mayo 30, 2009

Música culta peruana escrita en el siglo XX (hasta 1970)


Fuente:
Orquesta Sinfónica Nacional
(Cincuentenario del Teatro Municipal, 1920 –1970)
Lima : 1970, s.p.
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Música contemporánea peruana
Enrique Pinilla





El Perú es un país que tiene un pasado artístico de verdadera trascendencia en la historia universal del arte. No solamente la cerámica y el arte textil preincaicos son considerados de inmejorable calidad estética, al lado de la cerámica egipcia, babilónica, cretense, griega y etrusca, sino otras artes, como la arquitectura incaica o el actual folklore, son cada vez más admirados y estudiados en las universidades de los cinco continentes. Las tres regiones naturales del Perú: la selva, la sierra y la costa, poseen desde el punto de vista musical, cantos y danzas de gran originalidad.

La música primitiva (etnomúsica) de la selva, ofrece características que no se encuentran en otras zonas selváticas del mundo. Por ejemplo, las extrañas y bellas modulaciones de los cantos de la tribu shipibo; la forma contrapuntística canónica a sólo medio tiempo, de cada nota del compás, en la tribu campa; las armonías impresionistas en la escala de tonos enteros de los coros de la tribu culina o el microtonalismo ascendente de los largos recitativos de la tribu orejón (sic.).

El folklore de la sierra, es producido por la mezcla de la etnomúsica [quechua] aimará o incaica (hoy casi desaparecida y de la cual sólo han quedado los instrumentos) con la música española, que aportó una nueva escala diatónica más completa que la escala pentafónica. La armonía europea con sus conceptos de tónica, dominante y subdominante, y un ritmo cuadrado que no existe en la etnomúsica selvática peruana. El folklore de la costa recibe, además de los elementos indígenas y españoles, la influencia de la música negroide africana al ser traídos los esclavos en la época de la Colonia. El folklore de la sierra es el que más ha llamado la atención a los musicólogos europeos de París y Berlín, haciéndoles afirmar en repetidas ocasiones que se trata del folklore más rico del continente americano, tanto por la calidad musical de las canciones o de los solos instrumentales como por la extraordinaria coreografía de las danzas puneñas [ilegible], ayacuchanas, huancaínas, cusqueñas.

Un país con semejante tradición popular tiene que tener también su importancia en la historia de la música culta. La música colonial es la más importante del continente, según afirman Andrés Sás y Robert Stevenson (máximos eruditos de esta materia); cuenta con autores de la talla de Tomás de Torrejón y Velazco, Pedro Montes de Oca y Grimaldo, Esteban Zapata Espina (españoles), Roque Ceruti (italiano) y José Orejón y Aparicio, Juan Beltrán, Melchor Tapia Zegarra y Bonifacio Llaque (peruanos), todos ellos compositores de los siglos XVII, XVIII y principios del siglo XIX, que utilizaron alguna vez el folklore costeño de influencia española. En la época republicana, brilla la figura de José Bernardo Alzedo (1788-1878), autor del Himno Nacional del Perú en 1821, 7 misas, motetes, pasiones, villancicos, etc., y de un libro: "Filosofía elemental de la música", publicado en 1869, de trascendencia continental. También pertenecen a este tiempo, dos autores italianos: Claudio Rebagliati (1847-1909), autor de la rapsodia peruana "Un 28 de Julio" para orquesta, estrenada en Lima en la Sociedad Filarmónica, en 1888, y del "Álbum Sud Americano", colección de bailes y cantos populares, escritos hacia 1870, con admirables zamacuecas escritas con muy fino estilo pianístico; y Carlos Enrique Pasta (1855-1898), que compuso la primera ópera de tema peruano: "Atahualpa", estrenada en el Teatro Principal de Lima, en 1877. Estos son los primeros compositores que utilizaron el folklore costeño y el indígena de la sierra, respectivamente.

