enero 29, 2008

Los últimos incas

Los q'ero son un pueblo muy especial, se dice que son los últimos incas... pero más bien viven como fieles runas a la espera de que se cumpla la profecía del Pachakuti, el retorno de Inkarri (quechuización de Inca Rey). El Pachakuti es un concepto quechua que afirma la visión cíclica del tiempo andino, y según el cual, el mundo que vive en caos y desorden desde la llegada de los wiraqochas europeos, se dará vuelta para que la armonía y el orden se restablezcan. Cada Pachakuti duraría lo que 500 años gregorianos.


El mito de Inkarrí (1) fué recogido por primera vez en 1955 durante una misión encabezada por el antropólogo Oscar Nuñez el Prado y conformada por Josafat Roel Pineda, Efraín Morote Best, Mario Escobar, Manuel Chávez Ballón, Demetrio Túpac Yupanqui, Malcolm K. Burke, Demetrio Roca y Luis Barreda Murillo. En dicha oportunidad recogieron no sólo este mito, sino informacion sistemática de la vida social y familiar de la comunidad.


En el plano mítico, Inkarri se explica mediante el mito teogónico de los q'eros que en un apretado resumen de la versión recogida por Núñez del Prado, dice: Después de la larga noche en que señorearon los ñaupa machu, el espíritu creador jefe de los Apus llamado Roal, da vida a Inkari y Qollari, hombre y mujer primigenios, para que funden un gran pueblo donde la barreta de oro que les dió se hunda enhiesta. La primera vez que fué arrojada ésta cayó mal. Al segundo intento cayó oblicua entre montañas negras a orillas de un río. Siendo las condiciones poco propicias, Inkari decide fundar ahí un poblado al que llamó Q'ero. Decide también construir una capital de la que hoy quedan las ruinas de Tampu. Los Apus castigan a Inkari su desobediencia resucitando a los ñaupa machu que lo miraban con envidia y rencor. Estos seres de la noche hicieron rodar grandes piedras hacia donde él trabajaba. Aterrado, Inkarí huye hacia la región del Titicaca, cuya paz le permitió meditar. Volvió de nuevo dirigiéndose al Vilcanota. Deteniéndose en las cumbres de La Raya, lanzó la barreta por tercera vez, clavándose por fin verticalmente, en el centro de un valle fértil. Ahí fundó el Cusco. Sin olvidar a Q'ero, envió allá a su primogénito para poblarlo y sus demás descendientes se esparcieron por diferentes lugares dando origen a la estirpe de los incas...


En el plano histórico, Pachacutek ("Gran transformador" o "Transformador del mundo") es el nombre que tomó Cusi Yupanqui para gobernar después de su victoria sobre la confederación chanka. Este inca fué un estratega brillante que dió el impulso decisivo a la expansión y consolidación del Tahuantinsuyu en el siglo XV. La leyenda asocia la profecía del Pachakuti al retorno del inca, uno de cuyos mejores arquetipos es Pachacutek (2). También se asocia a la figura del último inca rebelde de Vilcabamba, ejecutado y decapitado en 1572 en la Plaza de Armas el Cusco: Túpac Amaru I. A partir de su cabeza, este inca se está regenerando poco a poco para volver y cumplir la profecía.


Ya van casi 500 años que los Q'ero eligieron vivir en un virtual exilio para escapar de inminente yugo colonial, debe ser por ello que es un pueblo que aún no ha sido quebrado: El Q'ero es hombre de mentalidad clara y vivaz, ingenuo y franco al mismo tiempo; habla poco y se siente mortificado cuando se le quiere hacer repetir lo que tiene dicho. Es severo en su conducta, parco en su trato pero sumamente hospitalario con el viajero. Desconfía profundamente del blanco o del mestizo pero no demuestra hostilidad hacia él (3). Han tenido de su lado al nevado Ausangate, pues en sus altas cumbres el viento, el intenso frío y la nieve desalientan el tránsito y la permanencia de los foráneos. Se ubican a unos 90 o 100 km de Paucartambo, repartidos entre 4,500, 3000 y 1800 msnm. Esto los hace habitar desde los más altos nevados a los límites de la zona boscosa selvática. Debido al aislamiento han conservado estables sus formas de vida ancestrales, casi al margen del tiempo.


Su economía es autosuficiente, se basa en el uso de herramientas muy sencillas (no por ello menos especializadas), en la crianza de camélidos (alpacas, llamas y vicuñas), el cultivo de la papa y la caza de peces en las bellas lagunas de la zona. Mantienen las estructuras del ayllu, practican el ayni, la minka, el trueque y el servinacuy. Transportan sus productos en recuas de llamas por caminos que solo ellos conocen. Practican la fiesta de tinkuy, que es la iniciación del enamoramiento de los jóvenes. La ceremonia del Chaco (o Chaccu) para el acopio de lana es muy especial, pues luego podrán tejer bellísimas prendas cuyos diseños y colores conservan sus códigos ancestrales de cumbis. Su alimentación, muy sencilla, se basa en papas, ollucos, habas, algo de maíz, y eventualmente carne de camélido.


Uno de los elementos que hace más especiales a los Q'eros es su espiritualidad, su visión del mundo estrechamente vinculada a la creencia en sus mitos: practican el pago a la Pachamama, el culto a las lagunas, a los apus (orqos, wamanis, cerros o montañas) y otras ceremonias centenarias que guardan con amor y celo. No han mercantilizado su cultura, y sólo acceden los foráneos después de una sesión comunal que decide si aceptarlos o no.


Cabe preguntarse si esta imagen casi idílica del hombre con el paisaje permanecerá, si es sólo un espejismo, una utopía, o más bien la más valiosa enseñanza de estos héroes de la resistencia en un planeta que desfallece en nombre de la "civilización" (4).


Música

Rodolfo Holzmann (1910-1992), destacado compositor e investigador nacido en Alemania y residente en el Perú desde 1938, hizo lo que sería hasta ahora el trabajo más completo sobre la música de los Q'ero: "Q'ero, pueblo y música" (Lima : Patronato Popular y Porvenir Pro Música Clásica, 1986, 398 pp., 15 fot., 3 mapas, un disco de música). En este volumen, se incluyen todos los trabajos previos publicados sobre los q'eros (hasta 1986).

Después de la empresa encabezada por Núñez del Prado, la música de los Q'ero fué grabada in situ por John Cohen (que editó en Nueva York), y Pierre Allard (que editó en París); ambas producciones datan de 1966. Estos discos fueron las principales fuentes de información para hacer el libro, en el que el autor ha transcrito y analizado 33 piezas del repertorio vocal e instrumental de los Q'ero. El aporte de Cohen, siendo producto de un trabajo empírico (sin enfoque científico, es decir etnomusicológico), y adoleciendo de deficiencias lingüísticas en las descripciones (confunde hutan con jatun, bomba con bombo, waca caupu con waqra pucu, charanga con charango, etc.), es particularmente notable por la calidad y cantidad de piezas que ofrece a la sistematización de Holzmann.


Las piezas analizadas son:

A.- Musica vocal

1.- Phalchay
2.- Wallata
3.- Hakullaraqchu
4.- Mamay Purikushianki
5.- Taqeychayki
6.- Pillaraq
7.- Qosqo Llaqtallay
8.- Haycha Haychala (Phalcha)
9.- Ashi kachanpa
10.- Castillo papay
11.- Qachuniyta
12.- Serjente
13.- Tukuchay
14.- Hakuraqchu
15.- Wallata
16.- Pukllay (carnaval)
17.- Waitu

B.- Musica instrumental

18.- Danza de Paucartambo
19.- Danza de pájaros
20.- Danza folklórica
21.- Canto de pastor
22.- Danza ukuku (oso)
23.- Turpa (yerba del monte)
24.- Canto de flauta
25.- Pukllay (carnaval)
26.- Música chunchu
27.- Música chunchu
28.- Danza del ukuku
29.- Danza del ukuku y del machu (viejo)
30.- Canto de fin de fiesta
31.- Danza de los chunchos
32.- Paras (lluvia - danza pastoril y de pukllay)
33.- Piruwani (pico en Q'ero)


//marcela cornejo

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Video:


Q'ero, en busca de los últimos incas
(producción inglesa)

Parte 3:
El maestro espiritual o yachac dice: "Antes de que existiera el sol, vivíamos a la luz de la luna, entonces vino el sol y dio a luz a nuestro dios, Inkari. Antes el hombre vivía con la luna y no había sol. Esta es la tierra de los inkas. Fué el poder espiritual del sol que dió a luz a Inkari. Somos todos hijos de nuestro padre Inkari. Inti, el dios sol, nos dió a luz a todos nosotros los incas. Luego nos esparcimos desde aquí a todos los rincones del imperio inca. Por eso es que conocemos todo esto. De otro modo, si no fuésemos de la familia inca, no conoceríamos todo esto. Desde aquí los incas fueron a Cusco y otros lugares. No hay nada más..."

parte 1
parte 2
parte3
parte4
parte5

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Links:

Los protegidos de la cordillera - Javier Ascue Sarmiento
Q'ero, el último ayllu inka - Luis H. Figueroa
Proyecto Qero
La nación de los qeros amenazada por la minería



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(1) Aproximadamente 15 variantes de este mito se encontraron luego en Ayacucho (en Andamarca, en Puquio -recogida por Jose Maria Arguedas-) y otras zonas de la sierra peruana, dando lugar a partir de la década de 1980 a reflexiones e investigaciones sobre la existencia de una mentalidad mesiánica o milenarista en el mundo andino.
(2) El actual movimiento indigena de la región andina, ha tomado el concepto Pachakuti, aderezándolo con una serie de narrativas de interés esencialmente ideológico-políticas que terminan haciendo maníqueo el sentido del hermoso mito quechua. Se puede sustentar lícitamente el uso político de un mito para cohesionar fuerzas, pero reforzando el sentido constructivo de su mensaje, sobretodo en conceptos tan inspiradores como re-generación, re-nacimiento, re-surgimiento, etc.
(3) Oscar Núñez del Prado. El hombre y la familia: su matrimonio y organización político-social en Q'ero. En: Revista Universitaria, Cusco, año XLVII, N° 114, primer semestre, 1958. Compilado en el libro de Holzmann (p. 32)
(4) En estos caóticos tiempos de libre mercado, ha aparecido el fantasma amenazador de la actividad minera.

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enero 27, 2008

Nuestro verdadero banco de oro

Fuente:
Revista Somos N°1103, 26/01/08, pp. 92-95
Suplemento de El Comercio
Lima
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Música de raíces

Genio y figura de Don Santiago Antúnez de Manolo, estudioso y divulgador de las bondades del sacha inchi y apasionado investigador del Antiguo Perú

Santiago Antúnez de Mayolo Rynning, el erudito más importante de la nutrición en el antiguo Perú y redescubridor del sacha inchi, está a punto de cumplir 95 años. A pocos meses de publicar un libro sobre la alimentación en el Incanato, el hijo del gran sabio peruano de la física moderna (Santiago Antúnez de Manolo Gomero) continúa con esa misma energía y lucidez como cuando inició sus estudios sobre el vasto universo de los alimentos andinos, hace más de treinta años

Escribe: Marcos Chumpitaz
Fotos: Guillermo Figueroa



La pequeña Dizzy ladra desde lo alto del edificio, olfateando la presencia de su amo. "No sé cómo hace, pero se da cuenta de mi presencia así esté a más de dos cuadras", comenta don Santiago mientras nos recibe en el vestíbulo del edificio sanisidrino donde vive. Los ladridos de Dizzy se sienten desde el ascensor. Alertada por nuestra presencia, la pequeña perrita esconde la cola y se oculta bajo el regazo de una antigua silla, cerca de una pequeña biblioteca donde Don Santiago guarda un busto de su padre y algunos pocos libros. 'Ya no queda nada. El año pasado regalé más de 4 mil libros, no tenía espacio".

