Wifala es la ocasión propicia en que los jóvenes llegan a conocerse y amarse, de ella salen las parejas de novios camino al matrimonio. Y, para un acontecimiento de esta naturaleza, tienen que presentarse completamente limpios y luciendo indumentaria irreprochable! Esto explica el esmero e interés que ponen, los jóvenes en realzar sus atractivos. Añádase a esto el arte que deben poner en la danza y el canto, y como corolario, la resistencia física de que deben hacer gala. En ambas clases de wifala. las mujeres acompañan a la música en su terminación con' cantos y estribillos para cada clase de pieza musical, y los varones rematan con sus estentóreos ¡Wefay!.


Música e instrumentos

La música de la Wifala Qakcha se caracteriza por su ritmo. Es alegre y movidísima, música exclusiva de "wayño", o sea del compás de seis por ocho. Y tiene que ser así porque actúa en la población. Largo y variado es su repertorio musical. La de esta Wifala es una música que invita a la danza y pone una alegría desbordante en las almas. Música hecha para la alegría jocunda del carnaval.

Los instrumentos musicales son la quena que se llama "q'ena-qasa", con una perforación en la embocadura. Tiene seis orificios. El redoblante o -tambor es el instrumento de acompañamiento. Su repiqueteo rápido acompasa la danza en su ritmo vertiginoso.

Coreografía

Varias figuras coreográficas ejecutan las Wifalas de "Chako", danza exclusiva de la fiesta del carnaval. Y también las de Qakcha, aunque con pequeñas diferencias. La mayor "parte de las figuras están inspiradas en motivos totémicos. Así tenemos las llamadas "Tarukacha", "Wiskacha", etc. Otras inspiradas en flores como "T'ika-thaski", "T'ikacha". etc. La más sugestiva de estas figuras es la llamada "Guerra-tupay".

Guerra-Tupay

La "Guerra-Tupay" es un encuentro guerrero. Es, posiblemente, el ¿mulacro de los lances de guerra entre tribus o "ayllus" antagónicos. ¿s una parodia de esos encuentros que ahora se hace por diversión, con espíritu humorístico. Pero, muchas veces, cuando se exceden las mujeres castigando a los hombres, el simulacro degenera en sangrientas peleas, cuyo incentivo generalmente son los celos.

Las parejas inician la danza a los compases, de la a.iegre música de esta figura. Con las hondas enlazadas en el cuello, brota el ritmo del "wayño"- Bailan cantando. Las mujeres, en las vueltas eme dan, van abriendo y cerrando el abanico de sus polleras. Las coplas alusivas de la "Guerra-tupay" son contestadas por los hombres intercalando el estribillo ¡Wefaschay! A la mujer le dan una honda especial trenzada y dura que remata en punta de cerda y en algunos casos se ha visto que llevan alma de vidrio molido.

Toda la comparsa forma un círculo en cuyo centro hay una piedra que sirve para apoyar el pie a la pareja que le toca hacer la guerra. La mujer va midiendo con su honda el cuerpo de su pareja, mientras canta sus coplas alusivas. El hombre pone sobre la piedra una de las piernas con el pantalón suspendido hasta la rodilla. La mujer, en son de burla, mide con la honda el cuerpo de su pareja. Le enseña la punta de la honda amenazándolo y haciendo chasquear el látigo en los intervalos. Primero le suena despacio como compadeciéndose de su contrincante. Luego, con una sonrisa burlona, descarga un fuerte latigazo en la desnuda pantorrilla de la pareja. Pronto huellas rojas, que a veces sangran, vetean la musculosa pantorrilla. El hombre debe sonreír demostrando indiferencia para no dar lugar a que se rían los otros danzarines. Debe demostrar su hombría.

He aquí algunas coplas de la Guerra-tupay con su respectiva traducción:

Qhari kaspaqa
¡Wefaschay!
Chakiykita churay
¡Wefaschay!
Qhari guerraqa
¡Wefaschay!
Asichikunsi
¡Wefaschay!

Warmi guerraqa
¡Wefaschay!


Si eres hombre
¡Wesfaschay!
Pon el pie
¡Wefaschay!
La guerra del hombre
¡Wefaschay!
hace reír
¡Wefaschay!
La guerra de la mujer
¡Wefaschay!
Hace llorar
¡Wefaschay!


Si la honda hace sangrar las pantorrillas, las coplas son como sinapismos para la hombría. La mujer se burla donosamente de su pareja poniendo en duda sus virtudes masculinas. Todas las coplas de esta i figura están inspiradas en un agudo sentido de burla.