El objeto del presente artículo es estudiar principalmente la música culta peruana escrita en el siglo XX. Para poder hacerlo hemos creído conveniente dividir al panorama de la música nacional en cuatro generaciones que abarcan incluso ocho lustros del siglo pasado. La primera generación, comprendería los compositores nacidos entre 1860 y 1900. La segunda generación, los nacidos entre 1900 y 1920. La tercera generación, los nacidos entre 1920 y 1935 y la cuarta generación, los nacidos después de esta última fecha.


La primera generación

Dividimos esta primera generación en dos grupos; los compositores que tienen formación europea, que cultivan las grandes formas como la ópera, misas, sinfonías y cuartetos; y los compositores que estudiaron en el Perú, que utilizaron pequeñas formas, como son las piezas para piano y la forma "suite" (conjunto de piezas musicales) y que principalmente han escrito para piano y canciones para voz y piano. El estilo de ambos grupos, pertenece al romanticismo europeo, con empleo de elementos folklóricos en la mayoría de los casos.
Pertenecen al primer grupo, los siguientes compositores: José María Valle-Riestra (1858-1925), nacido en Lima, que estudió en Perú, en Londres y en el Conservatorio de París. En diciembre de 1900, estrena "Ollanta", que es la primera ópera escrita por un autor peruano, no obteniendo mayor éxito. En 1920, se vuelve a tocar esta ópera, transformándose la partitura y cambiándose el libreto de Federico Blume por otro del poeta Luís Fernán Cisneros, siendo esta vez aclamada por el público. Entre otras obras de Valle-Riestra, debemos mencionar la ópera "Atahualpa", que quedó incompleta, las zarzuelas "El comisario del Sexto" y "El cigarrero de Huacho"; la opereta "La Perricholi"; una "Misa de Requiem"; el boceto para orquesta "En Oriente", sus lieders, etc. Desde 1909 hasta su muerte, fue Sub-Director de la Academia de Música "Alzedo". Valle-Riestra tiene en la historia de la música peruana, un puesto excepcional por su sólida preparación técnica, evidenciada en el dominio de las formas musicales y su avanzado cromatismo armónico.

Federico Gerdes (1873-1953), nacido en el Sur del Perú, hijo de un comerciante alemán y de una dama tacneña, viaja a los 10 años a Alemania donde efectúa sus estudios de música. Actúa corno pianista y director en diversas capitales europeas, y en 1908 es contratado por el gobierno del Perú como Director de la Academia de Música "Alzedo" y de la Sociedad Filarmónica. Su llegada a Lima fue de vital importancia para la vida musical de nuestro país ya que continuó la obra del maestro italiano Claudio Rebagliati, en el sentido de elevar el nivel musical de nuestra sociedad, con una beneficiosa influencia germánica. En lo que se refiere a sus composiciones, encontramos 17 obras publicadas en Alemania, Perú y Uruguay, para coro, violín y piano, lieders y obras para piano. Federico Gerdes no cultivó las grandes formas, pero sus pequeñas piezas de cámara son una prueba de su exquisito temperamento romántico.

Renzo Bracesco nace en Lima, en 1888. Inició sus estudios en su ciudad natal y posteriormente los continuó en Italia. En 1923, enseñaba Teoría, Solfeo y Dictado Musical en el Conservatorio de Milán v en 1928 fue Director de la Escuela de Música "Claudio Monteverdi" de esa misma ciudad. En 1948, fue nombrado Director de la Escuela de Música del Norte (Trujillo), habiendo retornado posteriormente a Italia, donde radica en la actualidad. Entre sus obras destacan la "Sonata en Re Mayor" para violín y piano, "Cuarteto en Re Mayor" para cuerdas. "De profundis e Réquiem" para 8 voces sin acompañamiento (estrenado en Lima, en 1949, bajo la dirección de Carlos Sánchez Málaga), misas, motetes, la ópera "Atahualpa" con libreto de Luigi Orsini, y otras obras de cámara y para piano.