Aquí vive solo. No hay hijos ni nietos que lo rodeen, a excepción de una hija que vive un piso arriba del suyo. Sus demás hijos viven fuera del país. Cuando no está en su oficina de la Sociedad Geográfica de Lima, Dizzy es la única compañía de este economista, abogado, administrador de empresas, ex diputado e historiador ancashino de 94 años cuya obra ha quedado registrada como un baluarte invaluable del patrimonio histórico y la grandeza que significó el Antiguo Perú.

Obra esencial

Sus estudios sobre la nutrición en el Incanato han dado la vuelta al mundo. Gracias a él la ciencia conoce las propiedades benéficas del sacha inchi, la chicha de jora, la grasa de cuy y de otras plantas autóctonas olvidadas por los nutricionistas. Como experto en nutrición, genética y tecnología precolombina ha escrito numerosos artículos y sustentado no menos de 4 conferencias por año desde 1980.

Entre sus publicaciones más importantes podemos destacar: La Nutrición en el antiguo Perú, Regeneración de agua y suelo, Guía para la encuesta salud y familia, y otros ensayos más sobre plantas alimenticias del Perú, el agua, el wiñapo, la chicha, los camélidos sudamericanos, la previsión del clima, entre otros. Muchas de estas publicaciones son objetos de culto entre estudiantes de nutrición e historiadores. Incluso su libro La Nutrición en el antiguo Perú, que tuvo cuatro ediciones (todas agotadas), ahora tiene dos ediciones piratas, una en Lima y otra en Bolivia. "Pero no me importa", afirma. "Lo importante es que la gente se eduque. Yo no gané ningún centavo con mis libros. He trabajado ad honorem como lo hizo mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo. Uno capta lo que la familia hace, es mi herencia. Eso para mí es lo valioso".

Don Santiago vive orgulloso de su país, de sus raíces. No se cansa de afirmar que con Huayna Cápac, el Tahuantinsuyo llegó a ser el imperio más extenso, organizado, poderoso y rico de toda América y que sus pobladores eran sanos, vigorosos, longevos y muy inteligentes, cuya esperanza de vida era sobre los 70 años. "Los españoles apenas vivían 44".

Y aunque hoy camina a paso lento, su memoria viaja con una velocidad envidiable. Recuerda fechas, nombres y referencias con tal exactitud que es una verdadera Biblia del saber. "El cronista Joseph de Acosta informaba en 1567 que en Puno nuestros indios aprendían en 2 meses algo para lo cual los españoles requerían 5 meses. No es por adulonería, pero no hay pueblo en el mundo que haya inventado más que los precolombinos peruanos. Inventaron el sistema decimal, los puentes colgantes, en Paracas inventaron el tejido de punto. Descubrieron la tecnología asísmica, que emplearon en edificios, caminos y puentes.

Eso es porque poseían una excelente nutrición: comían pescado, grasa de cuy, sacha inchi, alimentos que desarrollaron su cerebro y que ahora, lamentablemente, no se toman en cuenta". Su amor por el estudio lo heredó de su padre, Santiago Antúnez de Mayolo Gomero, ingeniero, físico y matemático peruano, precursor de la física modernaza y creador de nuevas teorías sobre la luz, la materia y la gravitación. Incluso intuyó en 1924 la existencia del neutrón. Por eso se lo llamó el gran sabio peruano. Como ingeniero, su padre realizó proyectos y estudios para dotar de energía a los distintos pueblos del Perú que ahora son una realidad. A él se debe la concepción de proyectos monumentales como las centrales hidroeléctricas del Cañón del Pato, Machu Picchu y el oleoducto Bayóvar. Sin embargo su obra cumbre es el complejo hidroenergético del Mantara, donde se ubica la central hidroeléctrica más grande del Perú. Hoy en día hay universidades, institutos y colegios que llevan su nombre.


De tal palo, tal astilla

De su madre legó su interés por la nutrición. Lucie Kristiana Rynning fue una ciudadana noruega que creó en 1924 una importante asociación llamada Bien de Hogar, dedicada a elevar la calidad de vida de la mujer de la sierra peruana. "Su interés era la nutrición del menor. Era lo básico. Por eso impulsó los desayunos escolares. Gracias a ella me interesó estudiar la nutrición en el Antiguo Perú. Eso me motivó a recorrer el país, a investigar y observar todo lo que tenía alrededor", recuerda.
Pocos saben que Don Santiago fué el redescubridor del sacha inchi, la hoy popular oleaginosa selvática que está asombrando al mundo por sus concentraciones inusuales de Omega 3, solo comparables con la del pescado.

En 1976, cuando el ministerio de Agricultura le solicitó su apoyo como investigador para estudiar el potencial de nuestra Amazonia, realizó un viaje a Rioja, al valle del Naranjillo, donde halló a un grupo de aguarunas que consumían unas semillas extrañas. "Fue la primera vez que supe del sacha inchi".

Dos años más tarde comenzó a realizar los primeros análisis de estas semillas cuyos resultados fueron publicados en el diario La Prensa el 26 de diciembre de 1978. Ahí el Dr. Antúnez de Mayolo comparaba el contenido de grasa del sacha inchi con el de la linaza y la soya. Posteriormente presentó al sacha inchi durante el XII Congreso Peruano de Química en octubre de 1980 donde brindó una charla magistral sobre sus excelentes propiedades químicas y nutricionales, pues no solo sus granos y aceites son comestibles sino también sus hojas. En marzo de 1981 el Boletín de Lima presentó por primera vez los detalles de identificación botánica de esta planta. "El sacha inchi ya se conocía desde 1950 pero se perdió su uso porque, como era "cosa de indios", nadie le hacía caso.

Nadie sabe hasta qué punto fue cultivado en el Antiguo Perú pero una vez yo hallé una muestra parecida a un frijol pequeño en Nazca Los análisis dijeron que se trataba de sacha inchi. Eso demuestra que fue conocido desde hace mucho tiempo y que fue consumido por sus múltiples beneficios. El problema con el sacha inchi ahora es que solo lo consume la gente que tiene dinero, su aceite es un alimento caro. La idea es que este producto llegue al poblador, que lo consuma como debe consumir la carne de anchoveta, rico en ácidos grasos para el cerebro".

La grasa del cuy

Además del sacha inchi, Don Santiago ha realizado importantes estudios sobre la carne del cuy, roedor andino que durante el Incanato tuvo gran popularidad: los pobladores no solo los criaban sino que estaban obligados a consumirlo debido a que en su grasa se encuentra de un 20 a 25% del ácido graso linolénico y el esencial Omega.

"Un 14% de este ácido es transformado en ácido DHA, el cual es indispensable para la formación de las neuronas y nervios de nuestro cuerpo. Este DHA también se encuentra en la pulpa oscura de los peces marinos. Es por ello que los incas ponían mitimaes en la costa para que los pescados fueran enviados secos a la sierra donde se repartían cada 15 días a la población, pero eso no se conoce. Los nutricionistas de ahora no tienen interés en estudiar la alimentación andina, consideran que es inferior, que no vale la pena. Nadie estudia el quemillo, la maca o la mashua, son parte de nuestro legado y no le tomamos importancia".

Estudios sin pausa

Ahora, lejos de las aulas y el trabajo de campo, Antúnez de Mayolo tiene un nuevo objetivo: impulsar una reforma de la educación mediante un nuevo programa de enseñanza que él mismo ha creado y que busca elevar la calidad del aprendizaje desde los primeros años. "En la forma como estamos yendo estamos embruteciendo al poblador peruano y es necesario cambiar eso. Cada década perdemos 8 puntos de coeficiente intelectual".

Sin embargo no ha descuidado su tarea de investigar. La Academia Nacional de Salud le acaba de pedir que escriba un libro de varios volúmenes sobre la alimentación en el Perú antiguo, que tendrá listo para agosto. "En él quiero enseñar cómo los hombres pueden tener mejor calidad de vida y mejor calidad de hijos, y cómo las mujeres pueden concebirlos así".

Después de eso piensa publicar una biografía completa sobre su padre. Lo único que espera es que Dios le siga brindando fuerzas para culminar estos proyectos. "Me siento feliz con mi obra, aunque reconozco que pude hacer más. Por eso trabajo incansablemente, hasta los fines de semana La vida es corta. Cuando uno siente que la vida se puede ir en cualquier momento, quiere aprovechar al máximo el tiempo. Yo lo estoy haciendo".




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Video


La anchoveta: se capitaliza más a través del consumo
humano directo y no de la harina de pescado
Reportaje: programa "Presencia Cultural" (2006)



Crianza de la papa - elaboración de chuñu




Enlaces:




Aventura culinaria del ají - Gastón Acurio
parte 1 (las especies domesticadas de la zona andina, del Perú en especial)
parte 2 ("territorialización" del sabor de los ajíes del Perú)
parte 3 (el mundo del rocoto en Arequipa)

Aventura culinaria del aji amarillo


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enero 26, 2008

Procesos iniciales de la identidad musical en el Cusco según José Tamayo Herrera


Fuente:
Historia del indigenismo cuzqueño. Siglos XVI-XX
José Tamayo Herrera (pról. de Luis E. Valcárcel)
Lima : Instituto Nacional del Cultura, 1980, 394 p., ils.
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El indigenismo artístico

(música: pp. 268-275)


Los rasgos y expresiones del ascenso de una determinada mentalidad pueden a veces rastrearse con mayor nitidez que en el documento científico, en el mensaje estético de una sociedad: en las infinitas posibilidades de su Arte.

En la plástica, la música y el folklore encontramos en el Sureste Andino, a partir del inicio del siglo XX, las huellas del desarrollo de una nueva sensibilidad estética, que capta y recibe la influencia de la cultura indígena, ya sea al nivel del temple anímico o de la misma temática. Los estratos "mistis" y cholo de la región cuzqueña, así no ascendieran a una conciencia teórica de su ligazón y dependencia respecto al estrato indígena de su sociedad, sí fueron receptivos, y percibieron la poderosa influencia artística que emanaba del mundo andino.

Como ejemplo de este proceso de reencuentro de una mentalidad con el acervo artístico regional, señalaremos la evolución de la música en el Sureste Andino. La historia de la música cuzqueña desde los años finales del siglo XIX hasta el fin de la primera modernización (1945-1950), denota por un lado un proceso de alejamiento respecto a modelos de música europea y un progresivo reencuentro con los ritmos andinos, traducidos en una cada vez más rica creación de motivos regionales de sabor indígena, que marcha paralela a una formulación teórica que empieza por investigar la música incaica y termina por estudiar las posibilidades estéticas de la escala pentafónica de sonidos.

La historia de la música indigenista cuzqueña, puede periodificarse en tres etapas nítidamente diferenciadas. La primera que corresponde al siglo XIX, antes de 1895, es la de predominio de la música europea. La segunda es la del tanteo y la búsqueda, cuyos hitos pueden señalarse entre 1895 y 1920; y la tercera, la del predominio del ritmo y de los motivos regionales indígenas, que se inicia en 1920 y prácticamente dura hasta nuestros días.

Los músicos del siglo XIX (antes de 1885): el cuzqueño Francisco Herrera Garmendia y el ecuatoriano José Francisco Nieto, eran todavía ejecutantes y compositores europeístas, aunque este último, Nieto, se acercara ya a ritmos locales en su composición "Abordo del Coya". Estaban capturados por el poderoso influjo de la música romántica europea: Chopin, Beethoven, Schubert. Nieto fue discípulo del alemán Ship y catedrático de Armonía en la Universidad de Quito y se inició en el Cuzco en un gran recital el 24 de septiembre de 1876.

