febrero 04, 2021

"El yaraví en la historiografía y el popularismo del Perú"

Este breve ensayo sobre el yaraví como género musical de antigua raíz peruana, revela acertadas intuiciones del autor, pero también persistentes lugares comunes ya superados al presente  (como el de que todo yaraví deriva del harahui).  El estudio de este género poético-musical, en sus variantes  estilísticas regionales, es aún muy incipiente.
//MCD


Fuente:
Cultura Peruana / Revista Mensual Ilustrada
Lima :  Empresa Editora "La Crónica" y "Variedades" S.A.  Vol. XV, N° 90, 1955, s.p.
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El yaraví en la historiografía y el popularismo del Perú
Julio   Baudouin

 


Lamentó Guaman Poma no haber consagrado su vida a dilucidar lo que hay de dilucidable en el milagro indígena del Perú. Hijos del milagro, en efecto, parecen tanto la melodía quechua como el arte incaico del haraui.  Porque esta creación -expresión característica del alma peruntina- se diría pretexto para dar salida a sus desbordantes sentimientos estéticos. Esos cantos de amor y elegía, considerados por los conquistadores como un sentimiento general de dolor, tuvieron sus autores anónimos, poetas encendidos por el fuego romántico, que escriben versos, juglares del Imperio del Tahuantinsuyo. Son versos de amor con quejumbre de pena.

El haray haraui en el suelo sagrado de los Incas, adquiere madurez y por consiguiente preponderancia. El haraui -canción nacional del Imperio- se impuso, pues desde el palacio hasta los tugurios de los pampai runas [que] se entusiasmaban mediante los resortes exclusivos de esta modalidad del canto popular. No puede pedirse mayor audacia, ni mayor portento artístico.

La historia del yaraví no ha sido escrita aún, ni podría serlo, mientras no se estudien sus caracteres: génesis del haraui. Es sabido que, nuestro país conserva su música y sistemas cuyos caracteres no han sido tratados.

La musicología ha tenido que ocuparse antes, forzosamente, de las fuentes históricas, no sólo con el propósito de establecer la verdad, sino también para re-valorizar numerosas obras y autores injustamente olvidados. En nuestra opinión, podemos ubicar el haraui como música primitiva o etnográfica, y el yaraví  -fenómeno derivado del anterior- como expresión folklórica, con sus combinaciones y estilizaciones sufridas a través del tiempo.

Los cronistas -entre ellos Cieza de León, Polo de Ondegardo, Betanzos, Molina, Valera y el cronista soldado Bernal Díaz del Castillo- le dedicaron al haraui atención y elogios. Los historiadores en la Colonia se preocuparon bien poco del canto popular indígena. Algunos viajeros europeos, aprendieron en forma práctica, sencilla y amena, los rudimentos de la técnica musical del yaraví, llevando al Viejo Mundo unas piezas de colorido aparatoso, si bien de discutible profundidad. Es que a una concurrencia foránea habría que dársele explicaciones sumarias sobre la estructura y significado de la obra. Mi padre -a mediados de 1922- escuchó en París, un yaraví estilizado, ejecutado por artistas franceses, en un programa que, en su totalidad fue inadecuado para una educación desprovista de antecedentes al respecto.

El yaraví indio entra de lleno en la historia de la música peruana y si nos remontamos a las investigaciones acústicas del haraui, llegaríamos al laberinto que engendra la música popular que, no ha sido escrita aún ni podrá serlo, mientras no se estudien concienzudamente, como dije líneas más arriba de este esbozo.

Lo que produce sensación especial de tristeza al oír el yaraví, ejecutado en el conjunto instrumental de quenas, débese no sólo a la acentuación sino a la diferencia de timbres que entraña. Son muy conocidas las opiniones de algunos historiadores de la música con respecto a la capacidad musical de los aborígenes y de todos los pueblos primitivos en general para que abundemos en este artículo, titulado: "El Yaraví en la Historiografía y el Popularismo del Perú".

Para penetrar en el secreto del haraui indio, el yaraví mestizo o melgariano, y llegar a conocer las influencias extrañas que han contribuido a la formación del yaraví estilizado, es menester conocer que, los autores más han intuido y a veces penetrado en las distintas características de la percusión y los períodos rítmicos; aunque sin llegar totalmente al fondo de la cuestión.

En muchos lugares del país, en las audiciones pueblerinas de indios, nos ha sido indispensable entregarnos sin reserva a ese ritmo durante ratos muy largos descartando toda clase de intervención de la inteligencia discursiva. Un perito norteamericano -en el Cuzco, a fines de 1944- me decía que, el dinamismo del transcurso rítmico se asemeja a la columna de agua de un surtidor. Posteriormente al escuchar cincuentidós yaravíes, ejecutados en una caña, que en algunas aldeas enclavadas en el Callejón de Huaylas, los indígenas llaman chisca, pude afirmar que su vivencia sólo se alcanza por el método intuitivo o directo, mediante el cual se percibe en seguida toda la rítmica como una forma entera y un movimiento indivisible.