Otro compositor del primer grupo es Ernesto López Mindreau, nacido en Chiclayo, en 1892. Estudia música con sus padres y en la Academia Nacional de Música sigue cursos de armonía con José María Valle-Riestra, y de piano con Federico Gerdes. Las obras más importantes de López Mindreau son sus dos óperas en tres actos "Cajamarca" y "Francisco Pizarro" (también llamadas en conjunto el ciclo de "Nueva Castilla"), la "Sinfonía Peruana", "Tema y Variaciones" para piano y orquesta, sus obras orquestales "Yaravi y Ballet" y "Marinera y Tondero", sus canciones, etc. La Orquesta Sinfónica Nacional ha popularizado notablemente su "Marinera", excelentemente instrumentada: pero la mayoría de sus obras permanecen sin estrenar.

Luis Pacheco de Céspedes, nacido en Lima en 1895, cierra el primer grupo de los compositores de la primera generación. Hizo sus estudios musicales en Lima y a los 15 años viajó a París siguiendo diversos cursos con Fauré y R. Hahn. Regresa al Perú al estallar la segunda guerra mundial y en 1941 asume la dirección musical de la Radio Nacional del Perú. Entre las composiciones de Pacheco Céspedes hay que mencionar en primer lugar, sus obras teatrales: "L'Horloge de Porcelaine", ballet en un acto, estrenado en el Teatro "Olympia" por la Compañía Nikita Balieff, en París; "Le Masque et la Rose", ópera en un acto, estrenado en el Teatro de Rouen; Tres Momentos de Ballet "Selva, sierra y costa", y "La Maríscala", opereta en tres actos. Entre sus obras sinfónicas existen dos sinfonías, "Danzas sobre un Tema Inca", la suite "El Paseo de Aguas", etc.

Los compositores que pertenecen al segundo grupo de la primera generación son aquellos que se formaron en el Perú sin tener oportunidad para perfeccionar sus estudios en Europa. Empezaremos en orden cronológico con Manuel Aguirre (1863-1951), nacido en Arequipa, que tuvo una formación autodidáctica. Tiene 12 piezas para piano impresas en Lima, Hamburgo y Bruselas, siendo quizás las más famosas las "Siete Piezas" y los dos álbumes "De mis montañas". Entre su abundante producción pianística debemos hacer mención de las dos sonatas, valses, mazurcas, gavota, preludio, etc. Para canto y piano, compuso canciones con textos de Rosalía de Castro, Mariano Melgar, Gustavo Adolfo Bécquer y con poemas propios. El estilo de Aguirre tiene mucha influencia del romanticismo chopiniano pero llega a conseguir páginas de gran inspiración y con cierta originalidad, derivada del carácter melancólico del folklore arequipeño.

Daniel Alomía Robles (1871-1942), nacido en Huánuco y José Castro (1872-1945), nacido en el Cuzco, deben ser mencionados dentro del segundo grupo de compositores aunque el prestigio de ambos viene más por su labor de folkloristas. Alomía Robles estudió música en Lima. Castro fue autodidacto y no recibió lino unas cuantas lecciones del maestro ecuatoriano José Francisco Nieto, siendo el primero en el Perú en afirmar que la música indígena pre-colonial tiene una escala pentafónica y que este sistema está fundamentado en la sucesión natural de quintas, en una tesis sustentada en 1897. José Castro compuso valses de concierto, fantasías, marchas, polkas, canciones escolares, etc., sin utilizar las melodías populares ni "su" descubierta escala pentafónica. Daniel Alomía Robles, en cambio, utilizó el folklore peruano en la gran mayoría de sus composiciones. Según el catálogo publicado en el Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Central de la Universidad Mayor de San Marcos (julio de 1943), la obra del maestro huanuqueño llega a un total de 1,015 piezas registradas, entre composiciones originales y recopilaciones folklóricas. La obra de Alomía Robles tiene una positiva importancia dentro de la historia de la música peruana, por ser el primer autor que consagra casi toda su producción a la exaltación del folklore nacional. Su célebre "Colección de melodías populares" permanece, desgraciadamente, hasta hoy inédita.