El primer músico que cultiva consciente y deliberadamente las melodías andinas, pero todavía entremezcladas con estilos europeos y costeños, es José Calixto Pacheco Porras, nacido en el Cuzco el 14 de octubre de 1853 y quien todavía, en 1895, compuso los yaravíes: "Mi lealtad", "Ojos fascinadores", "Viracocha", etc. Además de piezas de mayor aliento como "Himno al Sol" y "Parihuana", Pacheco Porras fue un compositor prolífico que cultivó sobre todo el yaraví; muestras de esa creatividad fueron sus composiciones: "Mi soledad", "La integridad", "La pasionaria" y "Sobre las balsas", donde se insinúa con mayor vigor la temática indígena. Apasionado de la difusión del folklore, en 1916-1917, condujo una misión de arte folklórico a Bolivia, llevando vestuario indígena, pero que desgraciadamente fracasó en el camino. Pacheco Porras murió en San Ignacio1 (Huanipaca, Apurímac) el 25 de agosto de 1919(179).

Otros músicos indigenistas de las últimas décadas del siglo XIX, fueron Mariano R. Ojeda, discípulo de José Francisco Nieto, que compuso el yaraví "Te vi señora" y un "Himno a la Exposición Departamental de 1897". Pío W. Olivera compuso por esa misma época la canción "Pasñapitachi", y Manuel Monet creó algunos "Harawis" para la escenificación del "Ollantay"(180). Marcelino Ponce de León compuso asimismo la música de algunas danzas indígenas para las representaciones teatrales del drama quechua, por entonces tan populares en el Cuzco.

Con estos primeros pioneros de la música regional, las melodías de sabor indígena, antes vistas como primitivas y exclusivas de los estratos más bajos de la sociedad cuzqueña, ascienden al gusto y la consideración del sector "misti" dominante. Se empieza a operar, aunque débilmente, una evolución en el gusto y una reevaluación del ritmo y motivo andino. La primera conquista ideológica del indigenismo es pues esta captura del gusto musical de todos los pobladores del Sureste.

Mientras que la creación musical empezaba a desarrollarse hacia la captación de temas populares, la teoría musical inició también sus primeros pasos. José Castro, profesor de piano, y musicólogo discípulo de Nieto, publicó el 24 de junio de 1897 su estudio pionero: "Sistema pentafónico en la música indígena precolonial del Perú", que fue la primera investigación sobre la música incaica. El 24 de julio de 1906, el mismo Castro ofreció una conferencia sobre Acústica, en que relacionaba teóricamente los colores y las notas. Castro fue el primer musicólogo que hubo en el Cuzco, dedicado a estudiar científicamente la melodía indígena, así como combativo e irónico periodista que colaboró en "El Sol" junto a Vega Enríquez, bajo el seudónimo de "Fra Diavolo".

La figura más destacada de este segundo período de la música indigenista fue sin duda Leandro Alviña Miranda, nacido en el Cuzco el 13 de marzo de 1880 y fallecido en la misma ciudad el 3 de agosto de 1919. Mientras que la obra de Castro es predominantemente teórica, la de Alviña se desdobla en sus dos grandes actividades como compositor y como musicólogo. Como compositor Alviña creó su "Canto a las Ñustas" (*), composición de temática y ritmo indígenas, y como musicólogo escribió su famosa tesis de 1908 "La música incaica", con la que obtuvo el bachillerato en Letras en la Universidad de San Antonio Abad.

Posteriormente Leandro Alviña, escribió una nueva tesis sobre la música andina, denominada "La música incaica, lo que es y su evolución desde la época de los incas, hasta nuestros días", con la cual en 1919, obtuvo en San Antonio Abad el doctorado, y que impresa en la Imprenta El Trabajo, tenía 44 páginas. Poco tiempo después, y probablemente sin que pudiera hacer la colación del grado, le sorprendió la muerte.

El tercer período de la música nativa y popular coincide en el Cuzco con la eclosión del pensamiento indigenista y puede situarse a partir de 1920. Este período de creación de música andina se caracteriza por la finalización de la segunda etapa de tanteo y búsqueda, gracias a una captación más técnica y más directa de las melodías indígenas y cholas, que son volcadas por primera vez en el pentagrama con un robusto sentido creador. Al mismo tiempo, si las melodías andinas habían sido vistas antes como un material exótico, demasiado "popular", a partir de esa fecha se opera una transformación cualitativa del gusto musical y un ascenso del prestigio de la música de sabor local, que pasa a convertirse en un valor buscado y en cierta forma en un paradigma.

Contribuyeron a esta nueva transformación del gusto musical andino cuatro personajes que, por su popularidad y trascendencia creadora, han sido llamados "Los cuatro grandes de la música cuzqueña": Roberto Ojeda Campana, Juan de Dios Aguirre Choqueconza, Baltazar Zegarra Pezo y Francisco Gonzáles Gamarra.

Roberto Ojeda Campana nació en el Cuzco el 1° de julio de 1895. Estudió en el Seminario de San Antonio y en la Facultad de Letras de la Universidad de San Antonio Abad. En 1923 obtuvo un resonante éxito internacional como Director Musical de la Misión Peruana de Arte Incaico que visitó Bolivia, Argentina y Uruguay bajo la dirección de Luis E. Valcárcel.

Ojeda ha compuesto y captado más de 300 piezas musicales de estilo andino y entre sus principales composiciones pueden señalarse: "Inti Raymi" (en escala pentafónica), "La Siembra", "Tejedoras", "Flor Andina", "Tres cantos a Túpac Amaru" (en escala pentafónica), "Lejos de ti" (marinera), "Linda cuzqueñita", "Mi Cuzco", "Danza de la honda", "Danza de la flecha" (ambas para orquesta sinfónica), "Wifala". "Sangarará", "Esos tus ojitos", etc. Ojeda ha compuesto y captado 96 yaravíes, marineras, danzas y huainos de música cuzqueña. Compuso asimismo un "Himno a Micaela Bastidas" y un "Himno a Túpac Amaru". Se le debe también la música del "Himno al Cuzco" compuesta en 1944. Es sin duda el más prolífico compositor cuzqueño de música andina. Es también autor de la música para varios famosos dramas en quechua como: "Oscollo" y "Yahuar Huacac" de José Félix Silva y "Manco II" y "Choqueilla" de Luis Ochoa Galdo.

Juan de Dios Aguirre Choqueconza nació en Paruro el 8 de marzo de 1879. Fue un magnífico ejecutor de órgano. Fue maestro de capilla del Convento de la Merced del Cuzco. Su producción estuvo orientada principalmente hacia la música sacra, y tiene un acento marcadamente litúrgico. Entre sus composiciones podemos señalar "Kosko llacta" o "Canto al Cuzco", "Machupicchu", "Sacsayhuamán", "Atahuallpa", "Apu Inti", "Malccoy". Estas últimas son composiciones escritas como fondo musical de varios dramas en quechua de Luis Ochoa Galdo. Juan de Dios Aguirre falleció en el Cuzco el 6 de septiembre de 1963 (Pablo Ojeda).

Baltazar Zegarra Pezo nació en el Cuzco el 6 de enero de 1897. Estudió música en Lima bajo la dirección de José B. Ugarte y Marco Bello. Fue músico del Ejército y compuso marchas militares para el uso del mismo. Posteriormente en el Cuzco fue conservador del folklore regional.

Entre sus composiciones más celebradas figuran el famoso "Punchaynikipi", vals que constituye la más lograda expresión del sincretismo musical, entre el ritmo indígena y la composición occidental. Otras de sus obras son: "Tres motivos cuzqueños" (Marinera, yaraví y huaino), "Caballito de Totora" (yaraví), "Fue un sueño" (yaraví), "Al despertar", "El Corpus del Cuzco", "Maihuay" (melodía incaica), "Graciela”, "Chascañahui", "En tu tierra", etc. Murió en 1967. (Pablo Ojeda).

Francisco Gonzáles Gamarra, nacido en el Cuzco el 4 de junio de 1890 fue hijo del célebre ebanista y primer diputado obrero Tomás Gonzáles Martínez y de Eufemia Gamarra Saldívar. Discípulo de José Castro, la música indígena lo impresionó vivamente desde su más temprana juventud y constituyó una de las fuentes de su inspiración. Tanto músico como pintor, es sin duda el artista más polifacético que haya producido el Cuzco en el siglo XX. Su obra musical es vasta y variada, pero aquí nos referiremos sólo a la que tiene un mensaje andino. Entre sus principales composiciones destacan: "La noche de luna en el Cuzco" (pentafónica), "Homenaje al Inca Garcilaso de la Vega" (pentafónica), que obtuvo el Primer Premio en el Cuarto Centenario del cronista; la suite "Kosko", "Huillcamayo" (canto al río Vilcanota), "Kosko Napaicuiquin" (fragmentos pianísticos), "Sacsahuma Pucará", "Chuquillantu" (esquema de ballet, basado en la leyenda del Pitusiray (Calca), cuatro obras corales: "Kosko Taki", "Cashua N' 1", "Inti taki" (fragmento de su suite "Machupicchu"), y "Cashua N° 2". Compuso asimismo una Suite para orquesta que mereció el Premio Nacional de Fomento a la Cultura "Dunker Lavalle" y de la cual son fragmentos la "Danza ritual", "Danza campestre" y "Confidencias". Tiene además otra canción denominada "Amor del alma sola" (1914) que es una de sus primeras composiciones. Compuso además algunas piezas de estilo occidental, "Suite Chopiniana" y algunos valses y mazurcas que conformaron su "Álbum para piano".

Gonzáles Gamarra fue un artista extraordinario, que además de actuar en el medio regional, trabajó en Lima y en el extranjero, y seguramente el que tenía mayor cultura musical y mejor técnica de composición entre los músicos de su generación. Francisco Gonzáles Gamarra murió en Lima el 15 de julio de 1972.

Otro músico popular que ha dejado una leyenda en el Cuzco, tanto como compositor de temas indígenas y como formidable caballista, fue Francisco Gómez Negrón, oriundo de Chumbivilcas, y que es autor de "El rapto de Juanacha", "Korilazo" y "Cusi Coillur", huainos de gran éxito, que le merecieron una medalla de oro en el Festival de Amancaes de 1928. "Pancho" Gómez Negrón, encarnación viva del bohemio pueblerino y del jinete aventurero, recorrió México, Argentina, Uruguay, Bolivia y, Chile difundiendo la música cuzqueña y murió en su ley, en un acto de exhibición hípica, en la explanada de Sacsayhuamán.

Con la tarea creadora de los llamados "cuatro grandes" de la música cuzqueña, el indigenismo musical llega a la cúspide y se reafirma como corriente predominante en la sierra sur andina. El Cuzco por obra de estos artistas se convierte así en uno de los focos de un renacimiento artístico, que recogiendo la temática, el temple anímico y el ritmo de la música indígena y chola, los transforma en composiciones sincréticas de indudable sabor popular. Hacia 1928, los músicos cuzqueños llevaron a Lima este nuevo tipo de música y es entonces que, como escribiera Atilio Sivirichi, se inició en el país un proceso de "nacionalismo musical", un retorno a las fuentes primigenias y andinas.

Por esta misma época (1925), se publicó un libro fundamental para el conocimiento de la música indígena: La musique des Incas et ses survivances, de una pareja de investigadores franceses, los esposos D'Harcourt. Este volumen fue el estudio más completo sobre la música andina que se había efectuado hasta entonces.
La revista "La Sierra" de Juan Guillermo Guevara, realizó también en sus páginas una labor de difusión de la música andina y promovió un concurso de música autóctona en 1930.

Otros músicos que cultivaron igualmente las melodías populares andinas fueron Policarpo Caballero que compuso las piezas: "Condemaita", "Marcha Fúnebre" y "Acomayo" (esta última en colaboración con Armando Guevara Ochoa), y realizó asimismo una importante investigación musicológica, tanto en el Perú como en el norte argentino, que ha quedado desgraciadamente inédita. Víctor Guzmán fue otro músico cuzqueño importante, sobre todo como pianista y ejecutante. Posteriormente es notable la tarea de recopilación que realiza Ricardo Castro Pinto. Este último, nacido el 7 de febrero de 1921, se dedicó sobre todo a escribir musicalmente los motivos indígenas que no habían llegado al pentagrama. Fue organista en Paucartambo y viajó igualmente por varias provincias del departamento del Cuzco, captando motivos indígenas, especialmente la música de las famosas danzas paucartambinas: "Sacra", "Kolla", "Carachuncho" y "Palchay". Castro Pinto ha recogido huainos, yaravíes y marineras que sin su esfuerzo de recolección se hubieran perdido para siempre.