Este lance de la "Guerra-tupay" es un reflejo de la naturaleza del amor indio en que el cariño se demuestra con dolor, "Donde hay maqakuy hay munakuy", dice un reirán semi quechua, cuya traducción es "donde hay golpes, hay cariño". Así es el amor del indio. Si la mujer demuestra tenerle alguna simpatía a su pareja, le repite los latigazos aún hasta E! tercero. Si sangra, es mejor. Así le quedará al hombre un recuerdo indeleble y él no parará hasta hacerla suya. Para terminar, la mujer enlaza a su pareja con la honda y la retira al círculo de danzarines. Ahora le toca su turno al hombre. Enlaza también a la chola y la coloca al centro. Hace un simulacro. Le remanga la pollera con el pie y procura que el látigo roce suavemente como una caricia la bien torneada pantorrilla de su pareja. Mas hay que saber distinguir. El hombre sólo usa con ella esa suavidad. Pero si. al contrario se ha mostrado indiferente y no le ha hecho sangrar, entonces, el hombre se venga dándole un latigazo de verdad para despertar interés hacia él. Tal es la técnica del amor. De estos lances, muchas veces derivan matrimonios.

El turno sigue. Las parejas Ejecutan la figura guerrera, pero ya no con el ceremonial que usó la primera. Si un mestizo interviene en; la "Guerra-tupay" es seguro que sale mal parado porque las jóvenes: indias lo castigan con dureza, que es así como le demuestran su simpatía.

Wiscacha

Las parejas se toman de las hondas. Y siempre danzando llegan a formar con ellos la figura de una vizcacha. La música es especial, Los versos son alusivos a este animal de piel suave, pies ágiles y orejas suspicaces. Las mujeres cantan. En cada verso los hombres contestan con el estribillo ¡Wiskachay!


Imata rurankí
qaqapi tiyaspa
wiskachay
inti qawarisqa
sunkhata pilaspa
wiskachay

Qué es lo que haces
sentada en la peña
wiskachay
mirando el sol
alisando tus barbas
wiskachay.

La figura resultante, como un trofeo, la presentan al anfitrión de la fiesta. Ya sea el Gobernador del distrito, los jefes del "ayllu'", o el patrón, si la escena es en una hacienda. Es una reminiscencia del "Chako".


Taruka

Igual que la figura anterior, la comparsa de Wifalas ejecuta con sus hondas la figura de un venado. La música es apropiada. Y los versos son alusivos al "chako" de ese animal. Ellas cantan:

Kaytaq kay taruka.
Wefacha Wefaschay
Chakra mikuq taruka
Wefacha wefaschay

Kaytaq kay oqa suwa taruka
id. id.
papa suwa taruka
id. id.


Este es ese venado
Wefacha wefaschay
el que daña las chacras
Wefacha wefaschay

Este es el venado ladrón de okas
id. id.
el venado ladrón de papas.
id. id.

Esta figura representa el simulacro del castigo a los venados que hacen daños en las sementaras. Bailando, toda la comparsa lleva la figura hecha con hondas a la autoridad. Esta debe hacer ademán de señalarlo y castigarlo para que los animales dañinos no sigan procreando. Como premio, la autoridad obsequia a la comparsa una botella de alcohol y un atado de1 coca para que ésta haga la ceremonia de la "t'inka", que consiste en la repartición de una porción del regalo a cada bailarín. Entonces, cada uno de la comparsa introduce el dedo índice en la copa de alcohol y haciendo resorte con 'el pulgar salpican el liquido sobre la figura del venado.

Chinkay-chinka

Esta figura es la parodia de una pareja de enamorados que hace el simulacro de perderse. También tiene su música y letra propias. Para esto, la autoridad, como aprobando la unión de la pareja de amartelados, les obsequia una media botella de alcohol y su atado de coca para que lleven a cabo su proyectada fuga del hogar.

La mujer canta:

Ima chinkaytas chinkayman
Chinkay-chinka
(coro de mujeres)
Chulla ponchoyoq maqt'awan
id. id.

Los hombres contestan:
Ima chinkaytas chikayman
Chinkay—chinka
Chulla phuliuyoq pasñawan
id. id.

Cómo llegaría a perderme
id. id.
con cholo de un solo poncho
id, id.

Corno llegaría a perderme
Chinkay chinka
con chola de un solo mantón
id. id.

La media botella y el amarre de coca los utilizan para el simulacro de la adivinación que hará el "yatiri". Termina la escena. El hombre se ha perdido decepcionado de que la mujer no quiere seguirlo.