Luis Duncker-Lavalle (1847-1922), nació en Arequipa y se dedicó a la música lo mismo que sus hermanos Adolfo y Roberto, especializándose además en matemáticas, idiomas y en astronomía. En 1917, viajó por 5 años a los Estados Unidos, pensionado por el gobierno de Manuel Pardo. Aparte de su "Marcha nupcial" para orquesta y de algunas canciones, su obra es esencialmente pianística, habiendo llegado a ser un excelente virtuoso de este instrumento.

Francisco González Gamarra (1890) nació en el Cuzco y fue educado musicalmente por sus padres y por Don José Castro. En realidad, es un autodidacto que ha llegado a escribir importantes páginas como sus "Paisajes Musicales" (1935) para piano y coros, siendo el primer autor peruano que "desarrolla" el material folklórico serrano de la misma forma como 'Duncker-Lavalle "elabora" el folklore costeño. González Gamarra no utiliza los temas de las melodías populares sino que crea sus propios temas musicales utilizando la escala pentafónica.

Otros autores de la primera generación son Octavio Polar (1856-1916), Daniel Hoyle (1869-1940), Juan de Dios Aguirre (1880-1963), J. F. Chanove Zegarra (1885- ), Walter Eduardo Stubs (1891), Alberto Mejía (1896), Baltazar Zegarra (1897), Roberto Ojeda Campana (1898), y Rosa Mercedes Ayarza de Morales, la más genuina representante del folklore costeño y autora de hermosas canciones como "Tu ausencia es un silencio", "Si mi voz muriera en tierra", "Canción de cuna", etc.


Segunda generación

Está formada por los compositores nacidos entre 1900 y 1920. Encontramos fundamentalmente
cinco nombres: Monseñor Chávez Aguilar (1898-1950), Teodoro Valcárcel (1900-1942), Raoul de Verneuil (1901), Alfonso de Silva (1903-1937), Roberto Carpió (1900) y Carlos Sánchez Málaga (1904). Con excepción de Chávez Aguilar, la mayoría de los autores mencionados hicieron sus estudios de música en el Perú. Es verdad que Valcárcel y Silva estudiaron algún tiempo en Europa (en Milán y Madrid, respectivamente), pero no llegaron a finalizar ningún ciclo de estudios. El simbolismo literario europeo de Verlaine, Rimbaud, Mallarmé y Maeterlink y la pintura impresionista francesa, influyen en el Perú en artistas como José María Eguren y Vinatea Reinoso, de la misma forma como Debussy y Ravel, dejan su huella en las obras de los compositores de la segunda generación.

Una notoria característica de estos autores es la adopción de las pequeñas formas musicales, al igual que el segundo grupo de los compositores de la primera generación. Únicamente, Chávez Aguilar ha escrito grandes formas como sus dos Misas (en honor de Santa Rosa de Lima y por el centenario de la batalla de Ayacucho), el "Vesperale Completum", el 'Te Deum" para cuatro voces mixtas, las óperas "L'Oca" y "La regina in berlina" y su Divertimento Musicale "La beffana", aunque sus obras más características y que más valor musical tienen, son las concebidas en pequeñas formas, como son sus "Ocho variaciones sobre un tema incaico", los "Seis preludios incaicos" y la "Suite peruana" realizadas para piano, donde la sabiduría armónica del maestro limeño se evidencia en el libre tratamiento del folklore peruano.