Sin embargo la música indígena no ha quedado indemne a las transformaciones tecnológicas; en el Sureste, antes de la irrupción masiva de los discos y del receptor a transistores, cada provincia y cada pueblo se diferenciaba por sus canciones. El campesino, para su vida amorosa, para cortejar a sus amadas, creaba la música y la letra de nuevas melodías autóctonas. Existía una gran creatividad musical que la aparición de los medios de comunicación de masas ha disminuido notablemente. Desde la revolución del "transistor" la música huanca ha invadido la serranía cuzqueña, la creatividad se está extinguiendo, y lo que abundan ahora no son los creadores sino los repetidores. Las melodías han sufrido una gran mutación por esta influencia de la radio y del disco, pues como los indígenas sólo tocan al oído, ritmos diferentes y ajenos han invadido y dominado su universo musical.

En cambio la música sacra conserva todavía el temple y el ritmo andinos, porque el clero comprobó hace mucho tiempo que cuando utilizaba melodías occidentales los templos quedaban vacíos, mientras que cuando cantaban melodías andinas rebosaban de fieles.

[...]

Víctor Navarro del Aguila, iniciador de la antropología folklorica en Cuzco

Miguel Angel Hurtado Delgado, autor de "Valicha""
El arte neoindigenista y el neoincaísmo
(música: pp. 333-336)

La música andina de la "segunda modernización", cuenta con un artista al cual podemos calificar de excepcional. Nos referimos a Armando Guevara Ochoa. Nacido en el Cuzco el 17 de febrero de 1927, y que desde sus primeros años fue un verdadero niño prodigio de la música, por su dominio de la ejecución del violín y por su precocidad como compositor. Antes de los doce años compuso las piezas "Vilcanota" y "Cuzco"; la primera una danza agrícola y la segunda inspirada en los templos del Sol y de la Luna del Coricancha. Al contrario de los "cuatro grandes" de la música andina, que no pudieron adquirir una técnica elaborada y que se guiaron más por la intuición y el autodidactismo, Guevara Ochoa, que inició sus estudios en el Cuzco con Roberto Ojeda y en el Centro Kosko de Arte Nativo, los continuó después en el Conservatorio New England de Boston, en la Escuela de Música dé la Universidad de Columbia en Nueva York, y en la NationaI Orchestra Association, centros de estudio musical donde permaneció seis años. Posteriormente estudió un año en París con Nadia Boulanger y se perfeccionó en la técnica del violín, la composición, y la dirección de orquesta.

Guevara Ochoa ha contado para realizar su obra con una preparación musical de la cual seguramente carecían los músicos cuzqueños anteriores. Sin embargo, pese a esta formación técnica occidental, la música de Guevara ha estado fuertemente inspirada en el paisaje andino, el mundo indígena y cholo y la historia y la tradición cuzqueñas. Las experiencias de su infancia, en que pudo convivir con los indígenas, debido a su origen terrateniente, marcó para siempre la mentalidad de este compositor que, a diferencia de Iturriaga o Enrique Pinilla, expresa en su arte una inspiración nítidamente andina.

El propósito fundamental de Guevara Ochoa, la razón de su vida, ha consistido en tratar de superar el localismo de la música regional y darle un lenguaje universal, escapando a las limitaciones de la pentafonía. En efecto, la música cuzqueña anterior sólo había sido gustada en el medio andino, pues la pentafonía la hacía monótona y repetitiva y había además una gran pobreza en la producción orquestal. El propósito fundamental de Guevara Ochoa consistió en darle a la música indígena una elaboración técnica y orquestal. De modo que se pudiera ejecutar en cualquier parte del mundo, saliendo del lenguaje exclusivamente regional. En otras palabras, aplicar las más avanzadas técnicas de la música occidental a las melodías indígenas, de modo de poder darles un contenido más elaborado y creador que permitiera su ejecución en cualquier parte del mundo.

Otra de las contribuciones de Guevara Ochoa ha consistido en superar la brevedad de las piezas musicales andinas, pues llegó a elaborar verdaderas sinfonías con dimensión orquestal y duración mayor. Antes de él, había habido ensayos de orquestación de los temas andinos, pero no una composición rica y matizada que permitiera la ejecución de melodías andinas por grandes orquestas modernas, proeza técnica a la cual se encaminó la inspiración del músico cuzqueño. Tratar de crear obras orquestales, y no simples arreglos, y darle a la música andina un lenguaje y una dimensión universales fueron las tareas que asumió Guevara Ochoa.

Sin embargo, pese a esta intención ecuménica, la música de Guevara está fuertemente inspirada en el paisaje del Ande, en el ambiente pétreo del Cuzco y de la cordillera, en la melodía indígena, la cual ha sido transformada por la inspiración del compositor hasta alcanzar una técnica occidental, pero sin perder su temple anímico andino. La música de Guevara es por eso fuertemente contrapuntística. El gran mérito de Guevara es haber compuesto grandes sinfonías y haber difundido dichas composiciones a nivel mundial. El músico cuzqueño logró con gran esfuerzo que las orquestas más importantes del mundo ejecutaran sus composiciones. Su música se ha ejecutado en Venezuela, Colombia, México, Guatemala, Estados Unidos, España, Rusia y China, cosechando siempre el interés y el aplauso.

Entre sus composiciones pueden citarse:"Vilcanota", "Cuzco", la Trilogía Peruana para cuerdas compuesta de las piezas: "Salkqantay", "Tragedia del Cuzco" y "Huaino", un conjunto de danzas peruanas denominado "Estampas peruanas", varios huainos sinfónicos y las sinfonías: "Sinfonía a mi tierra" y "Junín y Ayacucho". Pueden citarse además sus obras: "Canciones peruanas" para piano y voz, las "Colecciones folklóricas" para piano; el poema sinfónico "Kukuli" y "Plegaria" para violín y orquesta, y la "Gloria de Grau" también para violín y orquesta, "Los Andes", etc. Guevara ha compuesto cerca de 400 piezas musicales.

El aporte de Guevara a la música cuzqueña es haber roto las cadenas de la pentafonía y haber creado un lenguaje realmente técnico, que ha universalizado la melodía andina.
Pero aún así, el éxito y la difusión popular no corresponden a esta música culta. "Mistis" y cholos apenas la conocen. El verdadero boom musical de los últimos veinte años, ha sido "Valicha", el wayno paradójicamente melancólico y alegre, de Miguel Angel Hurtado Delgado, con su ritmo pegajoso y su escondida intención orgiástica. El autor, nacido en Acopía el 28 de octubre de 1922, fue estudiante de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica en 1940, bachiller en letras, Asesor de la Comisión Calificadora de Conjuntos Folklóricos de la Dirección de Educación Artística y Extensión Cultural del Ministerio de Educación en 1953 y compositor intuitivo y brillante de música popular. Alguna vez ejerció también la subprefectura de Acomayo, donde conoció a su amada "Valicha", en su pueblo natal. Acopía; falleció en 1954. Después de su muerte, a partir de 1964, "Valicha" se ha convertido en la canción popular más lograda y admirada. Un verdadero himno sincrético que combinando el español y el quechua expresa felizmente el temple anímico cuzqueño. De ahí su extraordinaria popularidad y difusión.

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Notas:

179 J. Adolfo Pacheco Colunge. Los niños que hacen la historia, pp. 107-122 (Lima : Ediciones Salesianas, 1975)
180 Roberto Ojeda Campana. Apuntes sobre música nativa, p. 11 (Rev. Kuntur N° 2, ene. 1927)

(*) El canto de las ñustas (albores del S. XX) es también conocido como Ollantay, uno de los temas más conocidos de Leandro Alviña. Hay otro tema compuesto con el título Ollantay por Manuel Monet (audio en "crear y sentir..."). Aparte de estos dos casos, José María Valle Riestra (Lima, 1858-1925) compuso la ópera Ollanta en 1900.


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Video


Sentimiento indio - fox incaico
Autor: Pedro G. Mérida
Centro Qosqo de Arte Nativo





Canto de las ñustas - fox incaico
Autor: Leandro Alviña
Centro Qosqo de Arte Nativo




Corpus del Cusco - Suite
Autor: Baltazar Zegarra Pezo
Orquesta Sinfónica Juvenil del Cusco
Adaptación y Dirección Musical: Theo Tupayachi Calderón
Producción del video: PARNASO - Comunicación para el Desarrollo (dirigido por Angel Romero)
Mayor información aquí



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Audio


Crear y sentir lo nuestro: folclor, identidad regional y nacional en el Cuzco, siglo XX (Creating our own: folklore, performance and identity in Cuzco, Perú) de Zoila Mendoza-Walker (Lima : PUCP, 2006)

enero 23, 2008

Son de los Diablos


Hace pocos días la Cajita Rítmica afroperuana ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Nación, un acto simbólico antecedido por la realidad concreta de una tradición centenaria. Una de las danzas emblemáticas del uso de la cajita es el Son de los Diablos, que como en el caso de la zamacueca, estuvo a punto de pasar al olvido de no haber sido recuperada a tiempo gracias a iniciativas de la sociedad civil, y no a políticas de Estado. La zamacueca resurgió en los 70's después de varias décadas, mientras el Son de los Diablos lo hizo en los 50's (con la Compañía Pancho Fierro de José Durand).


Son de los Diablos - Pancho Fierro (c. 1830's)



Origen del Son de los Diablos

José Durand, Fernando Romero, Nicomedes Santa Cruz y Vicente Vásquez, destacados cultores del legado afroperuano, sostienen que el Son de los Diablos se origina en los autos sacramentales y las fiestas el Corpus Christi de la Lima colonial. En el artículo de Mónica Rojas podemos leer: "A diferencia de celebraciones del Corpus Christi en otras ciudades como en Sevilla, en México o en el Cuzco, la celebración en Lima se caracterizaba por la gran participación de la población negra ya que, de acuerdo a Frederick Bowser, Lima fue la ciudad con la mayor concentración de negros de todo el hemisferio occidental durante el siglo XVII y siguió siendo predominante durante toda la Colonia. [...] aunque la danza de diablos tiene su origen en España, los afro descendientes la fueron haciendo suya. Los negros, agrupados barrialmente después de la independencia (1821) y durante los primeros años del siglo XX, vivían en callejones cerca de iglesias, plazas locales y pulperías, lugares donde éstos celebraran diversas fiestas populares [...] fue en estos barrios donde se originaron las diferentes cuadrillas del llamado Son de los Diablos." Rojas se refiere al origen de las características que se desarrollaron en Lima y que perduran en las recreaciones actuales del Son de los Diablos.

Estas expresiones sincréticas que involucraban a las fuerzas del bien y del mal en un sentido catequizador (tanto para el caso de los indígenas como de los afrodescendientes), se extendieron a lo largo del Virreinato a pocas décadas de iniciada la conquista. Lo más probable es que se derivaron de los autos sacramentales -basados en el guión recurrente del triunfo del bien sobre el mal-, que fueron muy extendidos en el proceso de evangelización desde el siglo XVI (un buen ejemplo de ello son los autos sacramentales de la Misión de Juli en Chucuito-Puno, a cargo de los jesuitas). Por ello, no es concluyente remontar el origen de la Danza de Diablos practicada por afrodescendientes, al siglo XVIII.