T’ikacha

Todos los danzarines hacen con una honda un círculo que semeja el cáliz de una flor y con otras simulan los estambres. Cuando se baila se derrama mixtura de pétalos y de flores a los espectadores. La música es propia de la figura. Bailan y cantan:


Jallu punay jallucha
Wefacha wefaschay
Sumaq t'ika jallucha
id. id.
Rurun t'ika jallucha
id. id.
Warmaypaq simin jallucha
id, id.

Flor de puna brava
Wefacha wefaschay
linda flor de jallu-jallu
id. id.
Flor en botón de jallu-jallu
id. id.
flor como los labios de mi amada
id. id.

El "Jallu-jallu" a que alude esta figura, es una flor silvestre que crece en la puna brava. En carnaval sirve para decorar monteras y sombreros de las Wifalas, Y también para hacer con ellas callares, que los bailarines obsequian a las autoridades y jefes del "ayllu".


Isicha puyto

En esta figura se entrelazan las hondas de cada pareja con la que les sigue. Bailando en círculo y haciendo crepitar con las "warakas", los hombres empiezan a burlarse de las mujeres cantándoles coplas satíricas.

Serenillas wayta

Este nombre significa pluma de sirenas jóvenes. Se baila al final de la fiesta. Es el remate de la? figuras de la Wifala. Los danzarines bailan colocándose las hondas en torno del cuello, como para lucir su hermosa factura. Terminada la figura se retiran para descansar.


T'ika thaski

Después de haber hecho la presentación del "T'ikachasqa", los danzarines colocan en el suelo las hondas en formas caprichosas y palmeando con las manos, bailan pasando encima de ellas, pero sin pisarlas, conservándolas limpias y cantando el verso propio de esta figura.

Área de dispersión

La danza de la Wifala se encuentra muy extendida en el Altiplano, Pero es danza propia de la provincia de Azángaro y Melgar, parte de Lampa, variando en música e indumentaria en cada pueblo, especialmente en el Altiplano aymara.

Podemos afirmar que los núcleos más puros de la Wifala de Qakcha están en Azángaro. Tenemos datos aún no confirmados de que es originaria de Asillo. Este distrito es el más antiguo de aquella provincia, pues su fundación española data del siglo XVI o sea por los años de 1584. En este pueblo la influencia española fue más acentuada por ser la Subdelegación del Corregimiento de Paucarcolla o (Pawqarqolla) que abarcaba toda la región de Azángaro y otras provincias.

En la danza de la Qakcha es saltante la influencia de la cuadrilla española, lo que puede observarse en las diferentes figuras de su coreografía. En ella toman también parte los mestizos del pueblo. Se ha trasmitido por la tradición. Después de que se realizaban los grandes "chakos", en la época de la colonia, los españoles, atraídos por la música de esta danza y por su belleza misma, se disfrazaban con los vertidos indígenas y eran absorbidos por el vértigo arrebatador de la Wifala y la belleza de las broncíneas danzarinas. Hoy toman parte en ella los mestizos en el pueblo de Asillo. (1)

El instrumento musical de la Wifala varía también con las regiones. Así tenemos que la Wifala de Santiago de Pupuja usa una quena gigantesca que se llama "toqoro". Sus notas son graves y emite una música triste y rara. Su .característica es la inarmonía. La vestimenta es la más exótico que hemos visto en toda la región. Hombres y mujeres van ataviados con varias sartas de madejas de lana de muchos colores. La música y danza de este distrito de Azángaro será materia de un estudio aparte.

El trabajo de recopilación para el presente estudio, en parte, encontró un colaborador eficientísimo e inteligente en el señor J. Alberto Resello Paredes. Va para él nuestro vivo agradecimiento.

Azángaro, (Puno), 1951.








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(1) En 1934 se realizó en Puno un concurso de música y danzas vernaculares del Departamento. En este primer gran torneo de que se tiene memoria, el conjunto Wifalas de Asillo conquistó el primer premio, entre más de cincuenta conjuntos de danzas que acudieron de todas las provincias del Departamento.

NOTA: La escritura de voces quechuas es la de TRADICIÓN - Véase Nos. 1 al 10. Sólo se ha conservado la CH de las formas antiguas e introducido la J y G, excepcionalmente.


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Enlaces


XVII Festival de Danzas Autóctonas y XII Festival Nacional e Internacional Tinajani (Melgar, Ayaviri) - 26 de junio de 2010
Tinajani 2010
Pujllay:  danza quechua centro-surandina de origen prehispánico  (el caso de Apurímac)
Pujllay:  danza quechua centro-surandina de origen prehispánico  (el caso de Cusco)


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