Las pequeñas formas en los compositores de la segunda generación, los llevan esencialmente a componer obras para piano o canciones, siendo muy escasa la producción orquestal entre los años 1920 y 1940, que es el período en que se han producido la gran mayoría de las obras de estos autores. Roberto Carpió y Carlos Sánchez Málaga no han compuesto para orquesta y las obras orquestales de Valcárcel, han debido ser reinstrumentadas en su gran mayoría por Rodolfo Holzmann y Albin Berger. Citaremos entre las obras de Valcárcel, los dos poemas sinfónicos: "Reflejo en la cumbre" (1929), "En las ruinas del templo del Sol" (1940); y las dos suites sinfónicas, ambas obras escritas en 1939. Y sólo queda por mencionar, las tres creaciones sinfónicas de Alfonso de Silva: la suite "Instantes" (Lima, 1921 - París, 1923), el boceto sinfónico "Cuento de Hadas" (Lima, 1921-1924) y la "Canción amarilla" (Lima, 1924), que son quizás las mejores partituras orquestales escritas en la segunda generación. Pero insistimos en que, a pesar de la utilización de la orquesta, los compositores no tienen interés en emplear 'las grandes formas sinfónicas y que más bien se limitan a crear pequeñas piezas, agrupadas casi siempre en la forma de "suite".

En la forma "lied", destaca Alfonso de Silva con 17 admirables canciones, que lo colocan en envidiable lugar en toda la historia de la música hispanoamericana, por la riqueza armónica y la belleza de las melodías. También ocupan un lugar importante los "30 cantos de alma vernacular" de Teodoro Valcárcel, con melodías propias del autor, escritas en gran parte en la escala pentafónica con excelente tratamiento del piano acompañante. Roberto Carpió, en un ambiente más impresionista, crea sus canciones "Ya dormir", "La cristalina corriente", "Alba de sueños", etc. Igualmente mencionamos los "lieder" de Carlos Sánchez Málaga: "Distancia", "Huayno", "Palomita de nieve", etc., donde se hacen presentes el ambiente arequipeño y la forma del yaraví, en una apropiada estilización. Para piano solo, destacan los "Poemas Ingenuos" de Silva; las Estampas del Ballet "Suray Surita" de Valcárcel; el "Nocturno", 'Tres Estampas de Arequipa", "Cuatro miniaturas" y "Suite para piano" de Carpió; y "Vísperas", "Caima" y "Acuarelas Infantiles" de Sánchez Málaga.


Tercera y cuarta generaciones

Pertenecen a esta generación los compositores nacidos entre 1920 y 1935. Son los siguientes: Rosa Alarco (1918), Enrique Iturriaga (1918), José Malsio (Lima, 1924), Celso Garrido Lecca (Piura, 1926), Armando Guevara Ochoa (Cuzco, 1927), Jaime Díaz Orihuela (Arequipa, 1927), Luis Iturrizaga (Lima, 1927), Francisco Pulgar Vidal (Huanuco, 1929), Armando Sánchez Málaga (Lima, 1929), José Belaúnde Moreyra (Lima, 1930), Olga Pozzi Escot (Lima, 1931), César Bolaños (Lima, 1931), Leopoldo La Rosa (Lima, 1931), Luis A. Meza (Lima, 1931), Edgar Valcárcel (Puno, 1932) y Alejandro Bisetti (Lima, 1932).

Haremos un estudio en conjunto de las características generales que son comunes en estos jóvenes compositores. La mayoría de ellos se han educando en Europa o en Estados Unidos, recibiendo una sólida formación académica que les permite poder resolver cualquier problema técnico y abordar los géneros y formas musicales. Por este motivo, la tercera generación se aproxima más a la primera generación que a la segunda, por la adopción de las grandes formas musicales. En lo que se refiere a los estilos, no podemos encontrar unidad en esta generación ya que se cultivan a la vez el impresionismo, la politonalidad, el dodecafonismo, el puntualismo, la aleatoria y el folklorismo estilizado.