Esta forma de manifestación arquetípica de la lucha entre el bien y el mal proviene esencialmente del barroco católico colonial. En palabras de Nicomedes Santa Cruz, el Son de los Diablos “tiene su equivalente en los lambayecanos diablicos de Túcume, los liberteños diablos de Huamachuco, los cusqueños diablos (“saqra”) de Paucartambo, en la diablada de Puno y en otras danzas tanto en Perú como en casi toda Latinoamérica” (cita del artículo de Mónica Rojas). Para el caso de la costa norte, en la ilustración E 145 del códice de Baltazar Martinez Compañon, se grafica una "Danza de Diablicos" con el uso de una cajita (sin manija), quijada de burro y guitarra. Los trajes, como podemos ver, constan de máscaras, pantalones multicolores (¿serán plumas?) y lo que parecen ser sonoras espuelas o sonajas en pies descalzos. En este caso, un personaje femenino -o andrógino- cual ángel alado blandiendo una espada y premunido de un pequeño escudo, representa a las fuerzas del bien que luchan contra el mal (diablos premunidos de látigos). La pintura data de la década de 1780.

Pancho Fierro documenta esta danza en la Lima del siglo XIX, acompañada de cajita, quijada de burro y arpa (instrumento de clara influencia hispano-andina, desaparecido de la práctica musical afroperuana actual) en la década de 1830. Observando con mayor detenimiento sus varios apuntes sobre esta danza, se observa que los músicos instrumentistas no son todos negros, que hay algunos que pueden considerarse mulatos o mestizos, por lo que es posible pensar en una danza que, si bien era predominantemente de afrodescendientes, involucraba actores de otras extracciones sociales (quién tocaba el arpa por ejemplo...).

Danza de Diablicos (Códice Trujillo del Perú - il. E145)

Características en Lima

La tradicional Danza de Diablos de Lima es afroperuana y consiste en una comparsa de danzarines ataviados con máscaras de diablos, rabos y tridentes que salen por las calles al mando de un Diablo Mayor que exhibe capa grande, colorido sombrero con plumas, y frecuentemente un látigo. La coreografía consta de pasadas de zapateo (dándose ocasiones para detener la comparsa y hacer contrapunto entre dos zapateadores), movimientos acrobáticos e histriónicos, y gritos para asustar a los transeúntes.

Retorno

El Son de los Diablos de Lima, estigmatizado desde la oficialidad criolla "decente", fué desapareciendo paulatinamente desde las primeras décadas del siglo XX. En los años 50 José Durand la reavivó y recreó para representaciones escenográficas en la Compañía Pancho Fierro. A partir de allí se insertó en el repertorio de danzas afroperuanas cultivadas en las siguientes décadas por los reanimadores y recreadores del legado afroperuano. En los 80's a iniciativa del Movimiento Negro Francisco Congo (MNFC) y el Grupo Cultural Yuyachkani, comienza a retomar las calles de Lima. La idea era que más allá de una representación escénica, vuelva a recobrar la vitalidad de la cultura viva que fué. El resultado fué el primer Carnaval Negro -en el Rímac- en 1988. El segundo Carnaval Negro (1989) fué en La Victoria, y así en los siguientes años, en distintos distritos de la ciudad. También se llevó a Chincha en 1994 mediante talleres de teatro. En el 2004, con motivo de los 150 años de la abolición de la esclavitud, y para destacar el rol social de la población afrodescendiente en el país, se organizó un Carnaval Negro en el Rímac. Esto fué posible gracias a la iniciativa de personas como Ana Correa, Mónica Rojas, y al apoyo del Grupo Teatro del Milenio y CEDET. En esta nueva etapa es importante destacar la incorporación de mujeres a la comparsa.

Características en Huaura

Miguel Angel Silva Esquen informa que en Huaura, la comparsa del Son de los diablos era realizada por familias afrodescendientes en la "fiesta de Cuasimodo", después de Semana Santa. Esta costumbre que representaba la lucha de los espíritus del bien y el mal existió en Huaura hasta 1951. Desde la década de 1990, esta danza se viene tratando de recuperar. En palabras de Silva:

"Tenía los siguientes personajes: el diablo mayor,el diablo capitán,el hijo del diablo, los diablos menores, el alma, la viuda y el ángel. Se representa lo siguiente: el diablo mayor y su séquito desean llevarse el alma de un hombre, pero la viuda se resiste y le paga un aguinaldo al diablo, pero éste no alcanza. Así que comienza a buscar dinero entre el público, que dará su aguinaldo, representado por pañuelos de colores que serán colocados encima de su hombro, este aguinaldo se arrojará al centro donde se encuentran los diablos menores, hasta que alcance la suma, luego viene la lucha con el ángel que sale triunfador y recoge el alma y la viuda."

Periplo de la Cajita

Chalena Vásquez dice que la Cajita tuvo inicialmente la función de recibir las limosnas de la gente (en el teatro litúrgico y/o la fiesta del Corpus). ¿Al inicio fue sólo esa su función y luego como suele suceder, las manos morenas, anónimas, de quien la portaba comenzaron a jugar con sus posibilidades sonoras y ritmicas, iniciándose con ello su afiatamiento técnico como instrumento?, puede ser eso como que en determinado momento también pudo haber cumplido ambas funciones simultáneamente (otros instrumentos que acompañan hoy en día el Son de los Diablos son la quijada de burro, la guitarra y/o violín).

Dadas sus cualidades sonoras y rítmicas que se prestan para acompañar danzas de recorrido como comparsas y pasacalles, la Cajita no podía constreñirse sólo a rituales religiosos, así, ante el retroceso del dominio clerical en la vida pública (fines del siglo XIX, inicios del XX), no tardó en acoplarse a las fiestas de carnavales y a las fiestas patronales, principalmente al son de los festejos.

//marcela cornejo
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Video


Son de los Diablos
Programa especial de Telecentro del año 1979
José Durand y Arturo Jiménes Borja hablan acerca de esta danza
Participaron también en ese programa figuras como
Vicente Vásquez, Abelardo Vásquez, Pepe Villalobos, los Hermanos Ascuez, Oscar Avilés, Arturo "Zambo" Cavero
video subido por Criollorasta







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Enlaces


Instrumentos musicales en la costa zamba - Fernando Romero

enero 15, 2008

Cafés y bares en la Lima de siempre




el Palais Concert


Lima ya no es la ciudad del Palais Concert, ahora tenemos una nueva Lima, abigarrada, neo-barroca, inabarcable, desbordada, tantas veces desconcertante. Desde hace décadas, la gran mayoría de voces emergen para rezar triunfales responsos sobre esa Lima aparentemente engreída y frívola, mimada de la Colonia, responsable de tantas promesas incumplidas de este país -hasta cuándo- adolescente.


"Autoridades" en materia cultural sentencian que las olas migratorias (que en realidad se inician antes de la época de Valdelomar y LAS) y sus fórmulas estéticas son el nuevo derrotero. Si bien es cierto que hay un enorme caudal de propuestas culturales surgidas del pueblo, que crea a partir de su matriz cultural con gran belleza y dignidad, hay también desde los medios de comunicación -que en su gran mayoría no son sino industrias con fines de lucro que ensalzan el individualismo y la lógica capitalista para el arte-, modas fabricadas bajo el título de "folclor" para enajenar, aturdir, manipular, y empobrecer el espíritu y el sentido crítico de las personas. Como sabemos, esto muchas veces está ligado al factor político.


Creo que es necesario asumir que no somos mestizos homogéneos, somos diversos, coloridos, cada cual en su propia alquimia, cada cual en sus sueños íntimos y legítimos. Se hace necesario aprender a convivir en tanta diversidad, a respetar las diferencias, a asumir un pacto social mínimo de orden y ley, y sobretodo, necesitamos conocer, amar y respetar esta ciudad en sus luces, en sus sombras, en su historia, reconocerla, aprender de ella, y darle también de lo que somos, no para conflictuarla más sino para mejorarla. Ojalá se logre.

//m. cornejo




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Fuente:
Valdelomar o la "Belle Epoque"
Luis Alberto Sánchez
Lima : Inpropesa, 1987, 3ra ed., 460 p. (pp. 166-174)
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X. Intermezzo Primero

El Palais Concert: Té, frivolidad y literatura (1914 - 1916)




Lima era a comienzos de siglo una verdadera "gran aldea", como Lucio V. López llamó a la Buenos Aires de 1890. Cualquier suceso, por trivial que fuese, con que sólo se apartara en algo de la rutina, provocaba oleadas de sorpresa, admiración y ataques. Bastaba que veinte personas resolvieran hacer una revolución para que, como el 29 de mayo de 1909, se apoderasen del palacio de gobierno y del presidente de la república. Los bailes sicalípticos de "La Nicasi" y "La Tarifeña", a los sones de "La Pulga", en la carpa del Cine Pathé, causaban tempestades, así como el beneficio de tiples ligeras como Emilia Colas, Columba Quintana y otras. La lucha entre el avezado y pequeño león Nero y un noble toro de la ganadería "Caballero" de don Federico Calmet; la coronación de José Calvez como poeta de la juventud; la llegada de Juan Bielovucic; la instalación de las juntas preparatorias del Congreso de 1911; las conquistas entre bastidores del doctor Manuel Bernardino Pérez; la exhibición callejera de una mundana francesa, Lily Brown, importada ostentosamente por Carlos Olavegoya Kruger; los fecundos amoríos de Agustito Leguía Swayne con la bailarina española "Marinerita"; todo era motivo de estupefacción y escándalo.

Los más activos mentideros estaban, como siempre, a lo largo o en las inmediaciones de la calle principal, o sea, en el Jirón de la Unión. Me parece ver algunos de ellos: Empezando por la plaza de armas, en un portal atraía el jardín Estrasburgo, en donde mucho más tarde se iniciaría el desnudismo coreográfico con el Ba-Ta-Clán chileno, llegado en 1924. En el otro portal, el de Botoneros, la Confitería Marrón, que más tarde tomaron los hermanos Grellaud convirtiéndola en cine-confitería. En la esquina de Bodegones y Villalta, como hasta hoy, el centenario Hotel Maury, su patio interior y su cantina eran rincón favorito de políticos y hacendados de provincias, sobre todo a mediodía, A cincuenta metros del Maury, en Plateros de San Pedro, la Confitería Nove, perteneciente a un suizo-francés, emprendedor y ahorrativo. Al frente, el Café Dorado, nido de toreros y periodistas. Cien metros más allá, en Plateros de San Agustín, se abrían la sucursal de Broggi y el Café Péndola, refugio preferido de escritores, estudiantes y empleados de medio pelo.

Alineados en el Jirón, lucían sus olorosas y provocativas vitrinas la Botica Francesa y la fuente de sodas Leonard, ante cuyo mostrador montaban cotidianamente dos horas de guardia Clemente Palma y José Gálvez, José Patroni y Julio A. Hernández, es decir, la gente de Variedades y La Crónica, cuya imprenta estaba instalada al frente. Coincidían todos ellos en ese lugar para platicar con el gerente de Leonard, Manuel Castillo, sobre las proezas de Piérola, el caudillo recién fallecido. Todo aquello estaba en la calle de Mercaderes. En la siguiente, la de Espaderos, se hallaba la Confitería de Broggi y Dora, y sobre la misma acera, la [confitería] de Klein; en esa misma cuadra quedaban varias tiendas de ropas y adornos para damas y caballeros, todas de origen europeo: "La ville de París", "La ville de Lyon", "The Smart", "La Samaritaine"; luego, la Botica Inglesa y la Camisería Española de García.

Don Pedro Broggi y don Nicolás Dora eran ciudadanos suizo-italianos. Klein era un francés fronterizo, que adquirió el establecimiento en traspaso de manos de otro francés, Baudrot, y se lo trasfirió a Louis Chavet, también de Francia. La Confitería de Broggi y Dora reunía, según las horas y los días, a diputados, periodistas, escritores, financieros, mundanas de alto rango y toreros de cartel. Luis Varela y Orbegoso y la gente de El Comercio solían acudir a la cantina de Broggi a beber el matinal cocktail de fresas y el bitter batido de su especialidad; de noche, el sabroso chocolate con tostadas. Valdelomar, Alejandro Ureta, el "Cholo" Meza, Carlos A. Romero (tres generaciones diversas) constituían uno de los núcleos que presidía don Pedro Broggi con sus bigotazos grises y llovidos y su discreta calva que contrastaba con unas cejas densas como guardacartones.