Al tratar del yaraví en la Historiografía cabe pensar -no aventuradamente- que historiadores foráneos y de puertas adentro, al investigar aspectos históricos, en propio campo, tuvieron necesariamente que reparar en la libertad del fenómeno sonoro, del fenómeno musical en nuestros indios, llegando a sospechar que las mil formas del yaraví -los haray haraui tristísimos- son la resultante de una antiquísima manera de expresar en el cantar, su estado de ánimo, y esta deducción lógica nos condujo a buscar en las distintas obras de los investigadores e historiadores, la mención de dicha característica musical.

 Nosotros en muchas oportunidades hemos oído yaravíes en chisca, arpa, quena, guitarra y charango, ésta última modalidad adoptada exclusivamente en el solar de Huamanga. Es costumbre en innumerables casos improvisar la letra. La improvisación, es harto sabido, no es nunca absoluta sino que obedece a temas tradicionales y utiliza a veces giros melódicos y versos de todos conocidos. La base de ella está en esa vértebra de transmisión oral; pero el improvisador, el trovero de genio tan sólo se apoya levemente en esa base, dejando a su imaginación la realización integral del canto. De esto resultan las maneras peculiares, típicas mejor diremos, de interpretar un yaraví y con ello las distintas formas del canto popular en el Perú.

Llegamos a la conclusión: la forma llana de interpretación del yaraví, es para nosotros un romance cuyos versos asonantes hilvana un largo canto tradicional. En nuestro país se cantan estos versos con música de movimiento llano, sin saltes, lo que resulta monótono; pero que sirve para "decir", para contar un hecho a veces romántico, otras de leyenda, o de acontecimientos locales.

En este ensayo de interpretación sobre el yaraví, queremos anotar que el haraui no ha pasado desapercibido a nuestros cronistas coloniales, a los historiadores modernos, ni mucho menos a los historiógrafos contemporáneos, pues siendo un fenómeno altamente sugestivo que está relegado al olvido, por la carencia de transcripciones y estudios dedicados exclusivamente a esta modalidad del canto popular peruánico.

Ventura García Calderón en palabras liminares a la Enciclopedia Peruana, hace recuerdos de haber escuchado el tono triste del yaraví. Otros intelectuales de cartel y caballeros de industria repararon en el monótono haraui, llegando a creer, como es en realidad que el yaraví es la prolongación del haray haraui. La simple y tradicional historia que se basa en documentos escritos, hasta la etapa actual de la investigación sonora, confirman este aserto, que el yaraví deriva del primitivo haraui.

Al tratar del yaraví en el popularismo del Perú, cabe señalar la continuidad de transcribir letra de yaravíes en múltiples expresiones, en el cuento en la novela y en el relato popular. El popularismo considera este aspecto social de nuestra música aborigen estilizada o no, porque de otra manera sería persistir en una falla histórica que esa actitud entraña. En cuanto a las estilizaciones podemos afirmar que, la música, como ejemplo cultural que es, vivo y siempre renovado, no debe imaginársele como un cuerpo sólido integrado definitivamente en tal o cual momento, sino más bien como una sutil gasa aérea, propicia a todas las mezclas y capaz de todas las formas. El pueblo parece haber intuido algo de esto, cuando afirma que la música no se aprende nunca. Así, ni se aprende, ni se aprehende, ni se aprehenderá jamás.

En un sentido general, jamás se podrá lograr más que burdas imitaciones de la libertad musical que caracteriza a los pueblos autóctonos. Sin embargo, es consolador, el hecho de que todos estamos convencidos de nuestro arte. Y perdónesenos la exaltación casi polémica de este final, en la que nadie tiene la culpa, sino en el yaraví peruano que remueve hasta las más recónditas fibras del espíritu.


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Enlaces

Poética al pie del volcán: El yaraví melgariano

Notas para una biografía del yaraví - Raúl Porras Barrenecechea

Historia y leyenda de Mariano Melgar - Aurelio Miró Quesada Sosa

Yaravíes

 

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Audio

Con que al fin habéis tomado...  - Arequipa, yaraví melgariano
Dúo Salas-Marroquín (El "Chogray" Salas y el "Panza i cuero" Marroquín))


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Yaraví y huayno - Cusco
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Yaraví N° 8 (de 20) - Arequipa, formato académico
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Interpretación:  Javier Echecopar (guitarra); Josefina Brivio (voz)
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