Vamos a mencionar algunas obras sinfónicas de los músicos de la tercera generación, instrumentados por los propios compositores (hecho poco frecuente en la segunda generación) y casi todas estrenadas en el Perú, Estados Unidos y Europa: "La Canción de Rolando", "Suite para Orquesta" (Primer Premio del Festival de Música de Caracas) y "Vivencias I-IV", de Enrique Iturriaga. "Concertó Grosso para cuatro violines, fagote, clarinete, piano y orquesta", "Obertura Sinfónica", "Divertimento para orquesta", "Danza para orquesta" y "Rondó Concertante", de José Malsio; "Sinfonía en tres partes" y "Laúdes", de Celso Garrido Lecca; "Estampas peruanas", "Poema sinfónico N' 2", "Trilogía peruana" y "El drama del Ande", de Armando Guevara Ochoa; "Rapsodia arequipeña" para piano y orquesta, de Jaime Díaz Orihuela; "Variaciones para orquesta", de Luis Hurrizaga; "Taki N° 1" y "Suite mística" para orquesta de cuerdas, de Francisco Pulgar Vidal; "Cuatro Minués", de José Belaúnde Moreyra; 'Tendero" y "Ensayo 1956" para cuerdas, de César Bolaños; "Primera sinfonía" y "Cristos" para conjunto de cámara, de Olga Pozzi Escot; "Mercedes Barrientos" y "Cáritas" (Operas), "Música 1963", "Música 1964", "Rosmanyá", de Leopoldo La Rosa; "Obertura festiva" y "Suite para cuerdas", de Luis A. Meza; y "Sinfonietta" y el estudio sinfónico "Queñua", de Edgar Valcárcel.

En la música de cámara, los compositores de la tercera generación también manifiestan su predilección por las grandes formas, como lo evidencian los "Cuartetos de cuerdas" escritos por Celso Garrido Lecca, Francisco Pulgar Vidal, Olga Pozzi Escot, Luis A. Meza y Edgar Valcárcel; los "Quintetos" de José Malsio y Celso Garrido Lecca, ("Divertimento") y las "Sonatas para piano" de José Malsio, Edgar Valcárcel, Francisco Pulgar Vidal y Luis A. Meza.

Siguen empleando el folklore peruano Rosa Alarco, Armando Guevara Ochoa, Jaime Díaz Orihuela, Francisco Pulgar Vidal, Leopoldo La Rosa y Luis A. Meza. La mayoría de los compositores de esta generación, han usado el folklore en sus primeras composiciones, evolucionando posteriormente hacia una música pura que no utiliza las melodías o los ritmos populares. La politonalidad es empleada por José Malsio, Rosa Alarco, Armando Guevara Ochoa, Francisco Pulgar Vidal, Luis A. Meza y Alejandro Bisetti. La dodecafonía es utilizada por Enrique Iturriaga, Luis Iturrizaga, Armando Sánchez Málaga, Olga Pozzi Escot, César Bolaños y Edgar Valcárcel. Este último y Leopoldo La Rosa, también han creado formas aleatorias. La música electrónica ha sido practicada por José Malsio y parece ser la tendencia predominante en las actuales experiencias de César Bolaños.

Han impreso sus obras: Rosa Alarco, Francisco Pulgar Vidal y Alejandro Bisetti en Lima; Enrique Iturriaga en Buenos Aires; Olga Pozzi Escot y Celso Garrido Lecca en Estados Unidos; Luis Iturrizaga en Alemania. Practican la dirección de orquesta: José Malsio, Armando Sánchez Málaga, José Belaúnde, Leopoldo La Rosa y Luis A. Meza. La dirección de coros: Rosa Alarco, Enrique Iturriaga, Celso Garrido Lecca, Jaime Díaz Orihuela y Leopoldo La Rosa.