Sin embargo, hacía falta una gran confitería como las de Buenos Aires, Montevideo, Santiago y... París. Lima requería su "Café de la Paix", su "Copper kettle", su confitería de "El Molino" o "Del Águila", o de Palet. Algo vasto, alegre, sonoro y nuevo. Aquel anhelo se concretó el año de 1913, al inaugurarse, en la esquina de Baquijano con Minería, una enorme confitería, toda ella luciente de mamparas, escaparates, espejos, lámparas, música y sabroso olor a chocolate, vainilla, jengibre, canela, café y gin. Allí se encontraron para lanzarse a la reconquista del espíritu del Perú, los futuros "colónidas", los niños góticos, la crema juvenil, formada en San Marcos, Guadalupe, La Recoleta, los jesuitas y... el fumadero del chino Aurelio, en la calle Hoyos.

Tratando de reconstruir mis propios recuerdos y experiencias, fui habitué del Palais desde 1916 en que salí del colegio hasta 1930 en que quebró el establecimiento. Ocuparía unos veinticinco metros de fachada sobre Baquijano con unos treinta de fondo, sobre Minería. Constaba de dos salas para el público, más la confitería y el bar. En la sala grande había unas ochenta mesas de metal, pintadas de blanco, con cuatro sillas de mimbre cada una; en la sala menor, unas veinte mesas. Las paredes eran de espejos según la más acrisolada tradición art nouveau. Entre la sala grande y la chica, dominándolas, se levantaba una plataforma casi aérea. En ella actuaban las "damas vienesas", o sea, un septeto de señoras rubias, sonrosadas, gordas y sonrientes que interpretaban valses vieneses y lieds germánicos a piano, violín, cello y contrabajo. Una de ellas, Frau Erlich, que tenía un tipo rubio y ojiazulada como una gretchen, era madre de una muchacha que fue mi alumna en el Deutsche Schule, pero eso ocurrió muchos años después.

Bajo la plataforma, sentado en posición de poder contemplar a las "vienesas", solía pasar largos ratos un artista alemán pelucón que se apellidaba Grimm. No recuerdo si era pintor o violinista. Deliraba por Schumann y por una de las damas ejecutantes. Valdelomar solía charlar larga y animadamente con él. Cuando en 1917 llegó la Pavlova, ante cuyo arte caímos de rodillas desde profesionales hasta amateurs, Grimm nos acompañó en el homenaje; pero él estaba enamorado de Stefa Plaskovietska, cuyas piernas mórbidas cruzaran más de una vez por nuestros sueños. Alexander Volinin, discípulo aventajado de Nijinsky, disputaba el honor de tales homenajes.

Regentaban el Palais Concert, José Visconti, un italiano gordo y sonriente, y José Velázquez, un criollo cazurro y de antiparras. También ellos administraban el Maury y el Zoológico, por lo que las "damas vienesas" completaban su jornada musical en uno y otro sitio. Pero quienes manejaban el bar y la confitería eran dos hermanos de origen cuzqueño, los Gamarra, Alberto y José; y quien se encargaba de la caja era un colombiano, de apellido Valenzuela: buena copa, gran voz y mejor corazón.

Por las mañanas, a partir de las once, se reunían, en una de las puertas de la confitería, Valdelomar, Augusto Leguía Swayne, Enrique Catter, Fernando de los Heros, Herbert Trou, Alfredo González Prada, Hernán C. Bellido, Félix del Valle, Raúl Rey y Lama, José Bernardo Goyburu, Luis Góngora; a menudo caían Alejandro Ureta, Ladislao F. Meza, José Carlos Mariátegui, Abelardo Herbert, Enrique Álvarez Calderón, Federico More, Carlos Olavegoya Kruger, Ismael Silva Vidal, Jorge Arróspide Loyola y Pablo Abril de Vivero, et sic de coeteris: malicia y alegría.



Dividamos el grupo: los "ñatos", es decir, los más narigudos, casi de ofensivas narices, eran los de más apretado talle y mayor solvencia económica (Leguía, Heros, Arróspide, Catter, Álvarez Calderón) ; había otro sector, los escritores (Valdelomar, Del Valle, González Prada, Silva Vidal, Abril, Mariátegui, Góngora); luego, los aficionados a los usos de los literatos (Trou, Bellido, Herbert); los adictos a drogas y hasta algunos sospechosos de homosexualismo; los alcohólicos; los sencillamente bohemios y amantes de la vida. Grupo alterno, abigarrado, heterogéneo, pero entusiasta, vivaracho, esteticista y admirador de don Manuel González Prada, de Óscar Wilde y, sucedáneamente, de Verlaine, Lorrain, Valle Inclán, Chocano, y por convicción de época, de José María Eguren.

Por la tarde, a las seis, el grupo acrecentado volvía a ese mentidero, acrecentado de té inglés y café de Chanchamayo. A la puerta de la cantina montaban guardia Meza, Ureta y, desde 1918 hasta 1923, César Vallejo.

Esparcidos en diversas mesas, a la hora del té, los "góticos" y "colónidas" se entretenían en discusiones bizantinas y en escribir con toda publicidad sus artículos para la prensa o sus dedicatorias para los álbumes de las muchachas snobs, que solicitaban con sinceridad y coquetería el honor de un autógrafo de tan célebres personajes. Valdelomar escribía en el de Gabriela Urvina, en francés y con faltas de ortografía, los versos de Verlaine, de Fétes galantes:

Les sanglots longs
des violons
de l'automne
blessent mon coeur
d'une langueur
monotone.

Cuando sorprendía alguna mirada sobre él -y era casi todo el tiempo-, se besaba las manos diciendo en voz alta a Mariátegui (entonces un pálido adolescente cojitraqueante y narcisista): "Beso estas manos que han escrito cosas tan bellas." Mariátegui respondía solemne y teatral: "Hacéis bien, conde: lo merecen". Valdelomar usaba el seudónimo de "El Conde de Lemos"; Mariátegui, el de "Juan Croniqueur". Valdelomar acuñó entonces el inolvidable y falaz sorites: "El Perú es Lima; Lima es el Jirón de la Unión; el Jirón es la Unión es el Palais Concert; luego el Perú es el Palais Concert."

Una de esas tardes arropadas por la delgada y plomiza garúa limeña, Valdelomar, requerido por alguna admiradora, escribió en una servilleta el siguiente soneto, inspirado en los Bonetillos del Lugones de Lunario sentimental:

Tu sonrisa traviesa
se miró en el plaqué
de la tetera obesa
y en la taza de té

La música vienesa
aletargó el Palais
Rimé de sobremesa
un verso sin por qué

Soñé la tontería
de una galantería
bella y sentimental

Te busqué en el espejo
y el milagro complejo
me hizo sentirme dual.

Este tipo de composiciones -madrigalescas, galantes, ligeras- era acometido, tal vez, perpetrado, no sólo por "El Conde de Lemos" sino también por Mariátegui y por Alfredo González Prada. Se vivía en un ambiente de la más contagiosa frivolidad, teñida sin embargo de angustia. Buscaban sensaciones fuertes, emociones singulares. Para ello, en no peculiar cotejo, apareaban las fugas a los paraísos artificiales con los sanos paseos a pie desde el Palais Concert hasta el paseo Colón o hasta el vecino parque de Neptuno, haciendo perenne la primera "falsa carátula" de Colónida.

Era éste un retazo de Lima lleno de encanto. Al terminar la calle de Juan Simón, se abría un amplio y poético parque con todos los perfiles del Parc Monceau de París. Durante la Colonia se levantaba allí la Portada (como acceso a la ciudad) que da nombre a la calle. A la sazón, en 1915, se habían refugiado, por ser calle extramural, un número considerable de prostitutas de distinto pelaje y precio.

El parque de Lima ocupaba apenas una manzana, o sea unos diez mil metros cuadrados. Lo cruzaban senderos de tierra apisonada, recubiertos de hojas secas y orugas, negros gusanos vegetales. Caían éstos de los coposos ficus que, medio claudicantes, se alzaban de trecho en trecho, señalando los caminos que conducían hasta una fuente de bronce, parecida a la de las Nereidas al final de la vía Nazionale de Roma, la cual fuente, me refiero a la de Lima, tenía en el centro a un Neptuno de luengas barbas verdosas, tridente filudo y aire profético, de cuya base partía una cuadriga de caballos marinos, como los que sujetaba Nereo en el mito inolvidable. En el parque, cada cierto trecho había una banca de mármol. En ellas sentábanse por la mañana estudiantes ávidos de paz y aire, para concentrarse mejor en sus estudios, sobre todo en vísperas de exámenes.

De tarde se adueñaban del parque los desocupados o simplemente los ociosos sin dinero, es decir, los "garifos", por lo que aquel lugar era conocido también por el nombre de parque de los garifos. Cuando llegaba el otoño, los senderos se veían como tapizados de hojas secas, amarillentas, casi doradas que al paso del hombre crepitaban como pan recién salido del horno. No faltaban parejas de enamorados, pero éstas preferían cruzar la acera y refugiarse en el paseo Colón, arteria de medio kilómetro de longitud a la que acudía la flor y nata de la juventud de Lima para contemplar el desabrido crepúsculo, para atender al asomar de la luna, para pasearse al fulgor tenue de los faroles de gas, para intercambiar miradas, palabras, suspiros, promesas; entrelazadas las manos; lento el paso, mecidos por los efímeros sueños de la mocedad. Valdelomar solía acudir al parque Neptuno al caer la tarde, rodeado como un príncipe renacentista de amigos y discípulos. Allí leían la edición Jardines Lejanos de Juan Ramón Jiménez, libro de traslúcidos y leves romances llenos de serenatas, plenilunios, rosas blancas, violetas azules, pensamientos, malvas, sangrientos claveles y púdicas azucenas.

Discutían, recitaban, reían, se daban el lujo de olvidarse del trajín rutinario, de sentirse en plena libertad. Ahí nació, repito, aquel “Ladrón de rosas” que aparece en el primer número de Colónida.

[…]






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Video:

Bares de Lima
Programa "Presencia Cultural"







Links:



Refugios y refugios - Magda Simons
(Era un lugar de prestigio y bohemia, hoy es un lugar de juerga y olvido. Se llamaba el Palais Concert, hoy se llama Cerebro...)
Fotos de Lima monumental




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enero 09, 2008

"Chocolate" Algendones y Andres Prado

La tradición, como el conocimiento mismo, es diléctica, se mueve constantemente en sucesivas reinvenciones que van acoplando nuevos sentires devenidos con el curso de la historia. En el Perú como en pocas latitudes, estas reinvenciones y acoplamentos son constantes, llenas de implosiones y explosiones que generan nuevos códigos de inusitada belleza.

Andrés Prado (Lima, 1971) es casi desconocido en el Perú, lo que le suele suceder a otros/as jóvenes talentosos, aplaudidos en otros países. Puede explicarse en parte al hecho de haber estado durante varios años afuera,  recorriendo escuelas y escenarios en Inglaterra, Francia, Argentina, Estados Unidos, afinando cada vez más su búsqueda y su "toque" musical fundamentado en el jazz y los ritmos tradicionales del Perú (sin descartar buenos ritmos de otras latitudes como Brasil y Argentina). Toca piano y está formado académicamente en la ejecución de la guitarra: Conservatorio Nacional de Lima, Escuela de Música Popular de Avellaneda-Argentina, Trinity College of Music de Londres (en el año 2002 recibió tres prestigiosos premios del Trinity College: medalla de oro al mejor alumno del año, el premio Montagu Cleeve, como mejor guitarrista, y el Founders Prize a la excelencia).  Ha compartido escenario con músicos como Phil Robson, Tony Roberts, Martin Joseph, David Miles (UK), John Butler, Jimmy Hamilton, Ingrid Jensen, Kevin Washington, Pete Whitman, Jeff Bailey, Spyro Gyra, Edward Perez (USA). En el Perú ha tocado con Enrique Luna, Manongo Mujica y José Luis Madueño, y ahora podemos apreciar su asociación quimerica con el cajoneador Julio "Chocolate" Algendones en el disco "Chinchano".