Algunos de los compositores de la tercera generación radican en el extranjero, muchos de ellos en forma permanente. Celso Garrido Lecca vive en Chile, aunque está actualmente con una beca en los Estados Unidos. Olga Pozzi Escot es profesora en el Conservatorio de Nueva Inglaterra, de Boston. Jaime Díaz Orihuela sigue estudios de perfeccionamiento en composición con Francisco Calés Otero, en Madrid. Luis Iturrizaga vive en Alemania, con una beca del Senado de Berlín. César Bolaños tiene una beca del Instituto Torcuato Di Tella, de Buenos Aires, para trabajar en música electrónica en el Departamento Audio-Visual. A pesar de esta dispersión, la tercera generación está al día de lo que componen cada uno de sus integrantes. En Lima, la Orquesta Sinfónica Nacional estrena frecuentemente obras de estos compositores, existiendo además muchas oportunidades para escuchar sus obras de cámara.

Los 16 compositores de la tercera generación que mencionamos en el presente artículo, no han tenido casi sucesores. En realidad, la cuarta generación de compositores no existe. La presencia de algunos jóvenes como Rafael Junchaya (1939), Jorge Chiarella (1943) o Jaime Delgado Aparicio (1943), que son promesas en la historia de la música peruana, no justifican la existencia de una auténtica nueva generación. ¿Por qué se ha producido este vacío de vocaciones por la composición musical? Es una pregunta muy difícil de contestar. Lo que sí es cierto, es que los jóvenes actualmente sólo desean su titulo musical académico para poder enseñar en escuelas y colegios, y no les interesa mucho, al parecer, componer música. Quizás la creación de numerosos premios de estímulo, podría fomentar el deseo de crear música en las nuevas generaciones. Podría también ayudar la organización de conciertos especiales con obras de los jóvenes compositores.


Los músicos extranjeros radicados en el Perú

La mayoría de los músicos de la primera generación tuvieron influencia de los pedagogos italianos que se radicaron en el Perú en la segunda mitad del siglo XIX como Claudio Rebagliati, Salvador Barriola, Francisco de Paula Francia, Carlos Enrique Pasta y Napoleón Mafezzoli. De las composiciones de Rebagliati y Pasta ya hablamos anteriormente. En el siglo XX la influencia de los maestros y compositores extranjeros continúa con la positiva obra de Enrique Fava Ninci, Vicente Stea, Andrés Sás y Rodolfo Holzmann. Principalmente, Sás y Holzmann han sido los maestros de casi todos los músicos de la tercera generación. Diremos muy brevemente algo sobre estos maestros extranjeros, nacionalizados peruanos.

Enrique Fava Ninci nació en Italia en 1883 y murió en Lima en 1949. Vino al Perú en 1909, enseñando Teoría, Solfeo y Armonía en la Academia Nacional de Música y en el Conservatorio, llegando a ser Director en 1931. También dirigió orquesta y algunas temporadas de ópera en nuestra capital. Entre sus obras que tienen relación con el folklore peruano mencionaremos tres composiciones para orquesta: el "Himno Ayacuchano", la obertura "Alfonso Ugarte" y el ballet "La cadena de Huáscar".

Vicente Stea nació en Italia en 1884 y murió en Lima en 1943. Su llegada al Perú data de 1917, dedicándose a ser maestro de canto, director de óperas y fundando la Sociedad del Cuarteto, que dio magníficos conciertos de cámara. Igualmente, Stea fue un célebre director de orquesta, siendo con Federico Gerdes un auténtico precursor de las actividades orquestales en nuestro país.

Andrés Sás, belga nacido en París en 1900, llegó al Perú en 1924. Fundó con su esposa, la pianista Lily Rosay, la Academia Sás-Rosay en Miraflores, célebre institución conocida por casi todos los compositores y pianistas peruanos. Actualmente enseña Armonía y Contrapunto en el Conservatorio. Como musicólogo, realizó investigaciones sobre el folklore peruano y la música colonial, llegando a ser uno de los más grandes eruditos del mundo en esta última especialidad. Algunas de sus obras emplean el folklore, como las tituladas "Aires y danzas del Perú", "Suite peruana", "Preludio y Tocatta", escritas para piano; "Tres estampas del Perú", "Poema indio" y "La leyenda de la isla San Lorenzo", para orquesta; "Recuerdos" y "Rapsodia peruana", para violín y orquesta; coros; canciones; etc.

Rodolfo Holzmann nació en Alemania en 1910, llegando al Perú en 1938, como profesor de oboe, ingresando posteriormente como violín de la Orquesta Sinfónica Nacional. Su labor más importante fue como profesor de Composición del Conservatorio. Al mismo tiempo realiza interesantes investigaciones musicológicas sobre los compositores peruanos de los siglos XIX y XX, destacando los catálogos publicados por él de los compositores D. Alomía Robles, Vicente Stea, Alfonso de Silva y Teodoro Valcárcel. Sus obras musicales que tienen relación con el Perú son las siguientes: "Pequeña suite" sobre motivos del folklore peruano, y "Niñerías" para piano: "Suite arequipeña" para orquesta; "Concierto para la Ciudad Blanca" para piano y orquesta, diversas obras corales y sus instrumentaciones de las obras de Manuel Aguirre, Teodoro Valcárcel, Daniel Alomía Robles y Francisco González Gamarra. Rodolfo Holzmann es actualmente jefe del Servicio Musicológico de la Escuela Nacional de Música y Danzas Folklóricas, y maestro de composición en la Escuela Moderna de Piano, en Miraflores. Prepara últimamente dos obras basadas en temas folklóricos de gran parte de los departamentos de nuestro país cuyos títulos serán "Costa, Sierra y Montaña: Música tradicional del Perú" y "Panorama de la música tradicional del Perú".


parte de las imágenes incluídas en el texto impreso:

Claudio Rebagliati

José María Valle Riestra - Carátula de la ópera "Ollanta"

Luis Duncker Lavalle
(esta foto, que acompaña junto a las otras el artículo impreso como siendo de Luis Duncker Lavalle, parece corresponder a uno de sus hermanos. Una imagen más certera del maestro músico es ésta)


Carlos Sánchez Málaga


Leopoldo La Rosa (izq.) y Luis Alva



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Video
"La marinera"
Autora: Rosa Mercedes Ayarza
Canta: Bartola

En la foto , Olga Vásquez y Mendoza Reyes de la Compañía Pancho Fierro (1956)
Con este título figura en el disco "Rosa Mercedes Ayarza - Una leyenda", sin embargo, en este video, que ofrece una grabación antigua de Doña Mercedes, se señala como título "Soy peruana"

Soy peruana, soy limeña (bis)
caramba, soy la flor de la canela (bis)
y a mi son alegre y retozón baten las palmas (bis)
caramba y el que vé, peruano sea (bis)
a los pobres y a los ricos,
les da un vuelco el corazón
(bis)
cuando oyen cantar mis coplas, con guitarra y con cajón (bis)
y es que soy y es que soy, y es que soy la más criolla
y es que soy y es que soy, y es que soy la verdadera
alma grande de peruana
(bis)
y es que soy, La Marinera



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Enlaces

Procesos iniciales de la identidad musical en el Cusco
Creación musical en Arequipa, brevísima relación
Daniel Alomía Robles en primera persona
Armando Guevara Ochoa
Las zamacuecas de Claudio Rebagliati

Un panorama musical por Carlos Sánchez Málaga
Morir en primavera Armando Robles Godoy, sobre Enrique Pinilla
Amistad entre pentagramas - "Cuatro compositores representativos de la generación del 50 celebran más de medio siglo de amistad y música..." [Francisco Pulgar Vidal, César Bolaños, Edgar Valcárcel y Leopoldo La Rosa] - Rev. Variedades, jun. 2008





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