"Chinchano" se grabó en el 2001, sólo con guitarra y cajón, y siguiendo los trámites de la inspiración orgánica y espontánea: "no hubo ensayo y todo se grabó de un tirón, en una sola sesión, y Chocolate tocaba los temas como si los hubiera conocido de años [...] Recuerdo por ejemplo que siempre decía 'no ensayes demasiado; si lo haces, matas el espíritu' ", dice Prado en una entrevista publicada en El Comercio. Son solo nueve temas, ocho de ellos compuestos por Prado, y uno ("Vivirás eternamente") por Alicia Maguiña, en los que se transita por un logrado diálogo de lo andino y lo costeño, fusionados con el jazz.

  • "Chocolate" se fué el 26 de julio de 2004, por ello, este disco se alza como estupendo homenaje a la buena musica y a los buenos músicos, que nunca mueren.
  • Chinchano es el segundo disco de este artista. Tiene un CD anterior, "Jazz Imagery", junto a Enrique Luna


// Marcela Cornejo
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Video

"Chincha"





Enlace:

No estaba muerto... andaba de parranda




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enero 02, 2008

Marineras de tierra adentro


Ultima revisión: 17 ago. 2016


Aunque sea difícil de creer, en el Perú no hay un estudio orgánico, más o menos completo sobre la diversidad de marineras que hay tierra adentro, sea en la sierra como en la región amazónica. El registro de esta memoria sonora tan vasta y diversa, tan emblemática de la búsqueda de síntesis de lo peruano, aún no se ha hecho. El  movimiento migratorio entre provincias y hacia la capital -sobretodo desde el remezón social y político que significó la lucha contra el terrorismo senderista (1980-92) y la dictadura de 1992-2000-, ha des-estructurado muchas expresiones populares de cultura viva (trascendentes a  las  folclorizaciones producidas para los escenarios) que estaban en pleno proceso como las marineras serranas y amazónicas, cada cual con sus devenires y características específicas.

Los estudios que aportan algunos maestros y cultores de folklore, son esfuerzos aislados que en su mayoría, lamentablemente, carecen del necesario análisis inter-disciplinario y comparativo para que los datos recogidos sean consistentes. En el campo de la etnomusicología, o la historia musical, no ha habido atención especial a este enorme campo de la música popular. Se habla de la marinera (sucedánea principal de la zamacueca) como baile nacional del Perú, pero el término queda restringido, empobrecido, cuando se difunde sólo lo que yá está hecho y mediatizado, listo para consumir, es decir, unos cuantos estilos costeños, bellísimos, pero que no son los únicos.



Algunas generalidades

  • Se trata invariablemente de una danza mestiza de cortejo, caracterizada por el uso del pañuelo.
  • Todas las marineras (costa-sierra-selva) comparten similitudes estructurales en cuanto a la música y la danza.  
  • Los componentes hispano, africano e indígena son constantes, lo que varía es la
    proporcionalidad de cada uno. A más hispanizado, más señorial y galante, a más africanizado, más sensual.  La marinera limeña por ejemplo, muestra  los extremos de esta gama en una sola ejecución, desde los sublimes cantos de jarana a la fogosa fuga.  Las marineras serranas tienden también a ser señoriales y galanas cuanto más urbanas (trajes de vestir, mantillas, sombreros, polleras vistosas, encajes, puntillas, alhajas, tacos altos, botines...), pícaras y desenfadadas cuanto más "cholas" y ruralizadas.
  • Las marineras de la costa tienen por lo menos, segunda.  Se suele preceder esta segunda con unos versos recitados. La marinera limeña, derivación danzaria del canto de jarana,  tiene un  patrón muy especial y complejo (por su repentismo lleno de reglas) consistente en una serie de marineras  seguidas de resbalosa y enérgica fuga. En cambio, las marineras serranas son canciones seguidas de fugas de huayno.  Estas fugas tienen diferentes estilos y nombres regionales; por ejemplo, tenemos la "chiquita" en la sierra norte y centro, la "pandilla" en Puno la "pampeña" o "huaynito" en Arequipa, la "chuscada" o "chimayche" en Ancash,  etc...  aunque a veces pueden carecer de ellas.
  • En los departamentos de la costa norte están los estilos costeños (los más conocidos, bastante inter-influenciados con otro baile de pañuelo característico de la región: el tondero), y también serranos. Existe marinera trujillana, lambayecana, piurana, tumbesina, y en cada una de sus provincias hay diferentes estilos, varios de los cuales (exceptuando Tumbes) son andinos o serranos.
  • Carlos Adolfo Martín Aguilar ("La marinera, baile nacional del Perú", 1997) informa que en Cajamarca y La Libertad la suelen llamar "marichola", agrega que en estas zonas hay un paso en que las parejas tratan de empujarse con golpes de cadera, conocido como "siquichazo" (siqui=posadera, chazo=golpe). Luis Rocca anota sobre las interjecciones usadas en la sierra de La Libertad:  "...en las serranías de La Libertad hay marineras cholas llamadas Mari-Chola.  los términos usados son: "arandá-randá", "si señora como no", "corazón", "se acabó" ..." ["Renace el Lambayecano", 2003]
  • Martin Aguilar también informa que la marinera ancashina mantiene similitud con los estilos de la sierra de La Libertad y Cajamarca.


Algunos estilos regionales (muy someramente,  faltan varios departamentos):


Ayacucho
  • Data de fines del S. XIX.
  • La tesis más aceptada es que fué llevada por los arrieros que llegaban de la costa, principalmente Ica, haciendo las veces de difusores culturales.
  • Es un baile obligado para iniciar grandes fiestas familiares y populares. Considerada la danza más elegante, significa un honor iniciar la fiesta a sus sones.
  • La estructura en general, es: pasacalle-marinera-huayno
  • Jose Luis Jaico Janampa (Marinera ayacuchana", monografía, 1993 - Lima : ENSF Jose María Arguedas) describe cuatro clases de marinera ayacuchana:
    -Arriera: la más antigua, que se practicaba en los barrios más antiguos en el sur de Huamanga. Se bailaban en espacios públicos, a la llegada y despedida de los arrieros.
    -Huamanguina: La más señorial, propia del cercado. Practicada por las familias más acomodadas, que la institucionalizan. Tuvo su auge en la década de 1920
    -Campesina: Posterior a la arriera y señorial. Practicada en las zonas del este y oeste de la ciudad, donde residen campesinos que han migrado desde los 80's a la ciudad. En el ámbito campesino, la marinera no es jaranera ni romántica, más bien cumple una función social en la faenas comunitarias así como en las celebraciones de los acontecimientos más vitales (nacimiento, casamiento, etc.), este corpus de significados fué llevado con los migrantes a la ciudad.
    -Sureña: llevada por los comerciantes huamanguinos a Lucanas y Parinacochas, donde es muy practicada. Se acompaña con arpa y violín.
Marinera humanguina


Puno
  • Data de fines del siglo XIX.
  • No se ha investigado a fondo cómo se asentó en tierras altiplánicas. Una de las versiones más aceptadas adjudica al gran músico puneño Rosendo Huirse, la labor de difusión del género en su tierra. En 1895, él se encontraba estudiando música en Lima. Contagiado del entusiasmo por la marinera como baile nacional, y dado su innato talento creativo, compuso "La fandanguera", la cual llevó junto a Manuel Montesinos a Puno. Allí, en el entorno de amigos, músicos y compositores, desarrollan el estilo propio, creado incialmente para los salones de familias acomodadas o de la clase media mestiza.
  • Poco después, la marinera de salón se une al huayño pandillero, que ya era popular en los carnavales antes de 1880. Este encuentro entre el salón y la comparsa chola de los carnavales, produjo una sintesis de la identidad urbano-mestiza de Puno.
  • A partir de 1900, se forman numerosas estudiantinas que incorporan en sus repertorios la ejecución de marineras seguidas de huayños pandilleros, haciendo que el fenómeno, circunscrito hasta entonces a la capital, se extienda a las provincias.
  • Es una danza colectiva, no hay performances de parejas solas.
  • Las coreografías tienen influencia de las cuadrillas españolas y los minués, y sus figuras son orquestadas por un "Bastonero" que inicialmente iba solo, pero que después, contó también con pareja.
Marinera y pandilla en las celebraciones por el dia de Arequipa [El Pueblo, 14 ago. 1965]


"Con sus parejitas" [cuadrilla de marinera y pandilla puneña]  - apunte de N. Aguilar



Arequipa
  • A mediados del siglo XIX se le llamaba generalmente mozamala o baile de pañuelo, entre fines  del siglo  XIX e inicios del XX se le llamó cueca.  Desde la década de 1920 aproximadamente, se le llama marinera.
  • Se ejecuta sola o seguida de huayno en estilo pampeña. Este huayno o "pampeña" tiene influencia del huayño altiplánico que interpretaban los pobladores de las pampas de Miraflores (N.O. de la ciudad), al menos desde fines del siglo XIX.
  • Los chacareros terminaban las marineras y las pampeñas con una vigorosa fuga de zapateo llamada "chancapapas"
  • El sentimiento chacarero que caracteriza este estilo se expresa fuertemente ligado a la tierra y al paisaje, y al mismo tiempo, al espíritu civico (ej: la letra del "Montonero arequipeño").
  • Se acompaña principalmente con guitarra y charango, eventualmente se le ha sumado un acordeón.  Hay testimonios literarios de su interpretación con  pianito ambulante, en las picanterías, hasta aproximadamente la década de 1960.

Picantería [1930's , detalle] - Teodoro Núñez Ureta [Arequipa].  Col. particular
Foto tomada en la exposición "Gente de mi tierra - Teodoro Núñez Ureta"
[Galería Pancho Fierro de la Municipalidad de Lima, 15 ago-23 set. 2012]
La imagen completa se puede ver aquí


Marinera [1940, detalle] - Domingo Pantigoso [Arequipa].
Témpera, colección Familia Pantigoso
Foto tomada en la exposición La caverna de la nacionalidad / Chichería y picanterías en el Perú republicano [Centro Cultural Inca Garcilaso.  Lima, 26 jul-31 ago 2016]



Cusco

Julio Vallenas Fournier ("Marinera cuzqueña", monografía, s.f. - Lima : ENSF José María Arguedas) describe tres estilos de marinera en el Cusco:
  • Mestiza o chola (urbana):
    - Afectiva, de tono picaresco y romántico.
    - Ejecutada por la clase media mestiza conformada por trabajadores dependientes e independientes, informales, artesanos, trabajadores de mercados y otros gremios, asi como migrantes del campo.
    - Los escenarios son públicos: plazas, calles, locales populares, etc.
    - Se acompaña con: conjunto típico, estudiantina, o banda de músicos. En los dos primeros casos se tocan quenas, mandolinas, violín, guitarra, bandurria, arpa, charango, tinya. En la banda hay trombones, tubas, saxofones, clarinetes, bombo, platillos, tambores, liras,claves, etc.
  • Misti, jailona, o de salón (urbana):
    - Afectiva, de tono elegante y refinado. Ejecutada por la clase acomodada (hacendados, industriales, altos funcionarios públicos y privados, socios de clubes, personalidades ilustres).
    - Los escenarios son privados: salones y clubes. Se acompaña de un conjunto y/o estudiantina, compuesto de guitarrón, guitarra, violín, acordeón, consertina, piano, mandolina.
  • Campesina o indígena (rural):
    - Expresión afectiva poco relevante.
    - Ejecutada por agricultores, pastores, orfebres, arrieros, etc.
    - El escenarios es el campo (chacra, plazas, calles, patios), y se vincula principalmente a sus actividades económicas.
    - Se acompaña de un conjunto típico indigena (arpa, violín, bandurria, charango, chillador, waqrapuku, clarín, pincuyllo, tinya, pito, wankar) y/o un conjunto de Q'aperos, que fusiona parte de una banda de guerra con parte de un conjunto típico indígena (pitos, quenas, wankar, cornetas, tambor redoblante, algunas veces trompetas).
Mulato y cholita bailando marinera con victrola en la Picantería Huaynapiccho.
Cartel sobre latón, anónimo,  primera mitad del siglo XX.  Col. Jaime Liébana
Foto tomada en la exposición "La caverna de la nacionalidad / Chicherías y picanterías en el Perú republicano"  [Centro Cultural Inca Garcilaso.  Lima, 26 jul-31 ago 2016]


Marinera popular cusqueña acompañada con arpa, quena y pampapiano.
Apunte de Mariano Fuentes Lira
[En: Cusco. Matices y colores.  Cusco : Municipalidad del Cusco, 2014]




Loreto-Ucayali

No solo en las ciudades sino en lo pequeños pueblos ribereños, las marineras han alegrado la dura vida de los habitantes amazónicos, tanto nativos como provenientes de lejanas tierras, quienes en su convivencia, han ido perfilando formas propias de expresar el mestizaje de su música y su danza.  La marinera en esta región, significa un triunfo del imaginario peruanista por tanto, nacionalista; debe haber llegado por esas tierras con las migraciones provenientes de la costa y la sierra durante el boom cauchero (1870-1920). Casi nada se han estudiado los estilos amazónicos  de  este baile de pañuelo, por ello, sólo voy a citar in extenso, un pasaje de la novela Sangama de Arturo Hernández (1942, 1ra ed.), ambientada en las riberas del Bajo Ucayali.  En este caso nos hace imaginar  cómo se baila en el pequeño pueblito de Santa Inés, una marinera  acompañada con bombo, redoblante y quena.  Primero sacan pareja los varones y después sacan pareja las mujeres; al final, se remata con un shimayshi, que no es sino un tipo de huayno proveniente de los andes.
  • -En la escalera de mi casa tropecé con el Matero que alegre esperaba.
    -Estamos de fiesta en casa de don Puricho -me informó- ¡Quedas invitado!
    -  ¡Magnífico! ¡Vamos, que tengo locos deseos de divertirme! —te grité; y como notara cierto asombro en su expresión agregué enfático: ¡Se acabó! ¡Se acabó! ¿Sabes? ¡Se acabó...! Pero pasa, hombre, que aquí tango una botella del bueno y te invito a que la despachemos juntos.
    - Ya era tiempo, hombre !¡ Así me gusta! - aprobó el Matero, alargando la mano para recibir la copa colmada que yo le ofrecía.  Su cara, llena de entusiasmo, empezaba a teñirse de ese color rojizo que la distinguía.
    Terminada la botella, nos dirigimos a la fiesta.  En la casa dé don Puricho, la jarana estaba ya en todo su punto.
    ¡Los hombres sacan pareja! —gritó alguien, y el Matero se apresuró a buscar la suya.
    La caña de la quena vibraba entonando una de esas marineras tristonas de la Montaña, acompañada de varios redoblantes y de un bombo que, en conjunto, marcando el compás del baile, hacían un ruido ensordecedor. El Matero, pasándose el pañuelo bajo las piernas, zapateaba incansable, como si quisiera resarcirse en ésa sola noche de todo lo que no había bailado durante la expedición. La gente aplaudía frenética. Uno de los más entusiastas cantó, acompañando a la quena:
    Mí corazón está alegre,
    dice que quiere bailar
    su marinera, su marinera.
    Dice que quiere bailar,
    por si mañana,

    se vaya, se ausente o se muera.
    La música y él canto me entristecieron hondamente. Fui a sentarme a un rincón, desde donde miraba envidioso la alegría desbordante que me rodeaba. Allí dentro de este tumulto, de esa gritería, yo añoraba conmovido los venturosos días que se fueron.
    -¡Ahora sacan las mujeres! - advirtieron varias voces
    -¡Don Abel! - me llamó uno tocándome en el hombro-. La señorita Trini desea tenerle por pareja
    [párrafos después viene el shimayshi]


    [Sangama / Novela de la selva amazónica.  Arturo Hernández.  Lima : Librería Juan Mejía Baca, 1950, 2da ed.,  pp. 303-304]  


//Marcela Cornejo



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Video:


Al amanecer - (Arequipa)
Autor: Manuel Velásquez
Canta: Manuel Velásquez con Genaro Veiga "El Cholo"
subido por Luiz Pareja  
Esta marinera tiene acordes y letras que sirven de base a la marinera conocida como Bella mujer, Sois Linda Sois Bella, o Eres Linda .  De acuerdo a este disco, grabado en 1931, el músico arequipeño Manuel Velásquez sería el autor.



Enamorado, loco, rendido
sufriendo frio por ti
ayayay, ay de mi
desde que te conocí
dentro del alma sentí
que eras toda para mi
Eres linda, eres bella
hermosa mujer
eres tú la estrella
que alumbra al amanecer
Al amanecer, tengo que volver
por mis tratos y contratos
con esa mujer
Porqué tu ya no me quieres, negrita
por qué te burlas de mi
ayayay, ay de mi
así son pues las mujeres
sus amores son padeceres,
para qué le conocí.


La musa (Arequipa)
Cantautor: Rafael Y. Toledo Dávila (El Trovero)
Charango: Jorge Andrés Abarca Rubianes
Subido por El Trovero
Quién puede ocultarse de esos dos luceros que cuando me miran tiemblo ayayay, son hechiceros Quién puede resistir tu piel canela cuánto ansío tenerte ayayay, la vida entera Ven aquí, quédate, mueve el polvo de la tierra coquetéame finamente ayayay, al compás de marinera que galante, yo estaré removiendo mi pañuelo viendo tus ojitos negros soñando con ser tu dueño [Si con versos yo pudiera conquistarte vida mía más de mil eescribiría y los haría marinera] Graciosa y resplandeciente esta es la prenda mía que fijada su mirada, da a mi cuerpo rebeldía Altiva pero coqueta me hacís perder la razón con esos ojitos negros robaste mi corazón Ven aquí, quédate, mueve el polvo de la tierra coquetéame finamente ayayay, al compás de marinera que galante, yo estaré removiendo mi pañuelo viendo tus ojitos negros soñando con ser tu dueño


Marinera moqueguana



Marinera parinacochana (Ayacucho)
Marinera popular con arpa y violin interpretada por  Los nevados de Pumahuiri (Director: Macedonio Acco Raqui)
subido por  CanalCoracora
 

Pasacalle, Marinera y Fuga de Huayno (Ayacucho)
Agrupación Jallmay



Marinera Cusqueña con fuga de huayno  (en "Orquestín")
Melódicos del Cusco
subido por Armando Tinco Farfán
 

Marinera Choccllolocc (Cusco)
Los Bohemios del Cusco
Subido por Producciones Apurimac


Marinera del q'orilazo (o hualaycho) (Chumbivilcas. Cusco)
Subido por PERUMUSICFULL



Marinera de Llucchubamba (Cajamarca)
Por: Los Engreídos de Llucchubamba 
Una marinera tocada con una concertina artesanal, hecha y tocada por don Gualberto Alvarez Olano
Tierra Fecunda. Música Campesina del Perú (Marcelo Thorrez López -notas de casete.  Lima : CEPES, 1986, vol. 1)
subido por ccolca






Temple de acero (Huancavelica)
Autor: Oscar Patiño
disco: Musuq Punchaw-Estampas Huancavelicanas
Interpretación: conj.  Cantos de vida




Perdóname (Puno)
Autores: Paul Becerra Maquera [musica], Edgardo Rodriguez [letra]
Centro Musical Augusto Portugal Vidangos
subido por KaticitaMiau



Oh Marinera / Los ojos de mi Cholita (Puno)
Compositor: Nestor Molina Galindo
 


Mix de marineras huaracinas con fuga zapateada de chuscada (del Conjunto Ancashino Atusparia) (versión campesina)
Elenco de danzas "Baila Perú"
Subido por Baila Perú



Marinera de Apurímac con fuga de huayno (con rondín, adaptación de "Quisiera que se muriera")
Los Rondines de Abancay
subido por Jaime Casquero
 

La sachavaca  (marinera amazónica)
Autor: Andrés Vargas
Ejecución: Cuarteto de Guitarras "Temple Diablo"
Dirección, Cámara y Edición: Angel Romero
subido por Angel Romero





Lista de audio:

Marineras de tierra adentro  (archive.org)
  1. Marinera ayacuchana  Charango: Julio Humala Lema - Disco: "Charangullay"
  2. Arriba los pañuelos (Ayacucho)  - album "los Cholos. Música y canto popular peruano" -  Los Cholos
  3. Marinera de Pausa  (Ayacucho) - album "Marineras" - Cuarteto de Guitarras Temple Diablo, conformado por Hugo Castillo, Claudio Tello, Omar Vargas, Pedro Rodríguez
  4. La Traidora - marinera arequipeña  compuesta por Benigno Ballón Farfán - interpretan Los Dávalos
  5. La chica que me quiera - marinera arequipeña popular  en arreglo coral de Carlos Sánchez Málaga, dirección de Manuel Cuadros Bar (Arequipa) - Camerata Vocale Orfeo
  6. Despertar Arequipeño - marinera compuesta por el charanguista Oswaldo Lima, del conjunto Los Mistianos
  7. La sureña - marinera arequipeña compuesta y ejecutada por el charanguista Angel "Torito" Muñoz Alpaca
  8. Baila cholita- marinera arequipeña, compuesta por Mariano Nicolás Reinoso (fuente: http://www.musicaperuana.com/espanol/marineras.htm)
  9. Quisiera que se muriera - marinera cusqueña interpretada por el charanguista Julio Benavente Díaz (casete: "Julio Benavente Díaz y su charango")
  10. Marinera chumbivilcana - marinera cusqueña interpretada por el Conjunto Illa
  11. No me olvides - marinera cusqueña compuesta por Roberto Ojeda Campana. Charango: Fred Arredondo. CD: "Agua Clara" (2008)
  12. Oh marinera (marinera de Néstor Molina) y Pankarita (huayño de Virgilio Palacios) - marinera puneña en interpretación por Los Cholos - álbum "los Cholos. Música y canto popular peruano"
  13. No sé - marinera puneña compuesta por Augusto Masias, e interpretada por el  Centro Musical Theodoro Valcarcel 
  14. Serpentina - marinera puneña compuesta por Eladio Quiroga e interpretada por el Trío Masías.
  15. Marinera Echandilla - marinera puneña compuesta por Víctor Echave e interpretada por el Centro Musical Theodoro Valcarcel
  16. Marinera puneña compuesta por Augusto Portugal Vidangos e interpretada por el Centro Musical Theodoro Valcarcel
  17. Marinera abanquina - marinera apurimeña interpretada por el Conjunto Apu-Rímaq
  18. Marinera de Cotabambas - marinera apurimeña interpretada por Los Amancaes de Cotabambas.
  19. Alegría huaracina - marinera de Ancash compuesta  por Romeo López  e interpretada por el Conjunto Ancashino Atusparia - album "Grandes éxitos del Conjunto Ancashino Atusparia" 
  20.  La pandillera - marinera y chuscada de Ancash, D.R. [hay influencia puneña] -  interpretada por el Cuarteto de Guitarras Temple Diablo
  21.  Cholita ancashina - marinera compuesta por Sergio Montes Guerrero e interpretada por el Conjunto Ancashino Atusparia - album "Grandes éxitos del Conjunto Ancashino Atusparia", Director: Juan Maguiña Gonzáles
  22. Baile Tierra - marinera cajamarquina popular recopilada por el charanguista Daniel Altamirano Olano.  Acompaña el Conjunto Sentimiento del Chinchipe - album "¡Baile Tierra!, expresión auténtica de nuestro pueblo" (Cajamarca, 2007)


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